María Esther Morlibo había acordado con su hija María Cecilia en que pasaría a
buscarla en auto por la seccional 9ª. La joven es policía y, como muchos de sus compañeros de la
Unidad Regional II, en un viernes cargado de actividades en la ciudad tuvo que trabajar extra y le
tocó participar en el operativo de seguridad del partido entre Rosario Central y Lanús. Pero algo
todavía no aclarado por los investigadores ocurrió cuando María Esther, que tenía 51 años, manejaba
su auto por Cerrito al 4100 y recibió un balazo directo en el rostro, debajo del ojo izquierdo, que
la mató en el acto.
El caso fue caratulado en forma provisoria como robo calificado seguido de
muerte. Es que instantes previos al ataque sufrido por Morlibo, en el mismo lugar se produjo un
asalto del que fue víctima una joven de 25 años. Los detectives policiales sospechaban ayer que la
víctima fatal podría haber pasado en forma circunstancial por ese sitio y encontrarse con la escena
del asalto o de los ladrones huyendo.
Tres hipótesis. Una bala perdida o una represalia por alguna actitud asumida por
Morlibo frente al robo del que fue víctima la joven eran los dos hipótesis que barajaban los
pesquisas de la seccional 13ª y de la Brigada de Homicidios, con intervención de la jueza de
Instrucción Nº1 Roxana Bernardelli. Tampoco se descartaba que la mujer haya intentado escapar al
verse sorprendida en la oscuridad por delincuentes.
"Por motivos que se desconocen por el momento alguien le disparó, pero al
parecer no intentaron robarle. Todas sus pertenencias estaban en el auto", comentó una fuente
policial.
Todo ocurrió cerca de las 22.30 del viernes. A esa hora, el partido de fútbol
que se disputó en el Gigante de Arroyito había terminado con la derrota de Central. No fue una
noche fácil para la policía rosarina. Además del encuentro deportivo, la Feria de Colectividades y
el festival Quilmes Rock obligaron a recargar de horas extras a la mayoría de los efectivos de la
Unidad Regional II.
María Cecilia Torre, la hija de María Esther, trabaja en la sección Medicina
Legal de la policía y antenoche fue convocada a cumplir funciones en jurisdicción de la seccional
9ª, en la zona norte de la ciudad, que corresponde al estadio centralista. Según contaron fuentes
de la investigación Morlibo quedó en pasarla a buscar en auto para llevarla hasta su casa, que
queda en el barrio Fonavi de Seguí y Rouillón.
A oscuras. De acuerdo a lo que se pudo reconstruir ayer, Morlibo manejaba un
Volkswagen Gacel, patente RUY 472, por Cerrito al 4100. Ese lugar, que está a pocos metros del
bulevar Avellaneda se veía afectado por un corte de suministro de energía, por lo cual estaba muy
oscuro. Voceros policiales indicaron que quizás unos segundos antes de que la mujer pasara por
allí, tres muchachos montados en dos bicicletas interceptaron a María C., de 25 años, con fines de
robo.
Uno de los delincuentes esgrimía un arma de fuego y bajo amenaza de muerte, la
víctima fue despojada de la cartera y un teléfono celular. En ese momento pasó por el lugar una
camioneta Ford F 100 con una familia en su interior. María C. pidió auxilio y esas personas
accedieron deteniendo la marcha del vehículo. Eso hizo que los maleantes escaparan. Fuentes de la
pesquisa indicaron que María posee un alto grado de miopía y que los ladrones, al alzarse con la
cartera también se llevaron los lentes recetados que usaba la mujer.
Esa enfermedad en la vista, sumado a lo oscuro del lugar por el apagón, hizo que
la víctima prácticamente no pudiera registrar detalles del atraco. Lo que sí contó a la policía fue
que a los pocos segundos de la huida de los delincuentes se escuchó el estampido de un arma de
fuego y, trascartón, la aparición del Volkswagen de Morlibo. El coche, según los testigos,
circulaba por Río de Janeiro en dirección al norte, al llegar a Cerrito disminuyó bruscamente la
velocidad y se fue sobre la vereda. Los gritos de María C. y el disparo hicieron que muchos vecinos
salieran a la calle y se dirigieran hacia el auto.
En el acto. María Esther ya estaba inconsciente, con un balazo que le ingresó
por la cara. Unos minutos después una ambulancia del Sies llegó al lugar, pero la mujer ya estaba
sin vida. Fuentes policiales indicaron que la familia que iba en la F 100, y que se había detenido
a ayudar a María C., desapareció del lugar.
De acuerdo a los primeros datos de la autopsia la bala que mató a la mujer sería
de calibre 32. El proyectil, que impactó de lleno en la cara, ingresó por la ventanilla del
conductor e hizo estallar el cristal, lo que indicaría que la víctima manejaba con el vidrio
cerrado.
"Creemos que esta mujer no fue víctima de un intento de robo. Tal vez se llevó
por delante el asalto e intentó esquivarlo o, por el susto, habrá querido tirarles el vehículo
encima a los delincuentes", opinó un funcionario policial. Sin embargo, la pesquisa no descartaba
que María Esther también haya querido evadir un intento de atraco.