"Durante el día en este barrio se escucha el trinar de los pajaritos, de noche
se oye el trinar de los disparos". La dueña de esta frase es Miriam, una mujer de 48 años que vive
en Buenos Aires 4110, en Tablada, y que el martes por la noche estuvo a punto de perder a su
familia. A las 21.15, dos hombres lo encañonaron al entrar a su casa. Como se resistió le pegaron
tres balazos, uno de ellos en el abdomen.
Uno de sus hijos, de 17 años, intentó defender a su papá y recibió un tiro que
le fracturó el peroné. Por este hecho fue detenido en la seccional 16ª un menor de 14 años, que
habría tenido participación secundaria en este episodio.
Desde hace 25 años, Miriam Reinhardt y su esposo Juan Lagos, de 47 años, viven
en Buenos Aires entre Garibaldi y Centeno. Allí nacieron sus hijos que hoy tienen 17 y 14 años.
Miriam es martillera pública y su compañero encargado de un frigorífico. Para llegar a su casa, que
cuenta con alarma, hay que transitar por un pasillo y pasar por tres puertas: dos de rejas y una de
hierro con doble traba. O bien tocar el portero visor y esperar que alguien atienda.
"Somos gente trabajadora. No sé qué película se hará la gente sobre nosotros.
Pensaran que tenemos plata. Y yo les digo que el revoque de las paredes las hicimos con Juan. Estos
tipos no querían la moto. Querían meterse adentro de la casa. No eran choros comunes", rememoró
Miriam en una sala de espera del Clemente Alvarez.
La afrenta. El martes a las 21.15 la familia Lagos esperaba que Juan llegara de
trabajar para cenar. "Mi marido llegó en la moto. Se bajó, le puso el pie y miró para un lado y
para otro, como hacemos los que vivimos en el barrio. Abrió la puerta de rejas y cuando se sacaba
el casco le pegaron dos culatazos en la cabeza", explicó la mujer.
"Después de que lo golpearon, lo metieron en el pasillo y le hicieron abrir la
segunda puerta", comentó Miriam. La iluminación de la calle en la que vive, dice, es deficiente.
"El pasillo de nuestra casa sí está muy bien iluminado".
Según contó la mujer la moto quedó en la vereda y tres hombres entraron al
pasillo con Juan. Uno era de cabello rubio. Los otros eran hombres de entre 25 y 28 años, bien
vestidos y prolijos en su apariencia. Actuaron a cara descubierta y portaban pistolas 9
milímetros.
"Juan me dijo que una tenía una mira con láser", relató Miriam. "Estos asesinos
no estaban drogados ni nada. Se movían con frialdad. Como sabiendo qué es lo que tenían que hacer",
dijo la mujer. "Cuando mi marido notó que estos tipos se querían meter en la casa y ahí estaba su
familia, les puso el cuerpo".
Disputa y disparos. Tanto Juan como León, su hijo de 17 años, son taekwondistas.
"Forcejearon y nosotros escuchamos varios disparos en ráfaga. Yo estaba en el fondo de la casa y
fui hacia la puerta. Mi hijo abrió y vimos a Juan en el piso desangrándose", recordó.
Al abrir la puerta Juan estaba en el suelo herido en la rodilla y en el pie. "Al
vernos uno de estos asesinos salió corriendo con el menor. Uno, que tenía una bufanda, nos hizo
frente. Y como si fuera por reflejo, le disparó a Juan en la panza. Fue como que quiso asegurarlo.
Lo quiso rematar", recordó. La situación se desbarrancó. "Al ver al padre en el piso, León se le
fue encima al asesino y el tipo le apuntó con el arma en la cabeza. No me preguntes cómo hice, pero
saqué a mi hijo del medio y le dije: «Tené cuidado porque tengo un arma y te estoy apuntando». Era
mentira, pero fue lo que se me ocurrió para ganar segundos. Bajó el arma pero después le pegó un
balazo a León en la pierna", relató.
La defensa. Fue la gota que desbordó el carácter de Miriam. "Me tiré encima de
él y le arranqué la bufanda. Pude agarrarle la mano en la que llevaba el arma y se la acerqué a la
garganta. Le dije: «Andate porque te mato». Y lo puteé. Mientras Juan y León eran trasladados en
ambulancia al Clemente Alvarez, en la zona de Ayacucho y San Martín detuvieron a un chico de 14
años, que podría haber estado implicado en esta tentativa de robo.
"Juan está comprometido porque el disparo en el abdomen le produjo ocho
perforaciones en el intestino. Tiene una quebradura expuesta en la rodilla, en la rótula y otra
fractura en el tobillo", comentó Miriam.
De acuerdo a lo explicado por el doctor Ricardo España, jefe de Guardia del
Heca, Juan recibió tres balazos. Dos le provocaron fracturas expuestas en la rodilla izquierda y en
el pie derecho. El tercero de los impactos le ingresó por el costado derecho del abdomen y le
provocó, antes de salir, siete perforaciones en el intestino delgado. También tiene un fuerte
traumatismo de cráneo. Quedó internado en el Heca en observación. León, por su parte, sufrió una
fractura en el peroné derecho y pasado el mediodía de ayer los médicos le dieron el alta.