La recomendación en los consultorios, públicos y privados, fue generalizada para este grupo, pero no porque hubiese evidencias de que el Covid-19 pueda afectarlas más que a otras personas, sino justamente porque al tratarse de una enfermedad nueva se conoce muy poco.
“Hoy preferimos exagerar con las medidas, hasta que tengamos más información”, reflexiona Marcela Abello, subdirectora de la Maternidad Martin, una profesional con amplia experiencia en la especialidad y en situaciones críticas. “Pasé lo de la gripe A en las trincheras”, comenta, en relación al intenso rol que le tocó ejercer en la salud pública en aquel momento.
"Yo no puedo dejar de hacer un tacto o de revisar a la embarazada, ahí se toman todas las precauciones"
La obstetra comentó que las embarazadas son una “población de cuidado”, un término que elige en lugar de “población de riesgo”, y que en el caso de que alguna tenga síntomas como fiebre, tos o dolores corporales, compatibles con el nuevo coronavirus, se tomarán todos los recaudos, y más también, de acuerdo a los protocolos de caso sospechoso. Al cierre de esta edición no había ningún positivo para Covid-19 en este grupo, en Rosario, pero es algo que podría suceder.
En la Maternidad Martin, donde nacieron más de 150 niños desde que se declaró la cuarentena obligatoria, las cosas están funcionando normalmente. Esto implica que se están atendiendo en la guardia a las embarazadas, en forma habitual, al igual que los partos. “Si hablamos de gestantes que están bien de salud y cursan embarazos sin complicaciones, en todo caso sugerimos que posterguen un poco la consulta. Es lo mismo que se aconseja en tiempo de alta circulación de enfermedades respiratorias como en el invierno”, destaca y agrega: “Pero si alguna está particularmente preocupada o ansiosa por esta situación o cualquier otra, contemplamos eso y les decimos que se acerquen para controlarlas y charlar, tomando todas las medidas de higiene y distanciamiento dentro de la institución”.
“En el caso de las embarazadas que tienen un seguimiento particular porque tienen diabetes, o presión elevada o alguna particularidad estamos en contacto en forma permanente”, señala la médica.
Abello comenta que quizá uno de los cambios notorios en la relación médico paciente es que se evita el beso o el abrazo al llegar a la consulta. “Yo no puedo dejar de hacer un tacto o de revisar a la embarazada, ahí se toman todas las precauciones, que valen tanto para ellas como para el médico o médica que la atiende”, dice.
La subdirectora de la Martin menciona que en estas semanas, en el sector público de la salud, no notaron que haya una preocupación marcada sobre el coronavirus entre las pacientes. “No digo que no estén sensibles o atentas respecto del coronavirus, pero no lo expresan tanto. Y aunque muchas no lo mencionen, el equipo de salud está mucho más alerta”.
Llamados y contención
Algo diferente es la situación en el sector privado, respecto a la manifestación de esas emociones. Con mujeres embarazadas que tienen un promedio de edad más alto que en el sector público, y otras características en el modo de vida, allí el temor por el nuevo coronavirus se hizo más notorio. “Desde un primer momento llovieron los llamados. Aún ahora hay días en los que cargo tres veces la batería por la cantidad de WhatsApp”, comenta Julio Malamud, jefe del servicio de Obstetricia del Sanatorio de la Mujer.
Por su edad (más de 60 años), y de acuerdo a la decisión del Ministerio de Salud de la Nación, Malamud está obligado a no concurrir a su trabajo, algo que sin dudas tuvo o pudo tener cierto impacto en sus pacientes. Este es un hecho que se dio con muchos profesionales y en distintos rubros. “Estoy on line con ellas si lo requieren y también en forma permanente con todos los integrantes del servicio. Esta situación permite mostrar la importancia del trabajo en equipo y llevarles tranquilidad a nuestras pacientes, porque aunque alguno de nosotros no esté hay otros profesionales estarán al tanto de su historia clínica y capacitados para atenderlas de la mejor manera. En general no he visto que este tema sea un problema”, señala el médico.
“Los abrazos y ese lazo afectuoso y de contacto físico (dar la mano, un beso) que muchas veces se establece entre obstetras y embarazadas, y que incluso suele ser característico de la relación médico paciente en esta población, se terminó por ahora. Ese acercamiento no es posible en este momento. Hay que encontrar otros modos de dar contención”, comenta.
“Respecto de los riesgos de contraer coronavirus, obvia mente hay que tenerlos en cuenta, como con todas las personas. Y aunque no hay evidencia de que si se enferman van a estar mucho más complicadas, el Ministerio de Salud las puso como grupo de riesgo desde un primer momento para evitar el contagio ante la falta de datos concretos sobre cómo se comporta el virus en una embarazada”, dice.
En el sector privado, comenta Julio Malamud, se da un hecho particular, que muchísimas mujeres se embarazan después de los 35 años y hay un grupo importante de gestantes con más de 40: “Por lo tanto, pueden presentarse patologías preexistentes como diabetes, hipertensión u otras, que nos obligan a tomar mayores recaudos y enfatizar los controles”.
"Mi bebé nacerá en un mundo distinto. Espero que el escenario del coronavirus sea lo menos malo posible"
Malamud comenta que suspendieron las ecografías llamadas “cosméticas” como la 4D o “la del sexo”, salvo que para la mujer resulte algo muy pero muy importante y obviamente se tiene en cuenta ya que el estado emocional es crucial.
“No suspendimos las esenciales, reconocidas por la OMS como la de la traslucencia nucal (a las 12 o 13 semanas), que la hacemos junto con un doppler para chequear si hay posibilidad de desarrollar hipertensión; la morfológica del segundo trimestre y la que se hace alrededor de las semanas 33 y 34”, añade Malamud.
Se les recalca, a todas las embarazadas, la necesidad de la vacunación antigripal, evitar todo contacto innecesario y el constante lavado de manos.
“Les decimos a nuestras pacientes que estén tranquilas y atentas, desde ya, pero que aprovechen la cuarentena para hacer reposo, que nunca pero nunca está de más, al contrario”, expresa el médico.
Respecto del momento del nacimiento, en ese sanatorio se determinó que la parturienta sólo podrá ingresar acompañada de una persona y que el alta, una vez nacido el niño, se dará a las 36 horas para que el bebé se vaya de la institución médica con el screening neonatal hecho (el pinchacito en el talón que permite identificar ciertas enfermedades genéticas).
Aprender
“Quizá las estamos protegiendo de más, es posible, pero en este contexto es necesario. Vamos a aprender mucho de todo esto, con los costos que tiene el aprendizaje”, reflexiona Marcela Abello, la subdirectora de la Maternidad Martin, quien señala que en el sector público de la salud, tal como ocurre en el privado, a las embarazadas se les ofrecen todos los controles médicos y ecográficos correspondientes, al igual que la contención afectiva indispensable en un momento “único de la vida”.
Mientras tanto, Ana Paula y Maru, como tantas otras mujeres que esperan la llegada de un hijo en una situación tan inesperada como difícil, intentan, cada una con sus recursos, sobrellevar esta particularidad lo mejor posible.
Ana Paula manda su foto acariciándose la panza, y antes de cortar la comunicación telefónica, dice con emoción: “Pienso que mi hijo nacerá en un mundo distinto al de hace unos meses. Espero que el escenario del coronavirus en el país sea lo menos malo posible. Y si esta pandemia tiene alguna ventaja, es que mi bebé llegará en un tiempo de cambios, en un planeta menos contaminado y con personas que tal vez estén mucho más atentas a los otros”.