El viaje añorado por años se convirtió una pesadilla para Juan Lima, un rosarino de 33 años, que como tantos otros argentinos, no puede regresar al país. El 8 de febrero salió de Ezeiza, con el objetivo de estudiar y trabajar en Irlanda y hace pocos días se le cerraron todas las posibilidades de volver. Ante este panorama, se conectó con cerca de 200 argentinos y armó un grupo de WhatsApp, a través del cual intentan ayudarse mutuamente. La mayoría está muy preocupada porque no sabe cuándo, ni cómo va a volver a la Argentina, y los ahorros se les van acabando a medida que corren los días. Muchos de ellos tenían vuelos para el 25 y 30 de marzo, y todos fueron cancelados.
El problema más grave lo presentan los que necesitan medicamentos y no los pueden comprar sin recetas. Enterados de esta situación, cinco argentinos armaron un grupo para ayudarse. Entre ellos está el rosarino Lima, que se “mueve” virtualmente para conseguir lo que se requiere. “Antes tenía tiempo de sobra, ahora no me alcanzan las horas”, contó el joven que está parando en la casa de una familia irlandesa, que ya le dijo que no le cobrará más el alquiler en solidaridad con su situación.
El grupo se llama “Argentinos varados UK” y se planteó cinco objetivos: buscar alojamientos, conseguir medicamentos urgentes, ayudar con el idioma, generar un espacio de contención, centralizar el material disponible y viralizarlo, y por último, “hacer todo lo posible para volver a casa”.
En ese orden empezaron a “trabajar”. El primer problema que surgió fue el de quienes no pueden seguir pagando el lugar donde estaban parando, o los echaron porque se cerraron hoteles. Algunos optaron por irse al aeropuerto y otros, a través del grupo, se juntaron para alquilar un inmueble entre varios, porque los costos de Londres son muy altos.
Ahora el grupo está enfocado en la búsqueda de medicamentos. “Hay gente que tiene problemas del corazón, otros hipertensión, otros dificultades con la tiroides y no tienen cómo conseguirlos”, explicó Lima, quien logró contactarse con una empleada de la embajada argentina en Londres.
El rosarino contó que desde la embajada les prometieron facilitarles un médico que haga las recetas, pero “no van a pagar los medicamentos, ni el alojamiento de nadie, ni tampoco nos están dando comida como se dice en Argentina”, aclaró Lima.
Compañía y contención. Una de las ideas que implementó el grupo fue la reunión “mate y churros”, que se organiza todos los días, a las 20, a través de la plataforma Zoom, donde los que quieren se conectan y hablan “de todo”.
“Es un espacio para encontrarnos y también de contención. Además, el que puede aporta lo que sabe, como una chica que nos dio una charla sobre manejo de las emociones”, contó Lima.
Luego de uno de esos encuentros virtuales de argentinos, a Lima se le ocurrió pedir ayuda a sus amigos de Rosario, a través de las redes y puso en su cuenta de Instagram que necesitaba psicólogos que atendieran, vía internet, y de forma gratuita, a los que estaban varados en Reino Unido.
A los pocos días, Lima sumó más de 20 psicólogos voluntarios, la mayoría de ellos de Rosario, que ya están prestando su servicio a este grupo de argentinos que está tan lejos.
De hecho, ya lo están usando. Ely, una argentina que está en Irlanda, se contactó con una psicóloga local, que la pudo escuchar y comentó —más que agradecida— que le “hizo muy bien hablar con alguien y más en estas circunstancias tan críticas en la que te puede agarrar la desesperación. A mí me hizo realmente bien”, reconoció.
Lo próxima meta será ver cómo pueden reanudar las clases, que todavía no se están dictando vía internet en muchos lugares, y para todos la gran esperanza es que el presidente Alberto Fernández permita que regresen al país y se dispongan aviones para tal fin.
Una luna de miel a medias en Sudáfrica
Esteban y Piera planearon por meses su luna de miel en Sudáfrica. Salieron de Argentina el 13 de marzo, a horas de que la OMS declarara el coronavirus como pandemia y que la Nación decretara la emergencia sanitaria y recomendara no viajar a los países, en ese momento, considerados de riesgo. Lo que no imaginaron es que quedarían varados en un hotel de Johannesburgo, con dos vuelos suspendidos, dos pasajes extras comprados a precios siderales, y con la única posibilidad de regresar a fin de mes vía San Pablo en un vuelo de Latam. “El problema es que Brasil no acepta pasajeros en escala y Argentina no nos deja entrar”, cuenta Estaban, y agrega: “Tenemos un pasaje para ese avión porque lo pagamos, pero necesitamos que nos reciban”.
“Cuando salimos de Rosario se hablaba de Italia, pero nunca pudimos medir la evolución y sobre todo la velocidad del proceso”, recuerda Esteban desde un hotel en la capital sudafricana, donde tienen el alojamiento sólo hasta el 31 de marzo.
La pareja había constatado antes de viajar la normalidad de los alojamientos y servicios, y por ese entonces, “la única medida preventiva era usar desinfectante en lugares públicos y evitar las concentraciones”, señala.
Si bien la primera semana fue normal, ya en uno de los pasos por Johannesburgo en un vuelo interno decidieron, tras consultar al Consulado, adelantar la vuelta. Consiguieron un pasaje para ayer y esperaron. Sin embargo, la empresa suspendió los vuelos a partir del 24.
A eso se sumó el inicio de la cuarentena en toda Sudáfrica. “Llegamos a comprar otro vuelo, vía Qatar que nos costó más que toda la luna de miel, y ese pasaje tampoco lo pudimos usar”, indica el joven. La única oportunidad de salir es el martes próximo.
“Ese día Latam saca un vuelo con brasileños y chilenos, y compramos pasajes, pero Brasil nos exige llegar a destino y Argentina cerró las fronteras; y Brasil no acepta pasajeros en escala —agrega—. Así que tenemos un doble problema y pedimos nos ayuden a resolverlo en estos días”.
Lo que preocupa a la pareja es la pandemia, y además quedarán sin alojamiento y por su cuenta. “Este no es un lugar fácil, y a eso hay que sumarle que la cuarentena está decretada hasta el 17 de abril y se extenderá”, señala pidiendo ayuda para ellos y para los otros 40 argentinos que están allí en su misma condición.