Las balaceras en Rosario se afirmaron con el paso del tiempo como modalidad de ataques o represalias en contextos de extorsiones, amenazas o conflictos entre bandas. Ya son una problemática que forman parte de la vida cotidiana de muchos barrios. Las características suelen ser similares: los balazos de parte de atacantes que se mueven en algún vehículo, contra viviendas o personas, que en el mejor de los casos terminan con daños materiales y en el peor con una nueva víctima fatal. Sin embargo en cada ocasión hay una historia que se asoma, aunque suela perderse con una balacera nueva que llegará pronto.
Esta semana trascendieron varios casos de balaceras con trasfondo de extorsiones a vecinos o directamente ataques a personas vinculadas al comercio de drogas. Hubo balazos en distintos puntos de la ciudad. En el sur, a familias amenazadas para entregar dinero a cambio de que no los baleen. En el sudoeste, contra una persona que estaba en una esquina y fue baleada a metros de una escuela de la que salían chicos. Y en el norte, donde los balazos retumbaron contra una vivienda del barrio 7 de Septiembre horas después de que a dos cuadras de ahí asesinaron a un hombre.
De estos hechos se desprende el relato de los vecinos, a partir de los cuales aparecen varios puntos en común a pesar de la distancia entre un barrio y el otro. Uno de ellos se refleja en la manera en que las personas continúan con su vida cotidiana a pesar del peligro latente. Las calles de los barrios continúan pobladas y con movimiento de comercios y trabajadores que conviven con el paisaje de viviendas perforadas a balazos. Es el impulso natural de la vida que continúa, aunque no deja de estar condicionado por el temor.
"Dijeron que iban a venir y vinieron"
El martes pasado un grupo de vecinos de la zona de Iriondo al 3000 y Amenábar al 3300 hicieron pública la denuncia que iban a realizar en la fiscalía por una serie de amenazas que habían recibido. Debajo de las puertas de varias casas habían aparecido amenazas escritas acompañadas por balas. Les pedían que entregaran una suma de dinero -entre 600 y 800 mil pesos- o las viviendas a cambio de no ser atacados a balazos.
El tiempo que tenían era de dos días, el mismo tiempo que tuvieron para reclamar una protección que no llegó. Hubo móviles policiales custodiando la zona, pero aún así los agresores pudieron lograr su cometido: durante la madrugada del jueves al menos tres viviendas fueron atacadas a balazos.
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Celina Mutti Lovera
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"Lo que pasó fue simple. Amenazaron con balas y papeles, que si no le dábamos cierta cantidad de dinero nos teníamos que ir. A todas las familias nos pidieron 600 mil, 700 mil, 800 mil pesos", contó a La Capital un vecino que vive y trabaja en la zona. "Dijeron que si no cumplíamos en dos días venían. Pero quién va a tener plata, nadie. Así que vinieron y cumplieron con lo que habían dicho: tirotearon las casas", agregó.
El día después de los balazos el temor se expandió por esas dos cuadras. Las marcas de los disparos quedaron a la vista de los vecinos como la demostración de que una amenaza se cumple. Y, a su vez, que el ataque se concretara significó para ellos la sensación de desprotección. "Hicimos la denuncia en fiscalía pero no nos dieron pelota. Si nos dijeron que iban a venir y vinieron (a balear). ¿Las autoridades dónde estaban? Fijate si hay algún patrullero, no. Estuvieron a la noche, pero estos andan de día. Esperamos protección", reclamó el hombre que tomó la voz por sus vecinos.
A la salida de la escuela
"Yo venía con los chicos de la escuela. Lo único que vi fue al hombre sentado ahí, con un disparo en la boca y en el abdomen", contó una vecina de la zona de Doctor Maradona al 6000 sobre el ataque a balazos que sufrió Edgardo E., de 47 años, el miércoles pasado. La víctima fue derivada al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, donde quedó internado en estado de gravedad con siete heridas de bala.
