El fútbol es tan imprevisible que en su derrotero golea a muchas sentencias. La dinámica de lo impensado gambetea pronósticos y fagocita opiniones determinantes. Más aún cuando no hay un suficiente recorrido en la competencia para afianzar diagnósticos. Recién se llevan disputadas cuatro fechas y aún se están formateando los equipos. Como así tantos jugadores pugnan por regularidad.
Los conceptos presentados como indelebles quedan expuestos a que la realidad los ubique en el archivo del absurdo. Es en estos casos donde la memoria reivindica una frase pragmática del Toto Lorenzo, quien alguna vez dijo con natural simpleza: "El que jugó bien una vez puede hacerlo otra vez en cualquier momento". Y ese pensamiento contiene perfectamente el primer ejemplo de certeza que arrojó esta cuarta jornada del torneo, en el que Darío Benedetto hizo añicos aquellos análisis que ponían en jaque sus condiciones para vestir la camiseta de Boca.
Sólo alcanza con revisar un cúmulo de expresiones que cuestionaban al delantero porque la ecuación costo-beneficio arrojaba un resultado deudor.
Pero ese resultado era parcial, porque nada es definitivo en el fútbol cuando existen antecedentes y tiempo para revertir la historia. Porque Benedetto trascendió no sólo por sus goles sino también por tener en el remate de media y larga distancia a la mayor virtud. Y así, ante Quilmes, en apenas 25 minutos hizo trizas aquellas aseveraciones que hasta ayer configuraban una verdad irreversible.
Otro ejemplo tuvo su anclaje en Rosario, donde Mauro Formica dibujó con sus pies el juego pretendido y lo hizo con la misma ductilidad que lo llevó en el pasado a otros horizontes. Y una vez más las críticas definitivas mutaron rápidamente en formato de halagos y reivindicación.
Claro que en Newell's tienen otros espejos para comprobar que la paciencia y la mesura son los mejores senderos para no perder equilibrio a la hora de opinar. El más notable es Luciano Pocrnjic, como así Nacho Scocco.
Por supuesto que en la vida de Central también abundan casos en que las opiniones prematuras tienen un amplio margen de error. Como sucede hoy con Teófilo Gutiérrez, porque su nombre ya aparece asociado a miradas inquisidoras y rumores infundados.
El colombiano no es un advenedizo en el fútbol, ya paseó su jerarquía por competencias de diferentes países y exhibió su capacidad de adaptación al medio argentino cuando jugó en Racing y River. Por eso no existe a la vista algún impedimento para que también le rinda a Central.
Porque más allá de las leyendas urbanas paridas en estériles polémicas, Teo tiene muchas más posibilidades de ser eficiente que de no serlo. Y estos gestos fueron una constante en su carrera.
Por eso, intentar hoy dar por seguro el destino de un equipo o de un jugador es más un juego de azar que un análisis periodístico, el que debe tener mayor rigurosidad cuando se presenta como "verdad revelada".
El Gato paseó su técnica el sábado
Mauro Formica mostró sus condiciones desequilibrantes ante Atlético Tucumán y volvió a ser ese volante que le permitió jugar en el exterior tiempo atrás.
El Taca Bieler también volvió
El delantero convirtió los dos goles en la victoria de Belgrano y recuperó la contundencia que no pudo mostrar en Newell's pero sí en otros clubes.
Teo busca el reencuentro
El colombiano Teófilo Gutiérrez mostró ansiedad por demostrar en Central su bagaje técnico, tal como lo exhibió en otros clubes de diferentes países.