La cercanía del juicio a la banda de Esteban Alvarado comenzó a palparse este viernes en la primera audiencia para preparar el debate oral y público. Los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery solicitaron prisión perpetua para Alvarado como instigador del crimen del prestamista Lucio Maldonado, quien apareció asesinado a tiros frente al casino City Center en noviembre de 2018. Fue el crimen que, según plantearon, les abrió la puerta para ir tras el personaje hasta entonces conocido por el robo de autos de alta gama en el conurbano bonaerense. La misma pena solicitaron para otros tres colaboradores acusados de concretar, en menos de cuarenta segundos, el secuestro del prestamista que luego fue ejecutado en una quinta cercana a Piñero; mientras que un puestero del lugar afronta un pedido de 15 años de prisión.
El pedido de penas para Alvarado y otros cuatro acusados de pertenecer a la organización narcocriminal fue planteado en la audiencia preliminar al juicio que comenzó a las 14 en el Centro de Justicia Penal. Por la complejidad del caso, el trámite se extenderá a lo largo de cinco jornadas ante un tribunal integrado por Silvia Castelli, Melania Carrara y Valeria Pedrana. Además de analizar el pedido fiscal y los planteos de las defensas las juezas definirán qué pruebas se discutirán en el juicio.
A fin de simplificar la logística, los fiscales solicitaron una sola audiencia contra el clan Alvarado por el crimen de Maldonado y otras cinco causas: las balaceras del diciembre de 2019 a los tribunales de calle Balcarce y al Centro de Justicia Penal; el atentado a tiros del 31 de enero de ese año a una empleada del Ministerio Público de la Acusación a quien dos semanas antes le habían dejado una cabeza de perro en la puerta; el homicidio de Cristian Enrique _secuestrado el 23 de octubre de 2018 en el barrio Cabín 9 y cuyo cuerpo apareció a la vera de la ruta provincial 14_ y la asociación ilícita en cabeza de Alvarado con una pata en el delito y otra en un entramado de empresas formales.
La jornada de apertura se concentró en el crimen de Maldonado, el primer peldaño de la investigación. El asesinato del prestamista informal de 37 años que apareció asesinado en una colectora de Circunvalación el 13 de noviembre de 2018 marcó la reaparición de Alvarado en la escena criminal de Rosario. Este hombre de 42 años que había sido condenado por robar y desguazar autos de alta gama en el conurbano bonaerense y se le atribuye, además de conducir una banda narco, haber construido a lo largo de diez años una red de empresas conectadas al delito y con amplia cobertura policial. Cinco policías y un abogado fueron condenados en juicios abreviados por sus servicios a la organización.
Los fiscales situaron a Alvarado como instigador de un homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas, delito que se pena con prisión perpetua. La misma pena solicitaron para quien aparece como uno de sus principales sicarios, Mauricio Laferrara, a quien se le atribuyen al menos seis asesinatos en dos años; Matías Avila y Germán Fernández, los tres como partícipes primarios.
Están señalados como quienes llevaron adelante el secuestro de Maldonado frente a su casa y luego lo trasladaron a una casa quinta de Alvarado el 11 de noviembre de 2018. En tanto, los fiscales solicitaron 15 años como partícipe secundario para el cuidador de caballos Facundo “Lapo” Almada, acusado de habilitar la entrada del grupo con la víctima a esa propiedad del paraje Los Muchachos, cerca de Piñero, donde Maldonado estuvo retenido al menos una hora.
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A ese lugar condujeron las coordenadas del GPS del Chevrolet Cruze de la víctima. El localizador satelital del vehículo en el que se lo llevaron sus captores reveló que estuvo 64 minutos en esa quinta sobre la ruta A-012 a nombre de dos hijos de Alvarado. El resto de la evidencia se concentra en 4.500 audios de la red Telegram recuperados del I-phone 8 que Alvarado arrojó al agua antes de ser detenido en un camping de Río Tercero.
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Esteban Lindor Alvarado fue detenido en un camping de Embalse Río Tercero donde se escondía de la policía.
En esos mensajes quedaron plasmadas las maniobras del grupo para intentar desviar la responsabilidad del homicidio hacia la organización rival de Los Monos. De la acusación fiscal surge que entre Alvarado y el prestamista habían surgido discusiones por negocios lícitos e ilícitos que los conectaban. Un hermano de la víctima aseguró que habían tenido una fuerte discrepancia en torno a la propiedad de un terreno en Roldán, lo que sería el móvil del crimen.
De la investigación surgió que un mes antes los imputados realizaron tareas de inteligencia para conocer los movimientos de Maldonado, quien fue seguido por un utilitario Kangoo gris desde la casa de un amigo con quien compartió su última cena hasta su casa de Garibaldi 608, donde lo raptaron “en menos de cuarenta segundos”.
Al llegar, a las 0.35, cuatro personas que saltaron de la Kangoo lo obligaron a punta de pistola a subir al utilitario. Tres de los captores se fueron en el Renault y el otro en el Cruze de la víctima hasta la quinta sobre la ruta A-012. A las 5.12 de ese mismo día, arrojaron el cadáver al costado de Circunvalación con las manos atadas y un cartel que decía “con la mafia no se jode”, a fin de conectar a Los Monos con el ataque.
Como jefe del clan, a Alvarado se le atribuye haberle ordenado el crimen a Laferrara y haber proveído recursos materiales al grupo. La quinta fue allanada días después y allí se encontraron tres vainas servidas y cajas con cartuchos. Un perro entrenado marcó un par de zapatillas, un sommier y una mesa de la cochera. Los fiscales remarcaron que al saberse buscado Alvarado se “disfrazó de mono” y se abocó a diseñar una coartada para desviar la investigación hacia el clan Cantero, cuyos miembros habían sido condenados siete meses antes tras un juicio similar al que se avecina contra la agrupación rival.