"Estuvo lúcido como media hora, que no venía la ambulancia. Había un montón de policías y no hacían nada. Nadie se quería hacer cargo, obvio", agregó la mujer. En esa zona del barrio Toba del sudoeste rosarino, aseguran los vecinos, los tiros son frecuentes. En la explicación que arriesgan acerca de lo que ocurre en el barrio hay algo del sentido común que se fue nutriendo por el contexto que vive Rosario: "Son bandas que se disputan el territorio así, a los tiros, no les importa si hay chicos, nada".
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Celina Mutti Lovera
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Desde la intersección de Doctor Maradona y Dos Hermanos, el punto en el que cayó herido este hombre atacado a balazos el miércoles, llega a verse la Escuela Nº 1333 "Nueva Esperanza". El ataque ocurrió alrededor de las 15, horario en el que había movimiento de chicos alrededor de la escuela. Por ejemplo los hijos de la vecina que habló con La Capital e indicó que "ni se asustaron". "Es algo normal para ellos", aseguró.
"Todos los días se escuchan tiros"
El dato de una balacera en la zona de Sánchez de Loria al 1200 bis, barrio 7 de Septiembre, no inquietó a los vecinos. Algunos dijeron que los tiros habían sido en tal dirección, otros aseguraron que fue más allá y hubo quienes fueron más claros: hay tantas balaceras que ya es difícil identificar con precisión dónde ocurre cada una.
Esta semana el 7 de Septiembre fue escenario del crimen de Ricardo Emilio Bravo, "El Negro", de 50 años, asesinado a balazos en Colombres al 1300 bis. "Vinieron en un auto blanco. Detuvieron la marcha frente a donde estaba el Negro sentado tomando y comenzaron a disparar", dijo una vecina al cronista de La Capital el día después del hecho.
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Este crimen fue el 30 de noviembre cerca de las 23. Un día después los balazos volvieron a retumbar al anochecer. Fue pasada la medianoche del miércoles, a 200 metros de distancia. En esta ocasión se trató de una balacera contra una vivienda de Sánchez de Loria al 1200 bis, en la que impactaron al menos 7 disparos. "Tenemos el grupo (de WhatsApp) de 7 de Septiembre y todas las noches se escuchan tiros y todos comentan. Todos los días se escuchan tiros y nadie hace nada", protestó una vecina
Sobre la Gendarmería
Al día siguiente, sobre Schweitzer al 7800 y a pocos metros de donde había ocurrido el crimen de Bravo, se realizó un operativo de control vehicular de la Gendarmería. Fue a plena mañana, mientras había vecinos del complejo habitacional de la zona tomando mates bajo la sombra de los árboles. "Ahora están los de Gendarmería, pero vienen de día y de día no es el problema. El tema es a la noche", aseguró una mujer.
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Celina Mutti Lovera
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Uno de los gendarmes que participaba del operativo habló con La Capital y, después de contar que no es rosarino, dijo estar asombrado porque a la vista el 7 de Septiembre no parece un barrio tan peligroso como se lo menciona. Estaba al tanto, por el comentario de una vecina, que dos días atrás habían asesinado a un hombre a metros de donde se realizaba el operativo. Entre este crimen y la imagen cotidiana del vecindario durante el día hay un contraste que se endurece con una cifra: en lo que va del año hubo seis asesinatos en esas cuadras del barrio.
"Tiene que ver con el tema de las drogas. El miedo de toda la gente es que siempre la liga alguien que no tiene nada que ver", contó una de las vecinas de calle Schweitzer. "Yo por ejemplo tengo un hijo que va a la plaza y yo no lo quiero dejar ir porque en cualquier momento le pueden dar a uno de los chicos", agregó. En tanto, contó sobre una prevención que se hizo costumbre: cuando están tomando fresco y ven llegar un auto o una moto a baja velocidad, suelen meterse adentro de una casa o refugiarse detrás de alguna pared.