Tania Beatriz Rostro, una joven de 26 años considerada como la líder de una violenta gavilla narcocriminal que actúa en el noroeste rosarino y que posee contactos con la banda de Los Monos, fue condenada este jueves a una pena unificada de 16 años de prisión en un proceso abreviado que fue homologado por la jueza de primera instancia Hebe Marcogliese. La mujer había sido acusada por una serie de delitos que dan crédito a su historial delictivo: jefa de una asociación ilícita, privación ilegal de la libertad calificada por la violencia y amenazas, robo calificado por el uso de arma cuya aptitud para el disparo no puede acreditarse y por haber sido cometido en poblado y en banda, instigadora de un hecho de abuso de armas, amenazas coactivas agravadas por el uso de arma de fuego y por tener como propósito compeler al abandono del lugar de residencia habitual de una familia, instigadora de un hecho de abuso de armas e instigadora de un hecho de usurpación y amenazas coactivas. La muchacha ya cargaba sobre su espalda una condena de octubre de 2021 a 11 años de pena unificada impuesta por el Tribunal Federal Oral 2.
En el mismo trámite María Beatriz Gunsett, de 59 años y madre de Tania, fue condenada como miembro de la asociación ilícita liderada por su hija y recibió una pena de 3 años de prisión efectiva tras haber llegado a la audiencia en libertad.
En este tipo de casos, donde las personas que intervienen están sumergidas en barrios surcados por la violencia, se hace complejo que los testigos acepten el convite a participar de un juicio oral y público. Ante ese escenario, el proceso abreviado es una alternativa más que razonable y se convierte en una herramienta para suspender la investigación a partir del acuerdo entre la fiscalía y la defensa que luego homologa un juez de garantías. En el trámite el imputado acepta su responsabilidad en los hechos atribuidos y se le aplica una pena dentro de los límites del Código Penal.
En la audiencia a Rostro y su madre, la fiscal de la Unidad de Balaceras Valeria Haurigot y los abogados defensores Juan Pablo Audisio y Lucas Peirone presentaron el acuerdo de partes que englobó cinco expedientes judiciales abiertos entre diciembre de 2019 y marzo de 2020. La acusación entendió que Tania es la jefa de una asociación ilícita de la que formaron parte otros integrantes que ya fueron condenados en procesos abreviados en los que admitieron su participación en el grupo narcocriminal.
La pena
El pedido de pena acordado por Rostro fue de 5 años que se sumaron a los 11 ya impuestos hace dos años por el Tribunal Oral Federal 2 por considerarla autora penalmente responsable de tráfico de estupefacientes en la modalidad de comercio agravado por la intervención de tres o más personas organizadas para cometerlo. Según esa investigación, la joven era parte de una banda liderada por los miembros de Los Monos Ariel Máximo “Guille” Cantero, Leandro Alberto “Gordo” Vilches y la pareja de éste, Gisela Vanesa “La Gi” Boccutti.
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Julio de 2020. Tania Rostro y parte de su engranaje, al momento de ser exhibidos como detenidos en la sede de la AIC.
Tania Rostro emergió en las crónicas policiales durante los años 2017 y 2018 como líder de una banda de matriz familiar que manejaba la narcocriminalidad en puntos de venta en los barrios Cristalería, Casiano Casas, Roberto Fontanarrosa y la ex Zona Cero, incluso llegó a extender sus redes a Ybarlucea y Granadero Baigorria. La joven cayó presa en julio de 2020 como la frutilla del postre de 34 allanamientos realizados en conjunto por efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) bajo las órdenes de la fiscal de la unidad de Balaceras Valeria Haurigot, y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) que respondían a una pesquisa llevada adelante por la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) de la Nación en coordinación con el fiscal federal Claudio Kishimoto. Desde entonces está presa en la cárcel de mujeres ubicada en el complejo penitenciario de 27 de Febrero al 7800.
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Además de la acusación de liderar la banda que cometía violentos delitos para marcar su territorio y garantizar su negocio (con Tania como jefa y José Cóceres, María Beatriz Gunsett y Sharon Luna entre otros como ejecutores de sus órdenes), la mujer ahora condenada fue acusada por otros delitos. Uno de ellos ocurrió el 22 de marzo de 2019 cuando junto a su cuñado, Brian Oroná (ya condenado a 20 años de prisión), privaron ilegalmente de la libertad a Ramón Esteban Velázquez.
Ese hombre había trabajado durante tres meses para Tania y cuando intentó salirse de la organización se topó con la desconfianza: “Vos te querés ir porque me robaste. Yo te voy a enseñar lo que es la mafia”, le había adelantado Tania, según la denuncia de Velázquez ante la División Judiciales de la Unidad Regional II de policía. El hombre, a quien conocían como “Ramoncito”, fue asesinado el 17 de febrero de 2021 en el lavadero que tenía en Martínez de Estrada al 7600, una extensión del barrio 7 de Septiembre, a manos de un motociclista que desde un rodado blanco y sin sacarse el casco le disparó 16 veces con una pistola calibre 9 milímetros. La víctima tenía 37 años y cuatro hijos. Su asesinato no estuvo contemplado en el proceso abreviado homologado ayer.
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También se le atribuyó a Rostro haber instigado un ataque a balazos el 2 de diciembre de 2019 contra una vivienda de Pasaje 1381 al 1800 (Larrechea al 2100), en el barrio El Churrasco, con la intención de que los residentes de la propiedad abandonaran el domicilio. La balacera fue ejecutada, según la investigación, por Tomas Gallardo y Nazareno David Flores, condenados a 24 y 20 años de prisión respectivamente por el homicidio de Sergio Daniel “Tabita” Barquero. El grito de guerra de los tiratiros fue: “Váyanse de la casa porque los vamos a matar a todos”.
Además se la acusó de haber instigado el ataque a balazos del miércoles 13 de enero de 2020 contra una vivienda de Ávalos al 1800, entre Ghiraldo y Larrechea, en la que resultó herido un nene de 6 años. En la casa atacada vivían familiares de Maite Ponce, una nena de 5 años que había sido asesinada el 5 de julio de 2018. Su muerte quedó envuelta en el trasfondo del narcotráfico y en la disputa por expandir los puntos de venta de droga de la banda de Rostro. El ejecutor del ataque perpetrado en enero de 2020 a la casa del barrio El Churrasco fue José Armando Cóceres, cuñado de Tania, que recibió una pena a 3 años de prisión efectiva en un proceso abreviado al haber reconocido ser parte de la banda.
En el paquete, Tania también fue acusada de instigar en marzo de 2020 a dos de sus soldaditos para que lograran la usurpación de una casa ubicada en Cullen y Ugarte entre Polledo y Calle 1379, en los límites de los barrios Olímpico y Fontanarrosa. La familia que residía en el lugar tuvo que irse y debió alojarse en un hotel cuya estadía fue subsidiada por el municipio. Un mes más tarde intentaron regresar a su vivienda pero fueron nuevamente intimidados por gente de Tania: “Nosotros somos los sicarios de la Tania Rostro. Andate de acá porque te vamos a matar como lo hicimos con la familia de Empalme. Ni se te ocurra denunciarnos porque te vamos a matar a vos y a tus hijas”, le dijeron a la denunciante que finalmente debió abandonar Rosario.