La primera hija de Virginia y de Lautaro llegó por cesárea y de urgencia, algo no previsto pero que los tres pasaron airosos.
“Tuve miedo de que los hospitales estuvieran sobresaturados, pero eso no pasó. También imaginé poder estar junto a Lautaro durante el parto y no pudo ser por restricciones de la pandemia", dijo Virginia antes de rescatar una anécdota que difícilmente olvidará.
"Mi obstetra, Estefanía Solís, tuvo un gesto inmenso. No actuó sólo de manera asistencial como comúnmente se podría esperar de una médica. Ella me acarició y me sacó la primera foto con Ramona, el primer encuentro con mi hija, ese gesto hace que piense que esta nena llegó a un mundo complicado e individualista donde también puede haber otras formas de ver a los otros, personas valiosísimas y solidarias por las que vale la pena vivir”, dijo la mamá de la nenita.
El director del Hospital Roque Sáenz Peña, Matías Vidal ante partos de urgencia como el de la hijita de Virginia y Lautaro explicó que “si bien las maternidades del Roque y de la Martin garantizan el acompañamiento, durante las cesáreas se disminuye la cantidad de gente en el quirófano porque son otros los tiempos y otras las prioridades”.
El médico aclaró que si bien se sigue estimulando el acompañamiento en el parto y en la habitación, ahora no se habilita a que ocupen ese lugar las personas mayores a 60 años, por la posible presencia del Covid-19.
“Hay que entender que lo hacemos para cuidar a ese grupo de riesgo”, señaló el médico, antes de intentar poner un poco de calma ante estos nacimientos en medio de la pandemia.
"Paradójicamente, el Covid-19 llegó en un momento adecuado, porque la globalización nos permite contar con información que en otro momento no hubiéramos tenido. Si el parto no es de riesgo, como sucede en la mayoría de los casos, se distancian los estudios para sostener las medidas de aislamiento , pero aún si recepcionáramos a un recién nacido de una mujer con coronavirus sólo tomaríamos algunos recaudos más”, dijo.
Entre esos cuidados extraordinarios enumeró que la parturienta use barbijo durante el parto y también su acompañante cuando esté en sala; que luego la lactancia sea con las manos bien lavadas, como se le aconseja a toda la población y también se use barbijo.
“La sugerencia sigue siendo que ella tenga rápido contacto piel a piel con su bebé, que lo amamante, que esté acompañada por un familiar y cuente con un equipo entrenado y humano para disfrutar de este momento maravilloso”, dijo Vidal, quien dirige un hospital cuyo paradigma es precisamente el del parto respetado.
Una hija a un mundo desigual
El papá de Ramona atendió a este diario luego de cambiarle los pañales a su hijita y dejarla dormida en la cuna para poder charlar. A pesar de la falta de sueño y los contratiempos, Lautaro se definió en estado de completa “chochera” y reconoció que también se le cruzaron dudas sobre el mundo al que trajo a su hija.
"Más aún cuando avanzó la pandemia, todo un plus de preocupación; pensar que llegue mi hija a un mundo tan desigual para las mujeres y tan violento no me gustó por momentos, pero a la vez me dije con el sentido que lo señala el filósofo Enrique Dussel: criar a un hijo hoy es pensar en el futuro y en los lazos comunitarios en relación con la vida”.
Lautaro contó que en medio del dramatismo de este escenario viral recibió tantos mensajes de cariño y afecto para su hija, para Virginia y para él que no puede dejar de pensar que "está bien apostar a la vida, no sólo de las personas sino en términos de la naturaleza".
Reconoció que “uno se deprime por muchas cosas que ve por televisión”, pero dijo creer que "esto va a pasar y hay acciones desinteresadas y solidarias que siempre se rescatarán".
Ahora Ramona está prácticamente pegada a su mamá, la que se encarga de libidinizar su cuerpo amamantándola y llenándola de mimos. Pero a pesar de eso, esta mujer tiene dudas y fantasmas.
