— No, no existe. Es más, en el sistema federal están los "asimilados", que son civiles que tienen algún familiar dentro de alguna fuerza. Por eso se los suele detener junto a ex uniformados. Muchos de ellos son, lo que se llama en la jerga policial "cachivaches". Cada veinte o treinta minutos era testigo de alguna pelea y uno no sabía en qué momento podría ser agredido.
— ¿Sufrió hechos de esa naturaleza?
— No. Fui testigo viendo que ocurrían a cada rato. Los detenidos por delitos contra la integridad sexual no son queridos por las poblaciones carcelarias, entonces también los llevan a los pabellones de ex uniformados y aún así las agresiones con ellos eran permanentes.
— ¿Estuvo en celdas individuales?
— Sí, aunque el resto de los espacios y actividades se comparten. Como el salón donde se comen alimentos recalentados porque es lo que lleva la familia y uno guarda en un freezer. Imagínese que yo estaba autorizado a recibir visitas sólo cada 21 días. La comida en el penal de Ezeiza era buena porque era de catering, pero la de Marcos Paz, incomible.
— El sistema penal establece que nadie puede estar preso más de 2 años o 3 como máximo sin condena firme. ¿Qué sintió al cumplirse esos plazos?
— La sensación de libertad la tuve cuando iba a cumplir los 3 años tras las rejas. Fue una decepción enorme enterarme de la confirmación de una nueva prórroga, pero era otro contexto político en ese momento y sabía que no podía hacerme ilusiones. La entonces Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, era la que movía los hilos de los títeres.
— ¿Usted dice que la misma Procuradora Gils Carbó en persona estuvo detrás de su detención?
— No tengo ninguna duda. Fíjese que a la doctora (Liliana) Bettiolo, quien fue la primera fiscal de la causa, la removió por el simple hecho de no haber apelado la falta de mérito que me dictó el juez (Carlos) Vera Barros. La doctora Bettiolo declaró en las audiencias del juicio que no lo hizo porque no tenía elementos para hacerlo y que iba a tratar de reunirlos para poder hacer algo. Iba a seguir investigando, pero fue removida y Gils Carbó mandó a dos fiscales integrantes de la agrupación ultrakirchnerista Justicia Legítima que integran jueces, fiscales y camaristas. Si se mira con atención, todos los fiscales que estuvieron en mi causa fueron ascendidos desde esa gestión: (Juan Patricio) Murray, (Federico) Reynares Solari y hasta (Adolfo) Villate, que fue quien acusó al fiscal José Campagnoli. Está la declaración del fiscal General de la Cámara Federal de Rosario, el doctor Claudio Palacín, quien dice que Gils Carbó lo llamó a su despacho y se quejó de lo hecho por Bettiolo pidiéndole su remoción.
— ¿Usted supo desde un primer momento que estaba siendo el supuesto chivo expiatorio para una operación política o eso se le fue evidenciando con el tiempo?
— Lo intuí desde un principio. Basta remontamos al viernes 19 de octubre de 2012, cuando a las 6.30 me llama el ministro de Seguridad (Raúl) Lamberto y me pide explicaciones porque tenía un móvil de la TV Pública en la puerta de su casa. En Página/12 ese mismo día había salido la nota que me inculpaba, me informó el ministro, y en la que decían que yo había chequeado con mi clave una patente de un vehículo de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y salía hablando con un narco. La TV Pública llegó a la casa del ministro antes que él y yo supiéramos nada y antes de que el diario esté en Rosario. Y el diario salió anunciando que yo sería detenido.
— ¿Qué hizo usted ante la novedad?
— Le aseguré al ministro que yo no tenía clave y que chequear una patente, aunque fuera de un auto oficial, no era delito. Que aunque yo no lo había hecho era algo que estaba entre las funciones rutinarias de la policía. Y, sobre todo, que estuviera tranquilo que yo no tenía trato con narco alguno. Cuando llegué a Jefatura estaban todos los medios periodísticos, leí el diario y firmé mi renuncia. Ya a esa altura era todo un escándalo, yo ya no podía conducir ni un autito chocador. Llamé al juez federal (Marcelo) Bailaque, porque entre otras mentiras el diario decía que era él quien tenía la causa, y le pregunté si iba a pedir mi detención para presentarme. Pero Bailaque había rechazado el pedido de la Fiscalía reclamando más fundamentos. La Fiscalía dejó pasar más de 20 días y cuando sale publicado en Pagina/12 solicitando mi detención, dice, "debido a la trascendencia pública" y desiste de la orden de allanamiento por cuanto devenía en improcedente. El pedido de arresto se presentó a las 15.40. Fuera de horario y tampoco cumpliendo argumentos como había pedido Bailaque. Sale el pedido de detención en el diario y después la fiscal pide mi detención. Yo digo que me detuvo Pagina/12 por órdenes políticas. Bailaque me dice que no tiene nada en contra mío. Presenté un habeas corpus, pero como no había nada en contra mía lo rechazaron. Pero a la tarde salió el pedido de la detención. Fui y renuncie el cargo.
