El mediodía de ayer un agente comercial de una empresa de servicios de televisión satelital fue víctima de un robo en la zona noroeste de la ciudad. Alejandro Pretti tiene 33 años y estaba acompañado de su padre, Luis, un policía retirado. Ambos fueron abordados por dos delincuentes, uno de los cuales le apoyo a Luis un arma calibre 22 en el cuello y gatilló dos veces, aunque la bala no se disparó: "Nunca me sentí tan cerca de la muerte", dijo el policía retirado, de 53 años.
Pasado el mediodía Alejandro le pidió a su padre que lo acompañara a hacer algunas cobranzas. Los clientes de la empresa para la que trabaja están en la periferia de Rosario y en localidades aledañas donde no llega el sistema de televisión por cable. Y cada abono promedia unos 500 pesos mensuales.
Cuando los dos llegaron a Albert Schweitzer al 8300, en el límite entre los barrios 7 de Septiembre y Emaus, contaban aún con poca recaudación: "No llevábamos más de 700 pesos. Habíamos cobrado muy poco y recién empezábamos", aseguró Alejandro a La Capital.
Al momento de detener su Volkswagen Gol identificado con el logo de la empresa, dos malvivientes que se encontraban parados en la esquina observaban a padre e hijo sin ser vistos. Cuando Alejandro bajó del auto Luis se quedó sentado esperándolo. En ese instante uno de los ladrones se metió en el vehículo y lo tomó del cuello mientras le apoyaba una pistola calibre 22. Después percutó dos veces el gatillo pero la bala no salió.
Desesperado. Luis tenía puesta una remera que lo identificaba como policía, y él mismo también lo hizo: "Le dije, alto policía, y cuando escuché el ruido del gatillo en el cuello me desesperé", dijo el hombre.
La escena duró segundos y Luis, al identificarse, quedó a merced de los asaltantes. Alejandro, en tanto, no lograba reaccionar cuando escuchó que el cómplice le gritaba a quien tenía el arma en mano: "Matalo que es gorra". En ese momento y como acto instintivo, Luis atinó a defenderse: "Le di un codazo en la cara y cayó al piso. Ahí perdió el arma y yo, que no estaba armado, me bajé del auto y le tiré una patada. Así, tanto uno como el otro salieron corriendo y nosotros salimos detrás, pero se metieron en un pasillo. Uno tenía una lágrima tatuada en el ojo y el otro era un morocho, alto y vestido con gorrita", dijo Luis.
Minutos después Alejandro y su papá fueron a la subcomisaría 21ª para denunciar lo ocurrido y en instantes se montó un operativo de saturación en la zona. En ese marco los efectivos detuvieron a un joven apodado "Chuky" en el patio de una casilla. El muchacho tiene 17 años y cuenta con varias causas por robos. Según trascendió, tenía puesta la misma ropa con la que lo identificaron las víctimas del frustrado atraco y le secuestraron el arma usada en el intento de robo. Además, el menor sería parte de una banda que opera en esa zona de la ciudad. Su cómplice también es conocido por allí como "Hermosito" y su identificación se logró a partir del tatuaje de la lágrima en la mejilla.
El menor quedó a disposición de la Fiscalía de Menores 2, a cargo de Alejandro Cardinali, y la tarde de ayer los efectivos procuraban dar con su cómplice.