“Mi preocupación, a veces, en caso de que esta cuarentena se extienda, es cómo Ramona tejerá sus vínculos. ¿Será muy pegada a nosotros, quizá muy introvertida?”, se preguntó Virginia.
No están solos
La psicoanalista Ana Bloj aceptó el término “pandennials” como juego periodístico, pero desde su disciplina lo confrontó. Sostuvo como primera medida que es “un poco pronto para hablar de estos nacimientos como el surgimiento de una nueva generación”.
Frente a los interrogantes propios de padres y madres, incluso sin pareja, que advienen en este tiempo tan especial, dijo: “En el primer momento de la vida el vínculo más necesario es el que tengan estos bebés con sus madres, pero lo más importante es pensar cómo hacerles sentir a la mamá, a su pareja o a los familiares que sostienen a esa mamá, que no están solos, porque aunque ese sostén no sea presencial sino virtual, puede ser muy aliviador”.
Un buen ejemplo de que no se está completamente sola es el de Micaela Salvatierra, de 26 años, embarazada de 6 meses, sin pareja y ya mamá de Taiel, de 8 años.
Esta mujer que vive en la zona oeste, entre Villa Banana y Barrio Triángulo, con su hijito y parte de su familia de origen, hasta antes de la pandemia era ayudante de cocina. Ahora sin trabajo, busca cada mediodía una vianda de comida para su hijo en una escuela del barrio.
El viernes pasado se hizo una ecografía y se enteró que viene en camino una nena, a quien llamará Keyla y nacerá a fines de julio.
Dijo que su embarazo es de riesgo. “Estaba haciendo un tratamiento por cáncer y quedé embarazada, decidí seguir adelante pero nada es fácil: vivo con mi familia que me sostiene económicamente, tuve pérdidas y encima este maldito virus”, se quejó al referirse al Covid-19.
Se enoja esta muchacha que jugó al fútbol hasta los tres meses de embarazo en el equipo Defensoras de París, de la asociación civil Comunidad Rebelde de Villa Banana. Se enoja porque dice que la atienden en el centro de salud del Distrito Oeste, en Perón y Pascual Rosas, pero necesita un turno en el Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias (Cemar) y no lo consigue de inmediato.
“Tuve que pagar 1.300 pesos por una ecografía privada. Si no, no sabía cómo iba el embarazo; no tengo cochecito, no tengo ni puedo ir a comprar ropa para mi bebita, y estoy sola con todo. Yo más que a la pandemia le tengo miedo al embarazo y al parto”, dijo, poco preocupada por cómo podrá conocerla su familia en caso de que se extienda la pandemia hasta el nacimiento de Keyla.
“Es que vivimos varios en el mismo terreno: mi mamá que cuida a mi hijo, mi hermano también vive con nosotras y atrás, mi sobrino con su familia y mi sobrina con su familia. Nacerá acompañada”, aseguró Micaela, contenida por su familia. “Todos están sanos, ellos serán un sostén también para la nena”, dio por descartado.
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Micaela vive en zona oeste y será madre soltera de Keyla. Jugó al fútbol hasta los tres meses de embarazo.
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Micaela dijo que sus amigas del equipo de fútbol no pueden ayudarla, porque están con las mismas carencias económicas. Pero dejó un teléfono de Comunidad Rebelde por si alguien puede donarle alguna cosa para su hija (0341-5897925)
Los relatos de los padres de Ramona y de la mamá de Keyla son claramente distintos. Y según Bloj, “ponen en evidencia que frente a una situación global cada madre, cada familia, vive de diferente manera este acontecimiento que puede despertar acciones solidarias hacia los niños y niñas por venir".
“Esto habla de una humanización interesante, como la de la médica que saca una foto o como la de la familia que cuida y alivia a la mamá sin pareja; gestos que habría que potenciar en acciones solidarias colectivas, porque al fin de cuentas serán las que podrán cicatrizar o reparar algunas de las marcas traumáticas o difíciles que pueda implicar parir y nacer en pandemia.”.
