Para un chico de divisiones inferiores no debe haber mayor satisfacción que atravesar el momento de la firma de su primer contrato, que suele llegar, como máximo a los 20 años. Mateo Tanlongo rompió en cierta forma con esos cánones establecidos, cuando estampó la firma con sólo 16. No existen muchos casos más de jugadores tan jóvenes que rubriquen su primer vínculo contractual con el club. Desde ese lado es, a todas luces, una apuesta por parte del club, pero con un anclaje válido por la trayectoria del volante central de claro progreso en el último año, en el que saltó a 5ª división (aun con edad de 7ª), fue coronado con la chance que el Kily González, por entonces DT de la reserva, le entregó para que demostrara en la divisional más próxima a la primera. Hoy el juvenil, de ya 17, es uno más en el día a día en el predio de Arroyo Seco, realizando la pretemporada con el plantel superior, de la mano del mismo entrenador que confió en él y que cuando le dio la titularidad en reserva prácticamente no se la sacó más, aunque, claro, el mayor mérito haya sido de propio futbolista.
Pueden pasar tranquilamente un par de años sin que Tanlongo pueda hacer su debut en la máxima categoría. O pueden transcurrir apenas semanas o meses para que el pibe cumpla con ese paso que seguramente busca, pero del que intenta no lo desenfoque de su principal objetivo: la adaptación al ritmo de primera. Fabián Rinaudo viene de una operación en la rodilla, Rodrigo Villagra está en vidriera y de hecho hubo sondeos desde la MLS y Emmanuel Ojeda sonó en Portugal, aunque hoy esa posibilidad está caída. Después de ellos, el 5 que viene es justamente Tanlongo.
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Esfuerzo que vale. Tanlongo fue promovido a la reserva por el Kily.
Lo sucedido con Tanlongo en la última temporada no fue normal. Porque con 16 años recién cumplidos recibió el llamado del Kily para entrenarse por primera vez con la reserva. Fue un martes y después de un par de jornadas de trabajos le tocó viajar a Ezeiza, para enfrentar a River. Desde ese día no dejó más la titularidad. El único encuentro en el que no estuvo desde el inicio fue en la última fecha, frente a Argentinos, pero ingresó a 1’ del complemento.
Después de aquel debut en reserva contra River, cuando Villagra bajaba a la reserva, Tanlongo también jugaba. El Kily disponía el armado del mediocampo de cierta forma para que los dos tuvieran cabida (compartieron equipo en 7 ocasiones). A esa altura el DT ya estaba lo suficientemente convencido de que, futbolísticamente, Toto caminaba a la par de Rafael Sangiovani, Julio Luques (a mitad de torneo se rompió los cruzados), Samir Casasola, los otros volantes centrales a disposición, y que su juventud no era un impedimento para tenerlo como prioridad.
¿Qué es Tanlongo? Un volante central clásico, de movimientos medidos pero generalmente oportunos. Es inmenso el camino que tiene por recorrer e innumerables las cosas por aprender, pero quienes lo conocen en profundidad hablan de muy buena manera sobre sus aptitudes. Alguien muy cercano al cuerpo técnico del Kily González le confió a Ovación que el entrenador en algún momento llegó a sorprenderse con las respuestas que el juvenil le fue entregando en tan poco tiempo. Si bien es algo que el Kily esperaba y por eso desde tan chico lo llevó a trabajar con la reserva, el correr de los entrenamientos, pero sobre todo de los partidos, le fue entregando, cuentan, una clara señal de que aquella decisión que había tomado había sido la correcta. “Con 16 años lee el juego como un jugador de 30”, confió alguien muy cercano al Kily.
Cuando mejore el pase de salida vamos a estar en presencia de un jugador completo
En los varios partidos de reserva que jugó lo que hizo fue demostrar algunas de sus virtudes. ¿Qué tiene y que le falta? En el primer rubro se le puede resaltar que es ordenado y que se posiciona rápidamente, lo que habla de cierta inteligencia desde lo táctico (lo que mejor maneja es la inserción entre los zagueros centrales ante un rápido retroceso del equipo). Todo esto hablando siempre de reserva, donde claramente se juega a un ritmo totalmente distinto al de primera. Pero en ese ritmo siempre intentó tener voz de mando. Saben quienes los dirigieron y él también es consciente que a su pase de iniciación le falta algo de agresividad, que además otear rápido el panorama pueda meter un cambio de frente o, mejor aún, un pase entre líneas, con mayor verticalidad y no tanta lateralización. “Cuando mejore eso vamos a estar en presencia de un jugador completo”. Tanlongo lo charló con varios entrenadores y de hecho en medio de la pandemia se propuso pulir ese detalle, trabajando en un espacio verde bastante amplio y utilizando una cama elástica sostenida a un par de árboles.
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Pueden sonar grandilocuentes este tipo de referencias, pero fueron esas cualidades las que motivaron que la estructura de inferiores considerara que la 7ª que dirigía Lucas Cisneros le quedaba chica y decidiera llevarlo directamente a la 5ª de Iván Potepán (en ese equipo jugó este año la semifinal ante Estudiantes). Allí es donde el Kily le echó el ojo para sumarlo al equipo de reserva.
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Mateo Tanlongo, con la 5, en el equipo del Kily.
Con 17 recién cumplidos, Tanlongo utiliza las tardes para el cursado de los estudios secundarios de manera on line en un complejo educativo de Buenos Aires. ¿Por la mañana qué hace? Intenta adaptarse lo más rápido posible a la velocidad que impone la primera división, sabiendo que tiene un largo camino por recorrer y varios nombres importantes por delante, pero teniendo muy en claro también la escalada meteórica que hizo de 7ª a 5ª y de ahí a reserva. El Kily no sólo lo conoce, sino que confía muchísimo en su capacidad. Quizá, así como demostró en las inferiores primero y en la reserva después, le toque rápidamente en la máxima categoría.