El lunes a la noche la dueña de un súper chino de 27 de Febrero al 5900 sufrió una amenaza telefónica después de que ese local y otro que poseé en avenida Sabín y Juan B. Justo fueran baleados en una clara actitud intimidatoria. Y 24 horas más tarde, la noche del martes, dos familiares de otro comerciante asiático fueron atacados a tiros en un autoservicio de Génova al 8500, en Fisherton Noroeste, lo que parece indicar un reverdecer de aprietes contra los comerciantes orientales de parte de aquellos que cobran para brindarles "protección".
El nuevo ataque sucedió cuando Lin Z., de 28 años, y Liu Z., de 17, charlaban junto a una de las cajas registradoras del súper chino "Estrella", en Génova al 8500. Según quedó registrado por una de las cámaras de videovigilancia del lugar, pasadas las 17.20 del martes al local ingresó un muchacho joven, armado con un revólver, que sin titubear arrojó a los pies de los muchachos un sobre de papel madera. Afuera, otro maleante quedó sobre una moto en marcha. Antes de que el sobre tocara el piso y sin mediar palabras, el intruso reforzó el envío disparando dos veces a las piernas de los chinos. Una de las balas hirió al hombre de 28 años en una pierna mientras que el otro joven recibió un roce de bala, también en una extremidad inferior. Los vecinos contaron que al filo de la medianoche dos motos pasaron otra vez por el frente del súper y que se escucharon detonaciones contra el frente del local.
Desde hace aproximadamente ocho años el supermercado "Estrella" está ubicado en la esquina de Génova y García del Cossio regenteado por una familia china con hijos mellizos que reside en el lugar. "Son buena gente pero la vienen pasando mal. Hace un par de años la Municipalidad (en noviembre de 2016) les clausuró el local, en marzo pasado se les incendió el depósito y perdieron todo, y hace dos meses pudieron abrir nuevamente. Pero ahora les cae este apriete. Hoy no abrieron porque están muy asustados", explicó una doña de la zona.
Según los pesquisas, a los jóvenes "les tiraron un sobre en el que había una nota igualita a la que mostraron en la tele en el caso del comerciante de calle 27 de Febrero. La nota estaba escrita con un traductor en chino mandarín y tenía un teléfono. El problema es que esta familia no habla ese dialecto. Tuvieron que buscar a un primo que habla mandarín y que les dijo lo que decía la nota. Algo así como que si no pagaban 10 mil dólares iban a matar a uno de los suyos", indicó una vecina. Si bien el mandarín es el idioma oficial en China y lo hablan alrededor de 850 millones de personas, existen al menos ocho grupos lingüísticos distintos que suman varios cientos de dialectos y variantes que en la mayoría de las veces no son comprensibles entre sí.
Lin Z. recibió un balazo en una pierna y fue trasladado en un auto particular hasta el hospital Eva Perón de Granadero Baigorria. Mientras que Liu, que llevaba puesto dos pantalones, recibió el roce de uno de los plomos tras impactar contra el suelo. Sólo lo afectó el golpe en una pierna.
Pero todo no terminó ahí. Cuando la familia regresó del hospital junto al joven Lin Z., alrededor de las 23.30, escucharon que por el frente del súper pasaron dos motos. Inmediatamente resonaron cuatro detonaciones según confiaron los vecinos. La causa recayó en manos de la fiscal Verónica Caini, de la Unidad de Autores No Identificados (NN), quien durante junio de 2016 viajó con el entonces fiscal regional Jorge Baclini a Beijing y a la provincia costera de Shandong para interiorizarse respecto al tratamiento de casos en mafia china. La fiscal ya trabajaba con los casos de amenazas contra supermercadistas chinos ocurrido en 27 de Febrero al 5900 y en Sabín (ex Travesía) y Juan B. Justo.
Tres hechos, una sola investigación
Los tres hechos de aprietes a supermercadistas chinos en Rosario denunciados esta semana quedaron en manos de la fiscal Verónica Caini, de la Unidad de Autores No Identificados (NN). Desde la Fiscalía se indicó que los casos serán "investigados en forma conjunta", lo que no implica que "se hayan unificado las causas" o que se sospeche que los autores sean los mismos. Los tres supermercados que sufrieron ataques están ubicados en 27 de Febrero al 5900, Sabín y Juan B. Justo (los dos responden al mismo dueño) y Génova al 8500.
La principal hipótesis que sigue dominando la pesquisa es la presencia en la ciudad de una rama de la llamada mafia china. Es que en los dos primeros casos los autores de las amenazas invocaron ser miembros de la temible tríada mafiosa Pixiu. Pero la fiscal no deja de lado la posibilidad de estar ante una gavilla de delincuentes criollos que, aprovechando el contexto de miedo que despierta entre los asiáticos la sóla mención de Pixiu, se dediquen a extorsionar a los comerciantes. En ese sentido, los investigadores abrieron el abanico de posibilidades a que agentes de la mafia china hayan tercerizado el apriete sobre los supermercadistas a mano de obra local o a criollos, como ellos los llaman.