2014 fue inolvidable. Por primera y única vez el rally Dakar, el más duro del mundo, el que se corre en cada comienzo de año y con temperaturas extremas, se largó en Rosario. Toda la ciudad se movilizó, como cuando la competencia estuvo de paso en otras ocasiones, pero aquella fue especial. Desde varios días antes los mejores pilotos del planeta se alojaron en esta geografía, estuvieron dando charlas en las concesionarias y recibieron el cariño popular como seguramente deben extrañar en Arabia Saudita, adonde se está corriendo la 46ª edición. Pero los lazos siguen intactos, como el recorrido imaginario que hizo, por ejemplo, que la etapa de este domingo fuera ganada por Stephane Peterhansel. Sí. Monsieur Dakar, el mismo que una década atrás charló mano a mano con Ovación y, ya lleno de gloria entonces, le dijo no solo que no le interesaba sino que corría solo por placer, pero se imaginaba corriendo dos o tres años más. Lleva diez y sigue ganando.
Tenía 48 años entonces, hoy 58. Y nunca dejó de correr. Por eso continuó batiendo récords. Por eso nadie ganó tanto como él, 14 Dakar nada menos, 6 en motos y 8 en autos. Y este domingo en Arabia Saudita consiguió obtener su 50ª etapa dakariana, igualando al finlandés Ari Vatanen, quien en 2004 en Er Rachidia, Africa, había llegado a esa cantidad. Claro que el francés lleva 83 contando las motos (33, junto a Cyril Després), un récord inigualable en sus 35 participaciones en el rally más duro del mundo.
Pensar que en aquel comienzo de 2014, se dio este diálogo con Peterhansel, como parte de una nota más extensa:
—¿Hasta cuándo esta vida profesional? ¿Cuántos años más?
—No sé, pero estoy seguro de que ya he hecho lo mayor de aquello que me falta.
—¿Entonces ya pasó la mitad?
—Sí, ¡mucho más que la mitad! Tal vez siga por dos o tres años más.
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Pero después de aquel final en Chile donde le dejó la victoria a Nani Roma, su compañero de Mini por expresa orden de su equipo en una de sus decisiones más difíciles, Peterhansel mostró que tenía para mucho más y se hizo con tres ediciones más del Dakar, todas en auto por supuesto.
Hasta que hace tres dio un vuelco a su carrera y aceptó el desafío de conducir los Audi que debutaron en el Dakar, y que por lo tanto lo llevó a atravesar numerosos problemas, que ahora parece estar resueltos. De hecho no solo Peterhansel se recuperó de un mal primer día ganando la etapa del domingo, sino que su compañero, otro campeón como Carlos Sainz, manda en la general, con 9 minutos de ventaja sobre el francés, que quedó 9º.
Peterhansel no corre por los números, sino por placer. Lo explicó muy bien en aquella entrevista, donde llegó a decir que dejó las motos para pasarse a las cuatro ruedas por se sentía solo.
En aquellas palabras se entiende este presente, donde dibujó con sus manos el número 50 y sigue queriendo más. Pero no para incrementar su leyenda inigualable. "Para mí la motivación es fácil de encontrar porque la competición es ¡sólo placer y pasión!", dijo Stephane Peterhansel entonces. Diez años después, aunque no pudo cumplir su pronóstico, imposible no creerle.