El poder de una banda también se mide por la capacidad de fuego que tenga. El poder para dañar al adversario. El poder de sembrar pánico. El poder de muerte. Pistolas ametralladoras, pistolas reformadas para disparar ráfagas o ametralladoras de fabricación nacional. Armas que más allá de su estado de conservación dan al brazo armado un salto de calidad en su poder de fuego. En la calle se las conoce como "la metra". El domingo a la tardecita disparos en ráfaga sacudieron los monoblocks del barrio Municipal a la altura de Alice y Olegario Víctor Andrade, un vecindario acostumbrado a escuchar detonaciones a lo largo de las últimas dos décadas. Pero esta vez el estruendo fue escalofriante, aun para vecindades acostumbradas a diferenciar tipos de armas a partir del silbido de los proyectiles.
“Llegaron en dos autos, con chalecos y barbijos. Y de la nada empezaron a disparar con metra. No sé cuántos balazos, pero deben haber sido entre 50 y 70”, explicó una vecina en inmediaciones del monoblock E-7. Maximiliano Ezequiel Ruíz Díaz, de 17 años, recibió la peor parte. Fue alcanzado en tórax y abdomen, trasladado al Roque Sáenz Peña. Murió a poco de llegar trasladado por vecinos. Ezequiel A., de 33 años, recibió impactos en sus piernas y quedó internado en observación en el citado centro de salud. En la escena se recolectaron al menos 40 vainas servidas calibre 9 milímetros.
Según con quién se hable sobre el ataque en el Municipal, también reconocido como “Pimpilandia” (porque allí vivía el asesinado barra de Newell's Roberto "Pimpi" Caminos), las armas utilizadas en el asesinato de Ruíz Díaz fueron una pistola ametralladora o pistolas 9 milímetros “ametralladas”, como se las reconoce debido a que fueron modificadas para disparar en ráfaga con sólo jalar el gatillo. Un arma que pierde precisión pero gana en un demencial poder de fuego en el que el gatillero solo debe direccionar la lluvia de plomo hacia su objetivo. Los vecinos de las barriadas puestas bajo fuego diferencian que tipo de arma fue usada.
“Primero se escucharon cuatro disparos de pistola. Y después ráfagas de metra. Era metra mal lo que usaron”, explicó el viernes por la tarde un vecino en inmediaciones de Buenos Aires y Alzugaray donde fue ejecutado a balazos Juan Emanuel Cortéz en el interior de su VW Voyage estacionado en el Barrio de la Carne.
Década armada
Durante la última década la ciudad se sumergió progresivamente en luchas a sangre y fuego. Primero fue para ganar territorios en el marco de la narcocriminalidad en manos de pocas grandes bandas. El asesinato de Claudio “Pájaro” Cantero, líder de Los Monos en mayo de de 2013, llevó esa lucha al modo venganza. La detención y muertes que generaron esos años _2013 a 2015_ hicieron crecer la cifra de homicidios hasta superar los 200 asesinatos anuales.
Desde ese tiempo hasta el presente la lucha volvió a ser, otra vez, la pelea por ganar territorio para la venta de droga que tiene como protagonistas a los viejos nombres de las grandes bandas y a segundas y terceras líneas que supieron pertenecer y que hoy luchan por mantener el hombre que se ganaron a plomo y fuego. Esas luchas llevaron a que el parque de armas en el mundo del hampa no solo creciera en cantidad sino también en calidad.
Así se pasó de la casi nula presencia a finales de la década pasada de pistolas ametralladoras o ametralladoras a que hoy en día sean armas visibles en los enfrentamientos callejeros. Todas calibre 9 milímetros. Para matar o para la intimidación pública. Las primeras que vieron la luz pública fueron ametralladora de fabricación nacional, la pistola ametralladora PAM (hecha en la Fábrica Militar de Armas Portátiles Domingo Matheu en las décadas de 50 y 60 del siglo pasado) o el subfusil Halcón (década del 60).
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“Son armas viejas que se produjeron en Fabricaciones Militares, y tienen una antigüedad superior a los 20 años. Muchas están en mal estado. Claro está que si te disparan con eso es muy posible que el resultado sea la muerte”, semblanteó un jefe policial a mediados de 2015 cuando en nueve meses se incautaron siete “metra” FMK3, Halcón y PAM.
La que está perdurando en el tiempo es la FMK3, pistola ametralladora desarrollada en la década del 70 por fabricaciones militares, que potencialmente podría disparar seiscientos cincuenta proyectiles 9 milímetros por minuto. Es la pistola ametralladora que utilizan la mayoría de las fuerzas de seguridad nacionales y provinciales, entre ellos la santafesina. Tienen un alto poder de fuego. Utilizan cargadores de 25, 32 y 40 proyectiles de 9 milímetros. Puede o no ser utilizada con su culatín, lo que le permite al tirador un disparo más preciso. A integrantes de las bandas de Los Monos, Los Funes, “El Brujo” Ungaro, “Teletubi” Acosta, Esteban Lindor Alvarado, Brandon Bay, entre otros, se les secuestraron “metras” FMK3.
En los últimos cinco años en las calles rosarinas comenzó a visualizarse con mayor frecuencia el uso de la “pistola ametrallada” como se reconoce a la 9 milímetros a la que, al menos en la marca Browning, armeros barriales reforman el fiador del percutor, pieza que retiene al martillo cuando se monta el arma. Así la 9 milímetros pasa de disparar tiro a tiro a hacerlo en ráfaga, como una pistola ametralladora sin serlo. El contratiempo es que una vez que se jala el gatillo la pistola escupe todo lo que tiene en su cargador. Gana en cantidad de disparo aunque pierda en precisión. Estas pistolas tienen cargadores de 13 (Browning), 15 o 17 (Taurus).
Y para sumarle agresividad a la pistola “amartillada” le agregan cargador largo o extendido de una pistola ametralladora. Así pueden disparar hasta 40 proyectiles. “El que disparó sacó la mano, y ahí se vio que era una pistola con cargador largo (de pistola ametralladora), y disparó al bulto. Era para cualquiera que estuviera ahí. El pibe nada que ver. Después de que se la puso, el que disparaba metió la mano adentro del auto, recargó y el Onix salió de pique. Se fueron disparando al aire y hacia atrás”, explicó un testigo del asesinato de Franco Nahuel Graseano, ocurrido la noche del 17 de septiembre en Felipe Moré y French, barrio Empalme Graneros. La descarga de plomo terminó con la vida de Graseano en 4 segundos según una cámara de videovigilancia.
Para el impacto visual suelen colocarle un “kit de conversión Roni”, fabricado por la empresa Saigo, en el que la pistola calibre 9 milímetros puede transformar su apariencia, a partir de un complemento fabricado en aluminio y polímero, en un subfusil con una empuñadura, un culatín, mira, linterna y un espacio para poner un segundo cargador. Con un kit de este tipo el ministro de seguridad de provincia de Buenos Aires Sergio Berni intervino en una protesta sobre la autopista Riccheri, en jurisdicción de la localidad matancera de Villa Madero, en junio pasado. “El kit te transforma una pistola en un subfusil. Y no es lo mismo que te apunten con una pistola que lo hagan con un fusil. En ese momento el impacto es doble”, explicó un policía consultado.