Recalculando
Viaje a Alemania e Italia, con seis meses de embarazo y luego mudanza. Ese era el plan para este 2020, de la periodista Florencia Mainardi, de 29 años, y su pareja, el realizador audiovisual Martín Depaoli, de 38, quienes esperan que nazca Olivia a fines de julio próximo. El tema es que irrumpió la pandemia a paso acelerado y hubo que recalcular todo.
“Teníamos todo planificadísimo, en estos días la idea era estar en Berlín, pero tuvimos que aceptar cuando empezó el avance del coronavirus que no íbamos a viajar, que nos quedaríamos en este departamento que nos queda chico y del que no sabemos aún si nos podremos mudar. Es probable que vivamos los tres acá y si lo pienso bien, no está tan mal”, dijo Florencia con una panzota de seis meses que le “explotó de golpe” y la tiene contenta porque ante todo sabe que “Olivia crece bien”.
Tampoco estaba en los planes de Florencia y Martín ir un día a un control médico por la chiquita y que los pare la policía. Fue a comienzos de la cuarentena, todavía no había protocolos de atención a embarazadas ni se obligaba el uso de barbijos.
“La pasé muy mal, me remarcaron que no se podía salir y luego no pude entrar a la consulta en la Maternidad con Martín. Todo pasó y sé que en relación a otras realidades somos privilegiados: deseamos a esta nena, tenemos recursos económicos y lazos afectivos, pero yo siempre quise tener un solo hijo y la verdad es que este embarazo por momentos no lo vivo como hubiera deseado”, contó esta mujer que avisora tras el parto de su hijita una cuarentena duplicada, por el puerperio y por la pandemia.
A Martín pensar en Olivia y en el mundo al que la traen lo pone feliz y también lo hace reflexionar. “Es increíble sentir que voy a ser papá de esta nena y además, a pesar de todos los problemas creo que esto va a pasar y si no pasa y se alarga, no me importa, quiero que mi hija sea feliz, sueño con estar los tres acá juntos, conociéndonos, con eso me alcanza y sobra y si pudiera desear algo querría poder caminar con Flor y Olivia un día de sol hacia el río, no mucho más”.
Bloj insistió entonces con serenar los ánimos de los venidos en madres y padres en esta pandemia.
“Probablemente estos nacimientos dejen una marca respecto de nuestra vulnerabilidad y la sensación de que algo semejante puede volver a pasar. Si la idea de construir un futuro estaba fragilizada, como expresan estos padres, esta situación colabora con ese tambaleo y podría llegar a dejar sus marcas, pero lo podremos analizar en un futuro”.
Aun así, con posibles "fragilidades" y "tambaleos", el papá de Olivia aclaró que el plan para ellos tres no significa dejar al resto de la familia afuera.
“Con la gente que queremos nos relacionaremos seguro, somos privilegiados, podemos conectarnos y sabemos que ellos están, estamos tranquilos. A mí lo que más que inquieta es que responda el sistema de salud y que Flor y Olivia estén bien y cuidadas, y que no se agraven las cuestiones económicas y de control a nivel mundial y país, no me gusta pensar en que mi hija llegará a una sociedad muy controlada, pero la verdad es que ya quiero que llegue”, dijo Martín.
Indocumentados
Desde que empezó la cuarentena el 20 de marzo, en Rosario unos mil bebés están sin el Documentos Nacional de Identidad (DNI). En el Registro Civil de la calle Salta 2752 explicaron que en tiempos “normales” se cuenta con 60 días corridos para anotar a un recién nacido (luego de ese lapso se actúa de oficio), pero ahora esos dos meses se prorrogaron hasta nuevo aviso.
Por la pandemia los DNI están pendientes y se regularizarán sólo por turnos, que se pueden pedir a [email protected] o vía telefónica al 4724580.
“Desde esta semana, los que nacieron en hospitales y maternidades públicas se van con la partida de nacimiento y el número de DNI, no con los plásticos para evitar la manipulación del bebé”, aclararon.