En el fútbol, los ritos y las tradiciones tienen lugares sagrados de veneración. Espacios donde se vuelca el fervor de la pasión, donde se expresan de manera colectiva amores sin condiciones que trascienden los tiempos y los contextos eventuales, donde se estrechan lazos, se renuevan compromisos, y se elevan miles de promesas al cielo con un solo pedido: ganar el clásico. No importan los momentos, las épocas, las rachas a favor o en contra, ni las situaciones de arribo, ni los resultados de turno. Aferrándose a esta efervescente estructura de arraigo sentimental, los hinchas de Newell’s supieron hacer un culto de este tipo de prácticas y este jueves lo volvieron a demostrar en este nuevo banderazo llenando los tres laterales habilitados del Coloso (las dos populares y la platea doble) como conmovedora señal de apoyo al equipo de Gabriel Heinze de cara al duelo del sábado con Central. Una ceremonia especial y única, para un partido especial y único, que lo merece.