Sobre los escombros de los puntos de venta de drogas que supo regentear Olga “La tata” Medina en los barrios Parque Casas y La Esperanza emergió la denominada banda de “Los Mellis”, una pandilla de bajo perfil que al menos durante el último año y medio supo moverse en un territorio altamente convulsionado y violento para hacer de la venta de estupefacientes su negocio rentable. En ese marco, la noche del jueves efectivos de Prefectura Naval y de la Policía Federal Argentina realizaron una serie de 37 allanamientos enfocados sobre tres hermanos, dos de ellos jugadores de futsal del Club Atlético Rosario Central en el campeonato división de AFA, quienes serían los líderes del grupo. Pero de los hermanos, dos de los cuales son mellizos y le dan nombre a la banda, sólo Ivo D. fue localizado y detenido junto a otras siete personas. Todos fueron indagados ayer por el fiscal federal Javier Arzubi Calvo, quien los acusó por tráfico de estupefacientes agravado por la intervención de tres o más personas en forma organizada, y quedaron a disposición del juez federal Marcelo Bailaque, quien tiene diez días hábiles para resolver si procesa o no a los sospechosos.
Fuentes oficiales indicaron que, durante los allanamientos, se desarticularon ocho bocas de expendio y un lugar donde el grupo acopiaba la droga.
Un botón de muestra de la banda de Los Mellis está dado en que uno de los puntos de venta allanados es histórico y repetido en las crónicas policiales y está ubicado en Cavia y Ghiraldo. Según los vecinos, allí se vende droga desde hace al menos dos décadas. Ese puesto se encuentra a menos de 300 metros de otro mojón de referencia en la venta de drogas en la zona de Parque Casas y La Cerámica: el búnker que se levanta en Ghiraldo y Boedo.
Con sólo poner en los buscadores web esas direcciones se podrá acceder a noticias del ayer que marcan la belicosidad y violencia que se vive en ese trozo de tierra que parece abandonado de la mano de las estructuras estatales municpal, provincial y nacional. Tanta es la acumulación de incidencias y allanamientos sobre la boca de expendio de Cavia y Ghiraldo, el propio fiscal Arzubi Calvo reclamó que el lugar sea puesto a disposición de la provincia para darle una utilidad pública y social.
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El miércoles al caer la tarde efectivos de las divisiones antinarcóticos de Prefectura Naval y la Policía Federal comenzaron un operativo que abarcó 37 allanamientos en el contexto de una investigación que comenzó, según se precisó oficialmente, hace un año y medio. El foco de la pesquisa estaba dado en la figura de tres hermanos: Lautaro, Alejo e Ivo D., los dos últimos mellizos y jugadores de futsal del equipo de Rosario Central que perdió la chance de ascender a la primera C frente a Estudiantil Porteño en las semifinales que se jugaron hasta el 4 de diciembre pasado.
Según informaron fuentes allegadas a la causa, Ivo fue detenido en su casa del barrio Parque Casas; Lautaro no estaba en su domicilio de La Cerámica; y Alejo huyó por los techos de su vivienda ubicada a una cuadra de la casa de Ivo. Cuando los efectivos federales irrumpieron en la propiedad estaba el acondicionador de aire aún encendido y una ventana abierta.
Ostentosos
“Estos pibes eran ostentosos. Iban a los partidos de futsal en vehículos de alta gama, muy vistosos. Son pibes de 25 años o menos y era imposible que alguien no se preguntara quiénes eran o de qué laburaban. En el ambiente del futsal el comentario es que ellos pagaron las obras de pintura en el playón del estadio de Rosario Central para que se pudiera jugar futsal ahí”, contó un conocedor del deporte en Rosario.
Otro de los engranajes buscados por la investigación era Franco Oscar “Fran” G., otro sospechoso al que le gustaba pasearse en autos de alta gama. Este muchacho tampoco pudo ser encontrado en su vivienda y de acuerdo a la hipótesis fiscal, entre estos cuatro nombres están los integrantes de la cúpula y los financiadores de la banda, aunque Ivo sería el menos influyente a la vista de la fiscalía. En ese sentido, remarcaron que el fiscal Aruzbi Calvo había solicitado la captura de 19 personas, de las cuales 11 continúan prófugas, entre ellos Lautaro y Alejo D. y Fran G.
Los investigadores indicaron que, además de las detenciones, se incautaron 500 dosis de cocaína, cerca de 2 millones de pesos, 4.300 dólares, varias armas de fuego y municiones de distintos calibres. También se indicó que se desarticularon ocho puntos de venta de drogas y uno de acopio, todos ellos en residencias ubicadas en los barrios Parque Casas y La Cerámica.
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Desde hace al menos una década buena parte de los barrios Parque Casas, La Cerámica y Cristalería se convirtieron en territorios en pugna y bajo fuego, principalmente después de la caída de Olga Beatriz “La tata” Medina, una mujer de 55 años que este año fue condenada dos veces por la Justicia Federal. La última por el Tribunal Oral Federal 1, a principios de este mes, que fijó una pena unificada de 8 años y medio de prisión por tráfico de estupefacientes.
En este último juicio junto a ella debieron sentarse en el banquillo los prófugos Esteban Enrique “Pinky” Rocha y Brisa Milagros Leguizamón, los novios que celebraron su fiesta de casamiento el 29 de enero de 2022 en Ybarlucea, madrugada que terminó con el triple crimen de los invitados Iván Maximiliano Giménez, su pareja Erica Vanesa Romero y su pequeña hija Elena, de un año, emboscados al salir de la celebración.
La Tata debió afrontar, desde que fue detenida en octubre de 2014, la presión sobre sus dominios del asesinado Emanuel “Ema Pimpi” Sandoval en alianza con Hernán Ramón “Lichi” Romero. El primero de ellos fue ejecutado el 25 de octubre 2019 en una casona de La Florida en la que cumplía arresto domiciliario; el otro está preso desde julio de 2017 acusado de encabezar una banda familiar dedicada al polirrubro delictivo.
Tras la salida de circulación de esos delincuentes fue el tiempo en el que entraron a pelear en el territorio Lucas Sandoval con el remanente de gente que lideraba Ema Pimpi, su hermano; y también Marcelo “Coto” Medrano y su hermano Matías. Pero Lucas Sandoval cayó preso en septiembre de 2018; Coto fue asesinado a sangre fría en septiembre de 2020 en Granadero Baigorria; y Matías está preso desde marzo de 2018.
Así las cosas, la zona continuó sumando jugadores en la guerra de sucesión: la banda de Iván y Lautaro por un lado y Tania Rostro y una franquicia de Los Monos en manos de Gustavo “Toro” Martinotti por otro. Pero Rostro fue apresada en julio de 2020 acusada de liderar otra banda polirrubro y el Toro está tras las rejas desde mayo de 2019. En los últimos meses apareció en escena una banda que se hace llamar El Churrasco, como también se conoce al barrio La Cerámica, que intenta unificar territorios y puntos de venta.
Y como si faltara algo aparecieron Los Mellis, un grupo de perfil bajo y que no ejercía violencia en el territorio. La pregunta que quedó flotando es: ¿Cómo hizo esta banda para sobrevivir en ese escenario sin llegar a la violencia? Quizás siendo muy respetuosos de no pisar territorio ajeno o pagando protección, pero ¿a quién?