Los cinco partidos que Leandro Somoza lleva al frente de Central quizá sean pocos para determinar a ciencia cierta de qué manera intentará jugar su equipo cuando ya tenga un par de decenas de encuentros en el lomo, pero en este incipiente proceso algunas pequeñas cosas van quedando claras, como lo es la apuesta por la figura del enganche, donde los elegidos fueron Luciano Ferreyra y Lucas Gamba. De esos cinco partidos, en cuatro Central jugó de esa forma, pero en el restante, que fue el primero, ante Tigre, hubo un armado similar, con una especie de doble enganche. Posiblemente no resulte un indicativo de cara al futuro, pero estas primeras cartas que mostró Somoza están marcadas por ese análisis.
No solo es poco el tiempo que Somoza lleva en Central, sino que es incipiente su carrera como entrenador, por lo cual no se puede determinar ni comparar si en otro lugar jugaba de la misma forma. Por eso, un análisis ese esquema con enganche es su caballito de batalla o podría resultar también que para jugar de otra forma considera que no tiene los intérpretes necesarios. No obstante, en el esquema que está utilizando los jugadores indicados para jugar como enganche no abundan, son contados con los dedos de una mano. Es más, el mejor intérprete es Emiliano Vecchio, a quien Somoza ya quedó demostrado que le bajó el pulgar. Por eso el técnico canalla zigzaguea entre el Pupi Ferreyra y Gamba, ninguno de los dos enganche por naturaleza, menos todavía el mendocino.
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Pupi Ferreyra es el jugador en el que Somoza más confía para jugar de enganche.
Héctor Rio / La Capital
Y el hecho de que esté forzando a algunos futbolistas a cumplir ese rol es lo que invita a pensar que verdaderamente el 4-3-1-2 que utilizó en casi todos los partidos que dirigió es el que mayor expectativa le despierta.
El partido de su debut como entrenador de Central es que a la larga quedó fuera de contexto, pero claro, eran sus primeras tomas de decisiones como DT y sin embargo eligió algo poco usual, porque se la jugó con una línea de tres mediocampistas y delante de ellos otros dos (Infantino y Vecchio), para que intentaran conectar con Marco Ruben (el único punta).
Lo que llegó después de eso fue, aparentemente, para quedarse. Porque Somoza comenzó a jugar con un enganche y dos puntas, algo que únicamente se vio alterado en algunos pequeños pasajes de determinados partidos, cuando el DT entendió que ameritaba hacerlo.
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Gamba actuó de enlace ingresando desde el banco y siendo titular. Somoza lo exige en un puesto que no es el suyo.
Leonardo Vincenti / La Capital
Así fue como el Pupi Ferreyra comenzó a adquirir una trascendencia en el equipo que en el final del ciclo del Kily no tuvo. Eso sí, casi siempre resultó sencillo de leer que sus características no encajan con la de un enlace hecho y derecho. Lo cierto es que en ese partido ante Colón, en el Gigante, el chaqueño se movió siempre en zona de tres cuartos, metido detrás del 5 y a metros de los zagueros centrales (en realidad el sabalero jugó con línea de 3), por eso le costó hacerse de la pelota pero sobre todo desequilibrar en espacios reducidos.
Y llegó Aldosivi, y nuevamente la apuesta por el mismo esquema y con el Pupi como enlace. Es más, en ese encuentro Somoza ratificó su pensamiento cuando en el entretiempo mandó a la cancha a Gamba en lugar de Walter Montoya. Ahí el Pupi Ferreyra se retrasó en el campo, sobre la derecha, y el mendocino fue el encargado de la generación. A Gamba también le costó.
Lejos de buscar alguna otra alternativa desde lo táctico, la excursión a cancha de Lanús contempló la misma partitura, donde Ferreyra fue nuevamente el elegido. Otra vez Gamba por Montoya en el entretiempo, otra vez el Pupi a la derecha y otra vez el mendocino a flotar en zona de tres cuartos.
A esa altura ya había sobradas muestras como para entender que Somoza no tenía en la cabeza probar con otra cosa que no fuera con ese 4-3-1-2 que hoy parece súper establecido. Y lo demostró en el último partido, donde la apuesta fue aún mayor. Porque Gamba esta vez estuvo desde el arranque y lo hizo como enganche, quedando expuesto en ese primer tiempo en el que Independiente manejó más y mejor la pelota que Central y donde el exHuracán corrió como un loco de un lado a otro esforzándose para colaborar en el retroceso.
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Todo parece indicar que Vecchio no es del agrado futbolístico de Somoza.
Héctor Rio / La Capital
Lo que en cierta forma llama la atención es que Somoza se mantenga firme en su postura de jugar de esta forma sabiendo que no cuenta con futbolistas idóneos para esa función. El jugador de Central más capacitado para jugar en esa posición es Vecchio y no hay forma de discutirlo, pero claro, en el medio hay una situación que a esta altura resulta clara y es que Somoza no tiene el más mínimo interés en contar con Emiliano en su equipo. Aun en condiciones físicas que no sean las óptimas, Vecchio sería el mejor intérprete para jugar de la forma que pretende el entrenador porque no haría falta explicarle nada sobre qué es lo que debe realizar dentro de la cancha. Otro que conoce bien el puesto es Facundo Buonanotte, pero quizá su juventud le juegue en contra.
Y en este punto lejos se está de poner en tela de juicio la postura del DT sobre la presencia o no de Vecchio, pero el hecho de prescindir del 10 canalla pone en evidencia un par de cosas: primero que su salida del equipo va un poco más allá de cuestiones “estrictamente futbolísticas” porque, y ahí el segundo punto en cuestión, el entrenador intenta jugar de una manera determinada, apostando por futbolistas que por características rendirían más en otra posición y no como enganche. Pero pruebas, apuestas e ideas al margen, está claro que Somoza entiende que la mejor bandera que puede levantar es la del esquema que viene utilizando.