Un rosarino cumplió un sueño increíble. Participó de un concurso mundial para diseñar la decoración del Red Bull campeón de F-1, pasó los filtros, llegó a la final y su obra fue la elegida. Pero no solo eso, el premio le significó estar con el mismo campeón del mundo Max Verstappen, antes de que el neerlandés acelere este viernes en Austin, para la primera carrera posterior a la obtención de su tercer título mundial, consecutivo además. Su auto y el de su compañero Sergio Pérez, lucirán los dibujos que él mismo pensó casi de casualidad. O más bien, gracias a su novia Julia que le regaló las primeras entradas a un Gran Premio, el de este año en Miami. Ahí empezó todo para Franco Cavallone, este egresado de la Escuela Superior de Diseño de Rosario, que también se mostró orgullosa de lo hecho por uno de sus estudiantes.
Cavallone nació y vivió hasta los 18 años en Capitán Bermúdez, pero desde entonces se siente un rosarino más porque no dejó de vivir en la ciudad que lo cobijó cuando empezó a estudiar diseño en la escuela tradicional de Rioja y Balcarce, ahora mudada a avenida Pellegrini. Y con 39 cumplió el sueño del pibe. El primero de ellos fue el que le obsequió su novia, cuando concretaron unas vacaciones en Miami y las hizo coincidir con el Gran Premio en ese trazado urbano. Es más, se apareció con las entradas en la mano "que hasta las más baratas son caras para nosotros".
Y fue en Miami donde se enteró que una rosarina, Martina Andriano, había ganado un concurso organizado por Red Bull para que los fans elijan los diseños de los autos para los GP a disputar en Estados Unidos. Cavallone se inscribió para la de Austin que se correrá este fin de semana y después de los primeros filtros llegó a la final. Ahí votaron los fanáticos de la marca de todo el mundo y su diseño fue el elegido. "Desde el 1º de agosto que sé que gané pero por una cláusula de confidencialidad no podía decirlo. Y ahora estoy cumpliendo un verdadero sueño, estar acá, hablar con Verstappen y con Checo Pérez, disfrutar estos días junto al equipo y ver tu diseño en el auto no tiene precio. Es muy fuerte, es una locura lo que estoy viviendo", le dijo desde Texas a Ovación.
Franco contó que ya dio muchas entrevistas "en inglés y en español" y que le temblaban las piernas cuando vio venir la réplica del Red Bull en un helicóptero y subir al escenario junto a Verstappen, Checo y Christian Horner, el director del equipo. "Fue impagable, de no creer, como esto de pasearme por el paddock, estar donde están los pilotos y ver el auto con el diseño que elegiste no tiene precio". En ese sentido, Cavallone hizo un diseño bien yanqui y con una sola estrella porque Austin es así conocida, como la "estrella solitaria" (lone star).
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Cavallone llegó a Austin con todo pago junto a su novia y casi de entrada ya estaba junto a Verstappen, en el evento organizado por Red Bull. "Fue una gran emoción y lo primero que hice es felicitarlo por el campeonato y que para mí iba seguir ganando más, que quizás sea el que más lo haga en la historia, y fue muy humilde conmigo. Me agradeció, me dijo que todo es de a poco, trabajando, que tenía un buen auto y que está en buen momento. Y luego en la presentación al lado del auto expresó que le había gustado mucho el diseño, que estaba inspirado en la pista. En líneas generales, súper buena onda".
El diseñador contó que "voy a recorrer todo, estar lo más que pueda en el box y con los pilotos", y también se prometió que iba a tratar de ubicar al cordobés Nicolás Blanco, mecánico de Alpha Tauri al que Ovación le hizo una nota en plena pandemia. "No tenemos argentinos en la Fórmula Uno pero Fangio siempre está presente", y lo pudo palpar en las notas que concedió.
Cavallone creció en el fanatismo por la Fórmula 1 en la época gloriosa de Michael Schumacher y por eso es uno de los pilotos favoritos. "Hincho por los pilotos más que por las marcas y ahora que el único latino es Checo Pérez, estoy con él". Y no solo eso, el auto del mexicano y el de su compañero campeón del mundo, recorrerán la pista de Austin con los colores y las formas que él imaginó. Sí, un cuento de hadas.