La comunidad educativa de la Escuela Secundaria Nº 539 “José Antonio Balseiro” del barrio Fontanarrosa ubicada en Oncativo al 3700 , a la que acuden unos 800 alumnos, se encuentra en una situación compleja debido a la incesante ola de actos de vandalismo y robos que sufrió el edificio.
Fernando Menzella, director de la institución ubicada en la llamada “zona cero” en el norte de Rosario, señaló: "Lamentablemente, hace varios meses que sufrimos robos y destrozos en el edificio, lo cuál nos imposibilita dictar clases”.
“Hoy la escuela está cerrada y cuando damos clases lo hacemos de forma alternada, ya que hay salones sin luz. Ayer descubrimos que otra vez nos habían forzado las entradas y hoy estamos que acuda personal del FAE (Fondo de Asistencia a la Educación) porque forzaron todas las cerraduras. Estos son hechos que se repiten desde hace varios meses”, remarcó.
En declaraciones a LT8, el director de la escuela sostuvo que el edificio sufrió robos de cables no sólo en la parte exterior sino también interior. “Hasta hoy estábamos dando clases en forma alternada por la falta de luz en varios salones. Tenemos una galería que está del patio que no tiene energía y por lo tanto no se pueden dar clases, principalmente en invierno en turno mañana", precisó.
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El portón de acceso a la Escuela Balseiro de barrio Fontanarrosa.
“Vamos organizando las clases por semanas. Algunos cursos ingresan más tarde y nos vamos coordinando los viernes para ver a qué curso le toca. Esto es muy triste porque nuestros alumnos no tienen posibilidad de ir a otra escuela secundaria. La más cercana está en barrio Rucci, que es a 15 o 20 cuadras. Y en los barrios se hacen muy difíciles los traslados y se deje de lado un derecho fundamental como la educación”, subrayó Menzella.
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El portón de la escuela Balseiro violentado anoche.
El directivo agregó que hay tres cursos que directamente no tienen clases por los daños y robos que se producen en el edificio. “Nos han robado los cables de energía, las tapas de los tanques de agua, la grifería de los baños, nos han roto todos los vidrios, nos robaron computadoras, destrozaron los ingresos. Cuando llego todos los días para abrir la escuela no sé con qué me voy a encontrar. Le pedimos al Ministerio la presencia de guardias policiales y no tuvimos respuesta alguna", lamentó.
“Como en la mayoría de los barrios de Rosario, no existe la seguridad. Los vecinos están aterrados. Tenemos una comisaría, la Sub2ª, que no nos da respuesta. Es muy difícil trabajar así. Uno como docente siente una gran impotencia y dolor. Los chicos van contentos a las escuelas porque están contendidos”, dijo.
“Un adolescente no puede estar en una plaza. El único lugar donde se puede socializar es en la escuela. Es una institución donde un chico o chica está con pares, recibe consejos, se educa y es escuchado. La única institución estatal que está en los barrios es la escuela y está desprotegida”, concluyó..