Maximiliano Rodríguez pidió la palabra. Quiso hablar más allá de que en principio lo iba a hacer Scocco. Tenía ganas de expresarse, contar las sensaciones de una semana intensa que le toca vivir, pero también por otras cuestiones pasadas. No gambeteó ninguna consulta, a todas les puso una respuesta y lo hizo con intensidad. Sin esconder nada. Criticando cuando debía hacerlo o siendo autocrítico cuando la situación ameritaba. Una Fiera sin filtros como generalmente se muestra, aunque esta vez también empujado por un momento que le tocó vivir nuevamente a un familiar en la previa a un clásico, como sucedió meses atrás, y “todo tiene un límite”, dijo. Habló de la inseguridad que permanece inalterable y sin solución, de sus ganas o no de seguir, del momento futbolístico del equipo, del banderazo, de la soberbia, de los dirigentes y del clásico que se viene en pocos días donde “vamos a hacer todo para ganar”. Muchas respuestas dignas de ser escuchadas.
—¿Cómo tomaste todo esto que sucedió con el ataque al domicilio de tu abuela?
—Esto pasa la barrera de lo futbolístico. Todo tiene un límite, cuando se pasa esa raya se pierde todo. Una cosa es el folclore, lo lindo que es el partido, la cosa más linda que hay en la ciudad y que sería lindo vivirla de otra manera. A veces a uno le toca ganar y al otro perder. Pero insisto, todo tienen un límite. La otra vez hubo pintadas, ahora esto. Me parece que hay gente que tiene que tomar cartas en el asunto, trabajar para eso. Porque al que le toca vivir esto pasa momentos muy feos. No sé por qué lo hacen ni para qué. Buscan trascendencia con esto. Tengo el apoyo de mi familia y mis compañeros y eso me hace seguir para adelante, seguir fuerte. Pero se pasaron momentos muy feos.
—¿Esto te afecta y te quita ganas?
—Me quita ganas y en un momento se te pasa por la cabeza no querer jugar. Los mensajes de los compañeros te hacen reflexionar, pero es complicado cuando pasan estas cosas. Es difícil pensar en el partido. Algunos me preguntan de qué lado (pudo haber sido el ataque). Del lado que sea está mal, no puede pasar esto. Alguien debe hacer algo. Pasó también con el gobernador Bonfatti y entonces te preguntás hasta dónde vamos a llegar. Hoy es gratuito hablar, cualquiera puede tener un micrófono, decir cosas sin saber y lastimar a la gente. Sobre todo en el fútbol. Creo que hay que bajar un cambio, que acá no se trata de ganar o perder (el clásico), hay vidas en juego y eso hay que tratar de hacerle entender a la gente. El partido que le toca vivir a esta ciudad es el más lindo que hay. No lo vamos a esconder a eso. El folclore tiene que estar en las dos hinchadas, porque es lo más lindo que existe para el jugador, para la gente. Hoy se está manejando de otra manera, muy mal, y va empeorando. Esto es un trabajo; a nosotros nos contratan para eso. Después lo podés hacer bien o mal. Este es un deporte que tiene mucha repercusión y nosotros la tenemos. Entonces toda la gente que va a la cancha está durante toda la semana leyendo una noticia que no sabe si es verdad o mentira. Esa es la sociedad en la que estamos viviendo hoy.
—¿Van a ir al banderazo?
—Se está diciendo si vamos o no al banderazo. En ningún momento nosotros dudamos de ir, al contrario. No sé por qué salió eso, es una fiesta del hincha a la que nosotros queremos ir. Y vamos a estar en la cancha para presenciar eso.
La gente puede manifestar su malestar y su enojo respecto de los clásicos. Nosotros la entendemos, pero que después todo derive en la violencia es inaceptable. Mañana (por hoy) estaremos presentes porque el domingo trataremos de ganar poniendo lo mejor posible. Después hay que ver qué pasa con el resultado. Queremos que el banderazo sea una fiesta del hincha y nuestra también. Tenemos que tratar de disfrutarla y allí vamos a estar compartiendo como siempre.
—¿Estas cuestiones que te tocaron afrontar te hacen pensar en tu continuidad no sólo en Newell’s sino en el fútbol?
