La fiscal que interviene en el homicidio de dos jóvenes causado por un
repartidor que alegó legítima defensa dictaminó a favor de que el imputado quede en libertad
mientras avanza la causa. Para la encargada de la acusación no existe riesgo de que el distribuidor
intente evadirse, lo que no implica ninguna valoración sobre su responsabilidad en el caso, que
todavía es materia de investigación.
El dictamen de la fiscal Lucía Aráoz quedó ayer al mediodía
a consideración de la jueza de Instrucción María Luisa Pérez Vara, quien tiene 24 horas para
decidir si le otorga la libertad al repartidor Germán G., de 33 años, o si lo mantiene detenido en
la causa en la que está imputado de un doble homicidio.
La magistrada aceptó el pedido de la fiscal para que se
incorpore al expediente el prontuario del imputado. Lo que se discute es si existe peligrosidad
procesal (si hay riesgo de que el repartidor intente fugarse o altere pruebas estando en libertad)
pero no el fondo del asunto.
Los investigadores judiciales aún no habían recibido las
actuaciones policiales y no contaban hasta ayer con elementos para contrastar la declaración del
imputado. Para eso esperaban el resultado de la autopsia, que dirá cómo y desde qué distancia
alcanzaron los disparos a las víctimas, y de las pericias a las armas (ver aparte).
Los abogados de G., Víctor y Malena Corvalán, habían pedido
su libertad por falta de mérito. Es un recurso previsto en el Código Procesal Penal para liberar a
un imputado en un delito que, como en este caso, no contempla la excarcelación.
Movilización. Mientras ese planteo se tramita dentro de los plazos usuales ante
este tipo de hechos, más de veinte allegados al joven se convocaron ayer al mediodía en tribunales
para reclamar que quede en libertad. "Queremos que vuelva a casa. El se presentó en la policía,
declaró y está dispuesto a colaborar", dijo un hermano de G., Guillermo de 30 años.
La fiscal Aráoz se limitó a evaluar si estando en libertad
G. podría obstruir los fines del proceso. A su criterio se dan las condiciones para que sea
excarcelado por la colaboración que prestó hasta ahora en la causa. Apuntó que el joven se presentó
a la policía, declaró, aportó el arma y ratificó su declaración. Planteó que sería conveniente
fijar una caución en dinero para excarcelarlo.
La fiscal pidió que se realice la reconstrucción del hecho
para verificar si la versión del repartidor se ajusta a lo que pasó. También solicitó que se
realice una pericia sobre la Kangoo del imputado para determinar si quedaron huellas, rastros o
manchas de sangre.
El repartidor aseguró que se defendió a tiros de un intento
de asalto de dos jóvenes que lo abordaran frente a un almacén de Riobamba al 4300. Sostuvo que bajó
del auto y uno de los ladrones forcejeó con él mientras el otro lo apuntaba con el arma. Dijo que
entonces el que estaba desarmado vio que tenía un arma bajo el asiento y le ordenó a su cómplice:
"Quemalo, quemalo". Según su declaración, el ladrón armado gatilló, aunque no salió el disparo.
Entonces él tomó el revólver 38 largo de su padre y les disparó: a Nicolás Morel, 15 años, lo hirió
en el corazón y a Alberto Matías Ascensio, de 19, en la cabeza.
Según fuentes judiciales, el padre de Morel se presentó en
el juzgado y planteó sus sospechas respecto del procedimiento policial. Dijo que le parecía extraño
que los cuerpos permanecieran tendidos en la calle una hora y que a la llegada de la policía
encontrar el arma y el celular del repartidor en el bolsillo de una de las víctimas. l