Un cruce de palabras y una pelea a las piñas que “se fue de las manos” derivaron en el crimen de Brian Ezequiel Toloza en febrero de 2020. El joven, de 24 años y padre de cuatro hijos, fue enfrentado a golpes de puño por un vecino que en una pausa de la contienda entró a la casa de una mujer señalada como vendedora de drogas del barrio, salió con una pistola calibre 9 milímetros y le disparó al pecho mientras el muchacho abría los brazos y gritaba “si tenés huevos, tirame”. Por ese hecho, Néstor Antonio Maturano, apodado “Sapito”, llegará a juicio oral como autor del crimen con un pedido de 15 años de prisión.
Esa es la pena que solicitaron ayer los fiscales Patricio Saldutti y Ademar Bianchini en la audiencia preliminar al debate público por el homicidio ocurrido en el barrio que se conoce como “La antenita” o “La chanchería”, una barriada humilde que se erige al oeste del cruce de Mendoza y Wilde, en cercanías del barrio Tango. Ese ataque, que arrancó como un simple cruce de palabras, dejó al desnudo una trama narco: los vecinos contaron que el agresor era soldadito de una vendedora de drogas ligada a la banda de Los Monos que le entregó una pistola 9 milímetros al homicida y lo ayudó a escapar en auto.
Los fiscales solicitaron una condena de 15 años de prisión como autor de un homicidio agravado por el uso de arma y la portación ilegal de la pistola. El juez Hernán Postma admitió la acusación fiscal, dispuso una prórroga extraordinaria de la prisión preventiva de Maturano y ordenó la apertura a juicio ante un tribunal pluripersonal, en tanto que la defensa del acusado expresó objeciones al monto de la pena requerida por los fiscales.
El crimen fue el 19 de enero a la 0.50 en Nochetto al 1100, en zona oeste de Rosario. Los fiscales acusaron a Sapito de haberse enfrentado a golpes de puño con Brian Toloza, y tras ser separado por familiares de la víctima, “haber ingresado al domicilio de Gisela Bocutti”, de donde salió con un arma calibre 9 milímetros de color negro con la que le disparó al pecho al muchacho, quien murió a causa de una grave lesión pulmonar.
El homicidio posó la lupa de los investigadores sobre un búnker de venta de drogas que según los vecinos controlaba “La Gi”, como le dicen a la pareja del condenado como referente de Los Monos Leandro Vilches, imputada en libertad en una causa federal por narcotráfico que se desprendió del caso Los Patrones. En esa investigación está acusada de consolidar en la calle, ante órdenes de su pareja en prisión, actividades de comercio de drogas.
Familiares de la víctima denunciaron entonces que esta mujer controlaba un sector de pasillos en U entre las calles Nochetto, Presevero y Gallego y precisaron que Sapito vivía al lado de su casa. También dijeron que la mujer entraba y salía del barrio con custodia policial y además retiró en un auto a Sapito de la escena del crimen.
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Toloza tenía 24 años, era padre de cuatro niños, se dedicaba a la jardinería y junto con su esposa Gimena trabajaba en el mantenimiento de grandes áreas parquizadas como el country Carlos Pellegrini y un complejo en la avenida Jorge Newbery. Era el segundo de ocho hermanos y había crecido en la zona de la avenida Las Palmeras, en el límite entre Rosario y Pérez. Dos semanas antes del crimen se mudó con su familia al barrio donde lo mataron.
La noche del 19 de enero Brian fue a jugar a la pelota con su padre y sus hermanos a una canchita de la zona oeste. Cuando volvió, vestido con un short, botines y sin remera, fue a comprar un porrón y se quedó un rato con otros cuatro familiares en casa de una cuñada en Nochetto al 1100. Cerca de las 23 salió a fumar con una vecina y un chico de 15 años “soldadito de esta mujer y que parece de 11 de tanta droga que le dan”, según contó por entonces a este diario la cuñada de Brian. En ese momento pasó Sapito en bicicleta. “Sapo lo miró medio mal a Brian, se ve que se conocían, yo no lo sabía”, contó la mujer.
En el legajo fiscal consta que Brian fue el primero en hablar: “¿Qué onda Sapo?”, lo encaró. Y éste respondió: “¿Qué onda con qué, Brian? ¿Vos te la aguantás?”. Toloza no se intimidó: “Sí, más vale”, contestó, y se agarraron a las piñas. Sus familiares y quienes atestiguaron en Fiscalía dijeron que los jóvenes no tenían problemas ni hostilidades previas. Sólo que uno desafió al otro a pelear y “la pelea se fue de las manos”.
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Primero Brian le pegó dos piñas a Sapito, que cayó al suelo. La cuñada y un sobrino intercedieron para evitar que la pelea pasara a mayores y Sapito se fue a su casa. Pero enseguida volvió con una varilla de hierro. La cuñada de Toloza logró quitársela. “Sapo, ¿por qué lo desafias a pelear si no te la aguantás?”, lo increpó. Luego, con su sobrino alzaron a Brian para sacarlo a la fuerza del lugar pero él logró soltarse y volvió a la esquina.
"Sapito fue a la casa de la Gi. Esta chica le pasa un arma de fuego. Todos lo vimos, entonces Sapito regresó caminando con el arma en la mano y lo apuntaba a Brian y cuando lo tuvo cerca le disparó. Después de que le tiró a Brian se fue en bicicleta y a una cuadra la Gi lo cargó en su auto", que según otros testimonios es un Peugeot 206, dijo uno de los testigos que declararon en el expediente.
“Soltá el arma, cagón”, gritaban los familiares y vecinos de Brian. Pero éste no se asustó: "Si tenés huevos tirame", gritó Toloza mientras abría los brazos. Un certero disparo 9 milímetros le dio en el centro del pecho. "Cuando recibió el tiro se dio vuelta, me miró y cayó al piso. Comenzó a toser, le salía sangre por la espalda, pedía ayuda", contó su compañera. Como no llegaba la ambulancia lo trasladaron en una chata hasta el Policlínico San Martín, donde murió.