Un centro de rehabilitación en quinesiología y gimnasio ubicado en la avenida Pellegrini al 2700, frente al parque Independencia, sufrió el tercer robo consecutivo en tres días. Los delincuentes no sólo actuaron con mucho ahínco para vulnerar las medidas de seguridad que tomaron las dueñas tras el primer robo, con refuerzos de rejas y ventanas, sino que no dudaron actuar sobre la fachada del inmueble ubicado en una de las arterias más transitadas de la ciudad y donde hay varias cámaras de videovigilancia.
Agustina es una de las dueñas del consultorio y gimnasio que instaló en Pellegrini entre Ovidio Lagos y Callao hace un año y medio, frente al parque Independencia. Se trata de una casona antigua reformada para la instalación de todos los aparatos necesarios para rehabilitación muscular. La quinesióloga hizo ante LT8 un recuento de los hechos que la dejaron en una situación financiera al borde de la quiebra y con una angustia tremenda.
“Llegamos el lunes a primera hora, a las 8, y encontramos la puerta forzada. Entramos y enseguida comprobamos que se habían robado la computadora, un teléfono celular y dinero. Tomamos todas las medidas necesarias para arreglar la puerta y continuamos con nuestras vidas”, recordó la joven.
En ese entonces, Agustina creyó todo había sido un mal momento del que podría recuperarse con un poco de paciencia y concentración en el trabajo. Pero lo cierto fue que al día siguiente volvió a encontrarse con el mismo panorama: la puerta del frente de la casa violentada.
“En este caso, los ladrones no se llevaron mucho porque todavía no habíamos repuesto lo que nos habían robado. Tras el primer robo tuvimos que pedir prestados un celular y una computadora porque comprarlos representaba un gasto importante”, sostuvo. Aunque parezca difícil de creer, el consultorio volvió a ser blanco de los delincuentes.
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Agustina rememoró con amargura: “Ayer (por el jueves), conseguimos que nos prestaran una computadora y un celular y a la noche volvieron a entrar por la ventana, forzando la reja de hierro. Otra vez se llevaron el celular y la computadora. Ahora están trabajando los herreros para tratar de reforzar aún más las rejas para que no vuelvan a entrar”.
“Este es un consultorio chico, tratamos de ‘remar’ como todos y es angustiante que pase algo así. Una computadora sale mucho dinero. Trabajamos todo el día y cuando pasan estas cosas, te tira para abajo. Por suerte, no se robaron elementos de trabajo en quinesiología, sino no podríamos trabajar más”, añadió mientras un herrero trabajaba para duplicar los refuerzos con vistas al fin de semana.
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“Hace un año y medio que estamos acá y es la primera vez que nos pasa. Prácticamente no hay vecinos en la cuadra. A las 8 o 9 de la noche no queda nadie. Es una esquina muy oscura. Hace un mes pusieron cámaras en la esquina que son de la Provincia, pero no sirvieron para nada. Ahora estamos haciendo para instalar alarmas, que será otro gasto”, subrayó Agustina.