Un joven de 22 años fue asesinado el jueves a la noche frente a su casa de barrio Tablada cuando fue a atender la puerta y lo atacaron con un disparo al pecho y otro en el rostro. El atacante escapó en una moto donde lo esperaba un cómplice y la víctima fue trasladada por una hermana al Hospital Provincial. La inmediata noticia de su fallecimiento desembocó en una confrontación en uno de los accesos al centro asistencial entre los familiares y la policía, que en medio de golpes y corridas detuvo a tres personas que recuperaron la libertad con el paso de las horas.
"Lo vinieron a buscar", fue la escueta explicación que brindó un primo de David Amarilla mientras el joven era velado en su casa pasado el mediodía de ayer. Unas treinta personas, sobre todo chicas y chicos jóvenes con ojos llorosos y rostros serios, se habían reunido en la misma esquina de Necochea y Ameghino donde unas quince horas antes balearon al muchacho.
El ataque fue minutos antes de las 22 del jueves. Según la información oficial, a esa hora llamaron a David desde la vereda y apenas éste salió de su casa de Ameghino 98 un atacante le disparó para luego escapar en una moto en la que lo esperaba un cómplice. El calibre del arma no fue precisado en los partes oficiales.
Cuando ingresó un llamado al 911 para dar cuenta de los disparos y la policía se acercó al lugar, Amarilla ya había sido trasladado por su hermana al Hospital Provincial. El joven tenía una herida de arma de fuego en el tórax y otra en el rostro y falleció a poco de llegar.
En el momento en que les informaron a sus familiares de su deceso se desataron disturbios en la puerta del hospital. En un filmación de los incidentes que se divulgó ayer se advierte la agitación y las corridas alrededor de los móviles policiales. El video registró que al menos dos policías arrojaron al suelo a una persona y la golpearon en medio de un griterío.
En ese lugar fueron detenidos tres familiares de David. Se trata de Eduardo A., de 32 años; Fabián A., de 46, y Nahir A., de 22, quienes con el paso de las horas recuperaron la libertad.
En el caso se le dio intervención al Gabinete Criminalístico de la Policía de Investigaciones (PDI) para la toma de testimonios y el levantamiento de rastros. La investigación quedó en manos de la fiscal de Homicidios Marisol Fabbro.
"Se equivocaron"
"No sé que habrá pasado pero se escucharon varios tiros. Para mí se equivocaron porque era un pibe bueno. Ni idea quién habrá sido", dijo un vecino que habló con la prensa y contó que, de chico, solía jugar con Amarilla y sus hermanos.
"Es gente buena. El era un pibe bueno y laburante, tenía dos chicos. No tenía problemas con nadie", agregó el joven y precisó que él estaba comiendo en su casa cuando se escucharon varios disparos, cerca de las 22. "Dicen que venían en moto, una enduro. Los vecinos dicen que fue una Honda Tornado. Fue de golpe. Se escucharon los tiros, salí y ya estaban los patrulleros y la ambulancia", relató.
Tras la realización de la autopsia de rigor Amarilla fue velado en su casa, donde ayer al mediodía era incesante la entrada y salida de personas de toda edad. La casa de Ameghino 96 es una construcción sencilla con puerta de chapa y un tapial al frente que separa la vereda de un patio cubierto por tinglado. "Lo vinieron a buscar", dijo un primo de la víctima, el único que aceptó hablar unas palabras con este diario.
Según contó, el muchacho era albañil, vivía en esa casa con sus padres, era papá de dos chicos pequeños y no tenía problemas personales que explicaran el ataque. "No sabemos qué pasó, estamos todos destruidos. Nunca pasó nada en más de treinta años que vivo acá", agregó, antes de entrar a darles el pésame a los padres de Amarilla. Cerca de la puerta, recostados en silencio contra la pared del frente, los amigos del joven declinaron de formular declaraciones.
A los pocos minutos un muchacho se acercó a manifestar su disgusto con las noticias, basadas en el reporte oficial, que hasta el momento circulaban sobre el caso: "Publican cualquier cosa, es todo falso testimonio", dijo antes de indicar, de manera serena pero terminante, que allí no había nada más que hablar: "Este es un momento de dolor. La familia no va a decir nada".