"Los capos lo pusieron ahí adentro, ellos lo arruinaron". Contundente e inquietante fue la referencia de un vecino sobre el homicidio de un joven de 29 años ejecutado de un disparo de arma de fuego en la nuca ayer a la madrugada dentro de una humilde casa, donde vivía solo, en el barrio República de La Sexta.
Cuando la policía encontró el cuerpo, cinco o seis horas después, la víctima tenía en una de sus manos tenía una bocha con una sustancia que parecía ser droga. Todo un mensaje de quien le arrebató la vida. Claudio Pablo Germán Lucero era oriundo de Tablada, se dedicaba a changas y al cirujeo, pero se había instalado hace tres años en ese lugar donde era apreciado por sus vecinos.
Ayer al mediodía "Manchita", un perro cuzco blanco pequeño, merodeaba desorientado la calle y husmeaba en la puerta de chapa de la casa de Esmeralda 1983, una precaria construcción con un alambrado al frente antes de un retiro tipo patio de tierra descuidado y con restos de basura. El animal parecía buscar a su dueño, que horas antes había sido asesinado a sangre fría.
Según contaron a este diario quienes lo trataban de vez en cuando, Lucero era "un pibe bueno y servicial" que no se metía con nadie y a quien por su carencias siempre alguien le daba una mano o le arrimaba un plato con comida. "Tenía un hermano que era cadete y siempre lo ayudaba, venía casi todos los días y le traía comida o algo de plata", recordaron en la cuadra.
Pero esa rutina se alteró abruptamente ayer a las 3 de la madrugada, cuando en medio de la tormenta atronaron al menos tres disparos de arma de fuego entre las cuatro paredes de la precaria vivienda. Nadie vio nada, ningún movimiento. Y si alguien lo vio, hasta ayer no lo había dicho.
A partir de un llamado anónimo, a las 8 de la mañana una brigada de la Policía de Acción Táctica (PAT) ingresó a la casa de Claudio y lo encontró sin vida. Después el gabinete criminalístico de Policía de Investigaciones (PDI) constató que tenía una herida de arma fuego en la nuca con proyectil incrustado en la base del cráneo y otro balazo en un hombro. En una mano apretaba una bocha de cocaína, otro envoltorio quedó sobre la cama y un tercero en suelo. Preliminarmente los pesquisas dijeron que se trataba de cocaína, aunque los estudios de laboratorio recién podrán confirmarlo.
Ajuste y mensaje
Las tres vainas servidas de pistola calibre 9 milímetros desperdigadas junto al cadáver, las características del hecho, la droga intacta y unos billetes en otra mano de la víctima hacían suponer a los investigadores que las motivaciones del crimen un ajuste de cuentas con un mensaje mafioso.
Entonces lo que para muchos era una vida humilde y al límite de pobreza automáticamente se la asoció la problemática del narcotráfico. Se sabe que en La Sexta hay focos de delincuencia y circula droga. Aunque es prematuro confirmar qué eslabón ocupaba la víctima —uno de los más débiles, a la vista de la suerte que corrió— algún que otro comentario de los habitantes de la cuadra confirmó esa situación.
"Los capos lo pusieron ahí adentro, ellos lo arruinaron", dijo contundente alguien que pidió reserva de identidad, lo cual expone la relación de Claudio con el mundo de la droga. Ese "adentro" podría interpretarse como lugar de acopio o boca de expendio de drogas y "los capos", aquellos que comandan el negocio.
No obstante las personas que lo trataban asiduamente en el barrio insistían con su don de gente, que "no molestaba a nadie", y que a pesar de que tenía un vínculo con barrio Tablada donde residía y tenía familiares, él elegía andar solo.
El fiscal de Homicidios Florentino Malaponte, personal de PDI y de la comisaría 4ª se presentaron en la escena del crimen. El titular de la investigación ordenó el levantamiento de rastros y testimonios de personas que pudieron observar algo, aunque por el horario y el clima algunos dijeron que apenas escucharon los tres disparos y nada más. En tanto, se dio cuenta al juzgado federal en turno del hallazgo de la droga.
"Nadie sale cuando se escuchan tiros, por las dudas. La zona está jodida y la policía no hace nada", explicaron los vecinos consultados por LaCapital, que reniegan del olvido en el que quedó inmersa esa extensa franja periférica del macrocentro de Rosario, ubicada a tres cuadras de donde nace avenida Pellegrini hacia el este junto al río Paraná.