“Amigo, se terminó la esquina. No podes estar sentado en el cordón de la vereda porque pasan y si se creen que estás en la movida, que estás vendiendo falopa, te acribillan como le pasó al vecino que no tenía nada que ver”. Un hombre de las inmediaciones de Cavia al 1700, en el barrio El Churrasco, puso blanco sobre negro la realidad que les toca vivir a metros de donde el miércoles pasadas las 17.30 fue baleado Adrián V., de 33 años, quien había sacado a pasear a su perro. “Se lo confundieron. Es un laburante que no se mete con nadie. Es albañil, coloca pisos, recién llegaba del laburo. ¿Sabés cuál fue su pecado? Tenía frío y se puso la capucha de la campera. Pasaron, pensaron que vendía y lo reventaron a balazos. Hasta que no saquen a los que venden falopa en la esquina (Cavia y Castagnino) esto no termina mas”, añadió otro residente. La víctima, que recibió ocho balazos, fue operada en el Hospital de Emergencias y quedó internada grave en observación.
El ataque y los testimonios de vecinos recordaron la escena del doble crimen de Mauricio “Pulgui” Canteros, de 33 años, y Luciano “Lauchi” Gómez, de 24, quien estaba a punto de ser padre. El ataque ocurrió la tarde del domingo 30 de mayo en Martínez de Estrada y Sánchez de Loria, barrio 7 de Septiembre. Otro muchacho resulto gravemente herido. Todos eran ajenos a cualquier conflicto y fueron acribillados por dos hombres en moto. Dos días después del doble asesinato una protesta de vecinos que clamaban por seguridad derivó en pueblada frente a la subcomisaría 21ª. “Ven tres tipos parados y piensan que son soldaditos de alguien. Es un ajuste pero los pibes no tenían nada que ver”, aseguró un joven vecino del barrio en aquella ocasión.
Desde la tarde del 23 de abril pasado, en el rectángulo territorial delimitado por Baigorria, Washington, Machain y Cavia se registraron al menos seis homicidios: Cristian Manuel Rolón, de 45 años, el 23 de abril por la tarde en Unión al 1400; César “Rambito” Navarro, hijo del asesinado barra de Rosario Central Julio “Cara de Goma” Navarro, y su amigo Cristian Marcelo “Rulo” Bogolín, el 1º de mayo en los monoblocks de Baigorria y Casiano Casas; Gerónimo López el domingo 9 de mayo en Cavia y Larrecha; Gastón Emanuel Quiroz, de 26 años, el 11 de mayo en una casa de pasillo en Machain al 1400; y David Valdez, un adolescente de 16 años asesinado la tarde del pasado sábado 19 de junio en Cavia al 1300, por el momento el ultimo de la saga. Seis homicidios en un rectángulo de ocho cuadras por seis _que contiene segmentos de los barrios Parque Field II, Parque Casas y El Churrasco_ a lo largo de 89 días. Una zona que está soportando oleadas de una guerra por el control de las calles y el territorio.
Nada parece cambiar en los monoblocks de Cavia al 1700, en el Fonavi de Casiano Casas o de El Churrasco según con quien se hable. El miércoles pasadas las 17.30 con total impunidad y desparpajo dos tiratiros encapuchados bajaron de un auto en Casiano Casas y Cavia y caminaron despreocupados. Al llegar a las inmediaciones del 1753 de Cavia vieron a un hombre encapuchado y fueron sobre él. El hombre en cuestión se llama Adrián V., de 33 años, y vecino del lugar. Había llegado de trabajar como albañil y colocador de pisos y sacó a su perro para que correteara un rato. Sin mediar palabras le dispararon.