—En el fútbol no, porque lo que hago me apasiona. No dudar, porque quiero seguir acá, pero uno tiene una familia atrás. Algunos me dijeron que me vaya, pero quiero seguir con lo que tengo en mente. Siempre di la cara. Nosotros cuando volvimos teníamos más para perder que para ganar, por eso poner en duda muchas cosas... Se manipuló mucho a los jugadores. Me pasó con el Tolo Gallego en su momento cuando se decían muchas cosas. Charlé con él y dijo que no entendía lo que se hablaba. Cuando hablé después de Argentinos no era para los periodistas (N.deR.: “El DT es uno más de nosotros. Dijeron que si perdíamos se iba. Esos son los boludos que hablan y no conocen”), si no para otra gente del club que quiere el mal para nosotros. Me preocupa Newell’s y no Central. Estoy tranquilo porque no soy mala leche y trato de dar el mejor ejemplo.
—Hay muchos episodios violentos, crímenes, y pocos se resuelven, ¿pensás que lo que te sucedió se puede esclarecer en alguna oportunidad?
—La sociedad se acostumbra a lo malo. Eso es lamentable. Te acostumbrás a los robos, la inseguridad, las muertes. No hay que ser conformista, sino pedir que no sucedan más. Hay que investigar y buscar culpables porque los hay.
—¿El partido es determinante, lo toman así?
—Hay que tratar de sacarlo adelante, vamos a a ir a conseguir los tres puntos. Se me hace difícil a mí porque no pude entrenar o no tengo la cabeza puesta de la mejor manera. Vamos a hacer todo por ganar.
“Si hay algo que este plantel no tiene es soberbia”
—Hay un sector que habla de soberbia. ¿Les duele eso?
—Es difícil explicarles a 40 mil personas lo que hace cada uno. Hay muchos que quieren que al club le vaya mal para poder entrar. A mí me da lo mismo jugar con esta dirigencia u otra. Soy de Newell’s y lo quiero. No entiendo cómo la gente puede pensar eso de nosotros. Si hay algo que este plantel no tiene es soberbia. En mi caso sería lo más fácil irme. Estoy dando la cara y no se me caen los anillos por errar dos penales o jugar mal un partido.
—¿Te duelen los cuestionamientos de algunos hinchas?
—A veces no sabes de qué lado viene. Tengo muy buena relación con la gente y espero que eso no cambie. Todo se generó a partir de los clásicos. Si hubiésemos ganado uno no pasaría esto. Sí me molestan, pero hay cosas políticas en las que no me meto, pero cuando tocan el vestuario, sí lo hago. Sé lo que siente y vive cada uno.
“No me gusta ser suplente”
—¿Cómo tomaste la decisión del entrenador de ir al banco de suplentes?
—No me gusta salir, no me gusta ser suplente, pero son las reglas de juego y hay que aceptarlas. Vuelvo a lo que decía con respecto al Tolo, que no lo queríamos y que pedíamos a Bernardi porque éramos amigos. Y acá sale cualquiera. Hoy hay que defender la camiseta. Los jugadores pasan y los entrenadores también. Hay que evitar que todo esto genere quilombo en la institución cambiando técnicos.
Sobre la tarea de la dirigencia
“El torneo con Berti fue muy bueno. Lo que pasa es que luego pasaron muchas cosas y los clásicos te mueven un poco. Hay decisiones también que los dirigentes deben tomar. Cada uno debe hacer su trabajo. Pelear el torneo siempre es difícil, para eso debés comprar jugadores de jerarquía y el club no tiene dinero para eso. Lo que pasa es que hay que bajar un mensaje desde la dirigencia y decir que se va a tener un torneo de transición para darles chances a los chicos para venderlos. Esa es la línea que hay que bajar y no se hizo”, dijo.
Para la Fiera, la obligación siempre es de los dos
“Las obligaciones en un clásico son de los dos. A veces uno llega mejor o peor que el otro. Ellos se tiran al campeonato y nosotros a tratar de vencer y cerrar el torneo de la mejor manera. Lo que nos queda es sumar los tres puntos el domingo. La obligación es siempre ganar el clásico”, sostuvo Maxi Rodríguez.