Newell’s arribará al clásico del sábado con sus males a cuestas. A la evidente baja de rendimientos individuales y colectivo, se le sumaron tropezones recientes que lo dejaron aturdido y lo alejaron del lote de punteros del grupo B y de la zona de clasificación a copas internacionales. Perdió juego y confianza, justo antes del trascendental duelo con Central. Y ahora, sin un tramo de llegada que otorgue un envión favorable o márgenes de maniobra para apuntalar sus búsquedas, debe revertir esta preocupante curva en Arroyito, cuando la condición de visitante ha sido un auténtico tormento para el conjunto rojinegro en el ámbito doméstico.
El desafío asoma repleto de dificultades en el búnker leproso. En el horizonte inmediato se viene nada menos que Central, en el Gigante, por la 7ª fecha de una Copa de la Liga que empieza a acercarse a una zona de complicaciones.
Durante todo el ciclo que comanda Gabriel Heinze, salir del Coloso por torneos locales siempre planteó incomodidad, serios inconvenientes.
Es que en 16 partidos de visitante, solo pudo ganar dos (Racing 1-0 e Independiente 2-0, los dos en la liga anterior), empató seis y perdió ocho.
Esa problemática (entre otras) condicionó las oportunidades de dar pelea en el flanco interno y de respetar las ambiciones de protagonismo que se propuso en el comienzo del año. Hasta ahora, fue una gran limitación para sus aspiraciones.
Bajo la conducción del Gringo, siempre le costó ratificar lo que fue esbozando en su propio estadio.
En este marco, cada vez más angustiante, el conjunto rojinegro precisa enderezar su paso cuando sale de su propio terruño. Si no lo consigue, todas sus luchas le quedarán muy lejanas, y todo entrará en un confuso laberinto de dudas, incluso el mismo proceso que necesita, más que nunca, un partido con producción y resultado positivos para establecer como bandera defensora de lo pretendido. Un mojón referencial que pueda volver a conquistar a los suyos tras los últimos golpes.
Por todo esto, en este clásico, es mucho lo que está en disputa. Y habrá que ver si este Newell’s puede esquivar este peso de responsabilidades. Más allá de lo que se desprende de los directivos y del propio Heinze, este ciclo necesita un revulsivo, un signo de reacción, y lo tiene que conseguir en un escenario hostil, que Central ha transformado en fortaleza.
Cosecha muy flaca
En competencias locales, en 16 cotejos de visitante, el equipo leproso solo pudo ganar dos (Racing 1-0 e Independiente 2-0, los dos en Avellaneda, los dos en la liga anterior), igualó seis y perdió ocho.
Durante este tramo empató con Platense 2-2 en Vicente López, Colón 1-1 en Santa Fe, Tigre 2-2, Sarmiento 0-0 en Junín, y Huracán 1-1 en Parque Patricios, en el torneo anterior, y con Belgrano 1-1 en Córdoba, ya en la Copa de la Liga.
Y cayó derrotado ante Defensa 1-0 en Florencio Varela, Instituto 3-1 en Córdoba, Estudiantes 3-0 en La Plata, Belgrano 1-0 en su estadio, Lanús 1-0 en tierra granate, Central Córdoba 2-0 en Santiago del Estero, Boca 2-1 en la Bombonera, y Racing 2-1, en el Cilindro por Copa de la Liga.
Así, en la previa del clásico, las debilidades de Newell’s cuando sale del Parque son elementos indispensables a tener en cuenta al momento de entender el contexto de presión y obligaciones que rodea este presente de Heinze y de sus muchachos.