“Se escucharon como veinte disparos. Un rato antes Adrián estaba conversando con otro vecino que tiene dos nenas. Por buena fortuna el vecino se fue con las nenas y aparecieron estos tipos a disparar”, indicó otro residente. “Lo que pasa es que esta es una zona roja. Tenemos un búnker de drogas en la esquina (de Cavia y Castagnino) y el histórico de Boedo y Ghiraldo ( a unos 300 metros). Mientras estén esos lugares nadie puede estar seguro en el barrio”, relató una vecina. “Vos ves que viene la cana a juntar la plata. ¿En ellos vas a confiar”, dijo la mujer. La gran mayoría de los vecinos no dudaron en mencionar la existencia de la boca de expendio de drogas que está en las inmediaciones de un domo municipal, según describieron en el vecindario. ¿Esa cámara funciona?
Territorio en guerra
Desde hace tres o cuatro meses en lo profundo de zona norte se habla del comienzo de una guerra de sucesión en la que, según pudo saberse por fuentes callejeras, la banda autodenominada “El Churrasco” va por todo en la búsqueda de unificar los territorios que comandaban los asesinados Emanuel “Ema Pimpi” Sandoval y Marcelo “Coto” Medrano; y los encarcelados Olga "La Tata" Medina, Tania Rostro, Lucas Sandoval (hermano de Ema Pimpi), Matías Medrano _hermano de Coto_ y Hernán Ramón “Lichi” Romero, entre los más representativos. Algunos vecinos aventuran que detrás de la marca “El Churrasco” está mucha mano de obra que en su momento era liderada por Medrano. Otros siguen manteniendo un silencio compacto respecto a los nombres tras esa banda, aunque por lo bajo deslizan, coincidentemente con veteranos pesquisas, que este territorio continúa siendo de Los Monos de la mano de Gustavo “Toro” Martinotti. Presos o muertos en los monoblocks parecen que todos juegan su partido en un escenario donde hay muchos puntos de venta de droga, de marcas enfrentadas, en poco espacio.
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Según se pudo reconstruir el miércoles por la tarde Adrián V. llegó de trabajar, dejó sus herramientas y sacó el perro a corerr en las inmediaciones de su edificio, la torre 76 del monoblock del Fonavi. A unos 70 metros de donde el vecino estaba hay, según el vecindario, una boca de expendio de drogas que se maneja bajo las reglas del “stop and go”. Como sintió el frío del atardecer se puso la capucha de su campera y se quedó esperando dándole tiempo a su perro para que disfrutara de la salida. Charló con otros vecinos y pasadas las 17.30 se enfrentó a su destino, que por el momento lo dejó internado en observación.
“Se lo confundieron. Pensaron que estaba vendiendo falopa sin permiso y le dieron un correctivo. Es un vecino que no se mete con nadie. Acá nos conocemos todos”, refirió un muchacho del barrio. “Siempre se escuchan muchos disparos. Le dieron a un chico que no tenía nada que ver. Estaba en la puerta de su edificio con su perro. Le pegaron tres tiros en el cuerpo y el resto en un brazo. En el lugar quedaron 15 o 16 vainas servidas. Acá, por cómo corre la droga, es común que pasen este tipo de cosas. Es tierra de nadie. Los vecinos no podemos salir a ningún lado", refirió un vecino a este diario.
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Los dos hombres encapuchados fueron directamente sobre Adrián y le dispararon. Los proyectiles le fracturaron ambos brazos y lo hirieron en el tórax y la región lumbar. Acto seguido se fueron al trote y antes de subir al auto que los esperaba como apoyo realizaron un par de disparos al aire. Como acto reflejo los vecinos cargaron a la víctima en un auto y lo llevaron al hospital Alberdi, donde llegó poco antes de las 18. Por la gravedad de las heridas fue trasladado en una ambulancia del Sies al Heca donde lo ingresaron directamente a quirófano. Tras la operación quedó internado grave en observación. En la escena fueron recolectadas por peritos de Criminalística más de 20 vainas servidas de calibre 9 milímetros y un proyectil intacto del mismo calibre. El barrio quedó en estado de conmoción. El caso es investigado por la fiscal de la unidad de homicidios Gisella Paolicelli.