El chirriar de las cubiertas de un Peugeot 408 oscuro sobresaltaron a los médicos y enfermeros que estaban cubriendo la guardia del lunes 25 de mayo en el Hospital Granaderos a Caballo de San Lorenzo. Del interior del auto, que se detuvo abruptamente, empujaron sobre la vereda el cuerpo de un hombre que agonizaba. Tras ello el vehículo y sus ocupantes luego desaparecieron del lugar. La víctima tenía un balazo en el tórax, y si bien los médicos trataron de reanimarlo, Gerardo Marcelo "Pecho" Pérez, de 54 años, murió pocos minutos después. El hombre había sido trasladado desde una vivienda del barrio Norte, en el límite con Puerto San Martín, señalada como un punto de venta de drogas.
A partir de la patente del auto del cual tiraron a Pérez, dato captado por las cámaras de videovigilancia del hospital, los policías de la Unidad Regional XVII y de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) llegaron a una vivienda de Islas Malvinas al 3200 y dieron con la titular del vehículo, identificada como Julia M.
La mujer, de 49 años, contó que era la pareja del hombre asesinado y sugirió el ataque fue resultado de un aparente conflicto intrafamiliar derivado de la comercialización de drogas. A partir de su testimonio los pesquisas llegaron a una casa de Díaz Vélez al 4100 donde supuestamente trabajaba la víctima. Allí hallaron un charco de sangre y una vaina servida calibre 9 milímetros. Fuentes allegadas a la investigación, en manos del fiscal Aquiles Balbis, confiaron que en unos 300 metros a la redonda de la escena del crimen, "hay entre ocho y diez quioscos de drogas".
Díaz Vélez al 4100 es una de las pocas alternativas que los camioneros transitan desde el puerto de San Lorenzo hasta la ruta nacional 11. Zona de movimiento contínuo entre el norte de San Lorenzo y el sur de Puerto San Martín, limitados por un arroyo y un puente vehicular. Del lado de San Lorenzo la calle se llama Díaz Vélez y al pasar a Puerto San Martín se transforma en Reconquista. Un territorio que hace tres años se convirtió en escenario de una disputa por el narcomenudeo entre Ramón Alberto "Willy" V. (en San Lorenzo) y Víctor Hugo "Pipi" L. (en Puerto San Martín).
Además del crimen de Gerardo Pérez, en ese territorio hubo al menos otros dos asesinatos el año pasado. Las víctimas fueron Walter Daniel Santa Cruz, de 29 años, quien recibió un disparo en el abdomen en enero de 2019; y David Daniel "Tubi" Medina, que falleció con varios disparos que le efectuaron desde una moto en marzo.
La circulación de drogas en el barrio Norte de San Lorenzo es incuestionable. En las inmediaciones donde Pérez fue asesinado, en los primeros días de abril detuvieron a tres personas que realizaban delivery de cocaína. Les secuestraron 25 bolsitas con droga. Y el 22 de abril, en un retén policial de rutina para controlar el cumplimiento de la cuarentena, efectivos de la seccional 7ª detuvieron en Díaz Vélez y Eva Perón a un taxista de 58 años que trasladaba a una pareja. Como no tenían documentación y permisos de circulación, los uniformados requisaron a los pasajeros y encontraron que la mujer tenía en su corpiño 99 dosis de cocaína para la venta.
Abandonado
Lo del lunes fue como una escena de serie policial. Un Peugeot 408 oscuro llegó a toda velocidad y frenó en seco en Riccheri al 300, frente al Hospital Granaderos a Caballo. De las entrañas del auto arrojaron el cuerpo de Pérez. Apenas el cuerpo tocó la vereda el auto salió arando y desapareció. Toda la escena quedó registrada por las cámaras de videovigilancia que hay en el ingreso al centro asistencial. Los paramédicos de guardia subieron a "Pecho" Pérez a una camilla, le aplicaron maniobras de reanimación pero murió en cuestión de minutos.
Durante las primeras horas la identidad de "Pecho" fue una incógnita. Con el testimonio de la dueña del auto y un vecino de Díaz Vélez al 4100, quien dijo haber escuchado detonaciones de arma de fuego poco antes de las 19 del lunes, los investigadores comenzaron a trazar los últimos minutos de la víctima.
Así llegaron hasta la vivienda ubicada a unas 40 cuadras del hospital donde agentes de la Agencia de Investigación Criminal halló una gran mancha de sangre y una vaina servida calibre 9 milímetros. Tras ello un vecino condujo a los pesquisas hasta un domicilio ubicado a unos 200 metros de la escena, lugar en el cual residía Pérez. Pero una sobrina del hombre indicó que hacía cuatro meses que ya no vivía ahí.
El fiscal Balbis dio intervención al personal de la AIC para que, además de la declaración recibida de Julia M. recabaran dichos de potenciales testigos de los disparos que sacudieron al barrio Norte, que realizaran un relevamiento de las cámaras de seguridad del hospital y que tomaran testimonios en la zona del centro asistencial donde fue arrojado y falleció Pérez.
El cuerpo del hombre, en tanto, fue remitido al Instituto Médico Legal de Rosario para ser sometido a la correspondiente autopsia.