Central frente a un nuevo ciclo. ¿Y van? Las esperanzas se renuevan, pero en medio de una crisis futbolística alarmante, que llevó a esta decisión de poner todas las fichas en Carlos Tevez, lo que provocó una enorme expectativa no sólo en Rosario, sino en el país. Y no habrá manera de escaparle a la figura del Apache porque ahí estará el verdadero foco de atención, pero se entiende que esos primeros flashes tarde o temprano se trasladarán hacia lo verdaderamente importante, que es la necesaria recuperación del equipo. Como paliativo de una situación crítica suena bien y en ese contexto fueron giradas todas las cartas de invitación hacia una nueva aventura, que por supuesto alberga ribetes emocionales mucho más importantes que los vividos en estos últimos años, pero en paralelo a la suerte de Tevez estará atada a la suerte que corra este Central futbolísticamente alicaído y moralmente golpeado. Estos primeros 90 minutos de fútbol, contra Gimnasia, serán el puntapié inicial de una nueva etapa que no tiene otro objetivo más que el de lograr que el Central que Tevez dijo estar dormido comience a abrir los ojos y despierte de su letargo.
Los socios que estarán en la cancha, los que no vayan al Gigante, los hinchas que, como siempre, seguirán al equipo por TV serán parte de esos millones que seguramente estarán pendientes de lo que ocurra con el debut del Apache como entrenador, que será ni más ni menos que en Central. Por eso es imposible no hacer referencia al apetitoso plato que generará esta tarde-noche el canalla en el mismísimo Gigante de Arroyito, el escenario donde se correrá el telón para vivir un capítulo más en la vida de este Central que va buscando analgésicos frente a cada convulsión.
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Tevez tuvo apenas unos pocos días de trabajo, pero igual intentará que su equipo mejore la imagen.
Celina Mutti Lovera / La Capital
La apuesta de Tevez ya fue hecha, oficializada y de aquí en más no queda otra que esperar por lo que en Arroyito tanto bregan: los resultados. Esos resultados que comenzaron a extinguirse en el último tramo del ciclo del Kily González y que con Somoza ni siquiera lograron asomar la nariz.
El panorama por ahora es tentador sólo desde el plano emocional, por ese impacto revolucionario que genera la presencia de un personaje futbolístico de la talla de Carlos Tevez. Sólo eso por ahora. Porque la otra pata todavía sigue sin oficiar como punto de apoyo. Y tiene que ver con el tema refuerzos, que hasta el momento brillan por su ausencia.
Por eso el Apache intentará acomodar las piezas con lo que tiene, con los nombres propios que vio en persona en cancha de Vélez. Todo un desafío para un Apache que confía plenamente en imponer ya en este primer acto su impronta como entrenador. Si lo logra, habrá dado un paso clave, pero él más que nadie debe saber que la empresa es súper compleja. Al menos hasta que pueda contar con los futbolistas que apuntó como refuerzos.
Y no sólo no estarán esos refuerzos que solicitó (no es cierto que no habló de nombres propios con los dirigentes, como hizo mención en la conferencia de prensa), sino que tampoco tendrá a su lado a Carlos Retegui, la otra pieza fundamental en medio de esta historia, que entró en el combo de ese ofrecimiento que Bragarnik le hizo a Central horas después del portazo que dio Somoza.
Esa ausencia es al menos en este inicio de ciclo una tremenda desprolijidad, aunque en Central esperan que la cosa cambie en algunos días y que el Chapa, una vez que solucione todos los temas relacionados a su salida de la secretaría de Deportes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (no es algo sencillo de concretar), estará en Rosario junto a su gran amigo Tevez. Puede parecer un tema menor, pero no lo es. El Apache lo entiende de esa forma y los dirigentes canallas también.
Pero esto es Central hoy, un club convulsionado, que tuvo minutos de pantalla en los grandes medios nacionales como nunca antes por una sencilla razón: el despegue de Tevez en esta nueva función de entrenador. Y ahí está Central, en el medio, apostando fuerte, jugándose un pleno en una ruleta que, al menos por ahora, le está resultando esquiva.
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Tevez y la pelota. Hasta hace un año la dominaba, ahora debe lograr que sus dirigidos la traten de buena manera.
Celina Mutti Lovera / La Capital
Tevez causó una grata impresión en su primer día de trabajo, cuando reunió desde el primer jugador hasta el último empleado del predio de Arroyo Seco, incluso a los dirigentes. A todos les pidió colaboración, respeto y, sobre todo, humildad. Les dijo a los dirigentes que en la medida que ellos no cumplan con los empleados y con los futbolistas él no podrá exigir y que su intención es exigir el máximo. De ese carisma del Apache nunca nadie dudó, pero eso es parte de la letra chica del contrato. Las otras, las que se escriben con trazo grueso, están relacionadas con lo que en Central más importa, que es el rendimiento del equipo y los resultados que se obtengan.
Central ya posó frente a las luces del estrellato y sigue subido al gran escenario del fútbol, pero cuando las luminarias apunten pura y exclusivamente al campo de juego se verá qué ocurre con este canalla que hoy está en boca de todos, pero que necesita apartarse de todo ese entorno encantador para potenciar su propio encanto.