Allí explotó todo. Los jugadores de Central festejaron el triunfo en el centro del campo de juego y desde la tribuna popular comenzaron a forcejear un portón que está ubicado en la ochava sureste del campo de juego.
La policía comenzó a disparar balas de goma y al campo de juego llovían baldosas y todo tipo de proyectil que hubiera a mano. Hubo corridas, disparos y recién varios minutos más tarde los ánimos comenzaron a calmarse, al menos en el interior del Coloso.