— ¿Cuál fue la actitud del gobierno provincial en ese momento?
— Recuerdo que el doctor Binner me salió a defender en ese momento y hubo un grupo minúsculo de periodistas que bancaron porque no creyeron que yo estuviera involucrado en lo que se atribuía. Yo pasé todos estos años leyendo la causa y me la sé de memoria foja por foja. Y respondí argumento contra argumento.
— ¿Formal o informalmente el poder político santafesino se ha comunicado con usted en estos años?
— Para nada. Silencio de radio. No sé si decir que me soltaron la mano o que se lavaron las manos desde el gobierno. Pero tampoco hubo contacto con gente de ningún otro partido político.
— ¿Qué hubiera esperado que hiciera o dijera el gobierno provincial?
— Lo que están diciendo ahora. Que yo, inocente como yo se que soy o con las dudas que a ellos se les hubiesen presentado, se hayan dado cuenta que era el instrumento de una campaña del kirchnerismo para desprestigiar al doctor Binner, que se alzaba entonces como referente opositor. Yo había tenido un duro cruce con (el secretario general de la Presidencia,Oscar) Parrilli cuando detuvimos una camioneta ploteada como perteneciente al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación con drogas. Él quería que dijera que estaba camuflada pero que no era un vehículo oficial, y yo tenía informes sobre multas que decían lo contrario. Después viene lo del diputado kirhnerista Andrés "El cuervo" Larroque que habla en el Congreso de "narcosocialismo" y otros ataques así. La evidencia era que el socialismo tenía preso a su jefe de policía por encubrir narcos por más que hubiera sido todo una mentira armada por el gobierno nacional.
— ¿Qué le sugiere que los principales referentes del oficialismo lo digan ahora?
— Si ellos eligieron al jefe de policía se suponía que sabían a quién eligieron. Y aun así no lo respaldaron. Pero yo no pertenezco al partido de gobierno santafesino, por eso no tengo nada para reprocharles. Tampoco pertenezco a algún otro partido.
— ¿Qué hubiera pasado si lo hubieran apoyado?
— Tal vez no hubiera estado preso 5 años y 4 meses, en realidad 1.938 días. Insisto: no reprocho nada porque tampoco les pedí ni les debo nada.
— ¿Qué dice acerca de la condena de (Néstor) Fernández, el ex jefe de la Brigada de Drogas Peligrosas de la Unidad Regional VIII y titular de la clave que para la Fiscalía usted había usado para chequear la patente de un vehículo de la Policía de Seguridad Aeroportuaria?
— Es un exceso. Controlar patentes es parte de lo que hace la policía. Es decir, si hay algún reproche puede ser administrativo, pero no de naturaleza penal. Tampoco existe vínculo entre Fernández y Ascaíni. Pasa que la PSA era la verdadera cómplice del narco Ascaíni, a quien me endilgaban proteger pese a que le inicie tres investigaciones directas que me ordenaron concluir y una indirecta, sobre lo que expuse en detalle en el juicio. Enumeré las mentiras de la Fiscalía y llegué a la letra Z. Es decir use todo el abecedario y tuve que repetir la Z.
— ¿Espera que la Fiscalía apele este absolución?
— La diferencia entre lo que dijo el Tribunal Oral y los 15 años que me pidió el fiscal es tan enorme que pienso que lo hará.
— ¿Esperaba ser absuelto?
— No. Sí creía que saldría en libertad, porque si me pedían 8 años computando los que estuve preso tenía que salir de inmediato.
— ¿Tuvo tiempo de pensar qué va a hacer en el futuro?
— Aún es muy prematuro. Por ahora quiero disfrutar de mi familia y recuperar algo del tiempo perdido. Después seguramente me pondré a estudiar Ciencias Económicas o Derecho. Es algo que tengo que pensar.