El presidente Donald Trump advirtió que estudia ordenar una cuarentena obligatoria en Nueva York, Nueva Jersey y ciertas partes de Connecticut para detener la propagación del coronavirus, informaron ayer los medios estadounidenses. Estados Unidos ha pasado al frente en la cantidad de casos en el mundo desde el jueves, y ayer registraba 113.000 infectados y 1.711 fallecidos. El crecimiento ha sido exponencial en los últimos 8 días, con 5.000 casos diarios, que pasaron a 12.000 nuevos casos en las últimas 48 horas.
Trump mantiene un enfrentamiento con el gobernador del estado de Nueva York, el demócrata Mario Cuomo. Nueva York es el peor centro de contagios en el país. "Preferiría no hacerlo, pero puede que lo necesitemos", dijo Trump en la Casa Blanca sobre ordenar una cuarentena forzada en ese estado y otros, mientras viajaba a Norfolk, Virginia, para dar la orden de partida oficial a un buque hospital que se dirigirá a Nueva York. Trump habló con Cuomo y este dijo que no habían discutido la posibilidad de un orden que pudiera mantener a millones de personas en casa. "Hablé con el presidente sobre el barco que se aproxima", dijo Cuomo, refiriéndose al Comfort, el barco hospital naval."No le hablé de ninguna cuarentena", subrayó. Trump, que ha cambiado su discurso desde que la crisis del coronavirus comenzó a agravarse en Estados Unidos. Ayer tuiteó que podría crear los llamados "hotspots", puntos calientes en el mapa, y citó a los estados de Nueva York, el vecino Nueva Jersey y Connecticut. "Se tomará una decisión, de una forma u otra, en breve", advirtió el mandatario. Los casos en esa zona "triestatal" siguen aumentando. Nueva York reportó 52.318 casos confirmados hasta el sábado por la mañana, con 728 muertes en todo el estado. En Nueva Jersey, hubo 8.825 casos y el número de muertes se elevó a 108. Connecticut tenía ayer casi 1.300 casos, con 27 muertes. La falta de un control exhaustivo del coronavirus en Estados Unidos dejó ciego al país ante el creciente avance de la pandemia. Los casos también han ido creciendo en otros lugares del país, con al menos 17 estados reportando cifras de al menos 1.000 casos. El total nacional supera los 113.000, y Trump ha sido objeto de una presión considerable por parte de los funcionarios estatales para que haga más por enfrentar la emergencia.
El viernes, después de que una encuesta realizada a alcaldes de más de 200 ciudades estadounidenses, grandes y pequeñas, informara de la necesidad urgente de mascarillas, respiradores y otros equipos de emergencia, Trump dijo que el gobierno federal compraría miles de respiradores a diversos fabricantes. Presionó publicamente a la automotriz General Motors para que aumentara sustancialmente la cantidad de respiradores que produce. Parecía dudoso que pudieran producirse a tiempo para ayudar a los hospitales estadounidenses que ya están desbordados.
Desde el puerto de Norfolk para dar orden de salida al Comfort, el Trump afirmó que ese buque hospital estaría listo para comenzar a tratar pacientes en Nueva York el martes. El viernes, el barco hermano del Comfort, el Mercy, llegó a Los Ángeles con una misión similar.
El fantasma de una cuarentena federal siguió a una ola de gobernadores que, temerosos de que el virus se extendiera aún más por sus estados, ordenaron a las personas que habían viajado desde Nueva York que se aislaran durante dos semanas después de su llegada. Es el caso de la gobernadora Gina Raimondo de Rhode Island, pequeño estado vecino a Nueva York, quien declaró que la policía estatal comenzará a detener a los conductores con matrícula de Nueva York para que los soldados de la Guardia Nacional se hagan cargo de ellos. Exigió que cualquier persona proveniente de Nueva York se someta a cuarentena obligatoria de 14 días. Raimondo también dijo que la Guardia Nacional comenzaría a ir puerta por puerta en las comunidades costeras para hablar e informar a los recién llegados de Nueva York de la orden de cuarentena. La Guardia Nacional, una milicia que puede movilizar cada estado, ya ha sido desplegada en las estaciones de autobuses y trenes y el aeropuerto para hacer cumplir la orden de cuarentena obligatoria de 14 días de la gobernadora Raimondo para todos los provenientes de Nueva York. "Sé que es inusual", dijo Raimondo. "Sé que es extremo, y sé que algunas personas no están de acuerdo con ello".