No es ninguna novedad que todos los técnicos del mundo saben que cuando asumen el desafío de dirigir a un equipo no hacen más que sentarse en la "silla eléctrica" que constituye el banco de suplentes. Y también los DT son conscientes de que los proyectos a largo plazo que pregonan los directivos muchas veces se hacen trizas ante la urgencia de los resultados y las presiones de los hinchas. Claro que Central y Newell's no son la excepción a la regla y sus entrenadores, tanto Paolo Montero como Juan Manuel Llop, están bajo el peso de esta ley de supervivencia que se rige por la efectividad. El que ya caminó por la cornisa de la continuidad es el DT uruguayo que está al frente del canalla. Mientras que el Chocho por ahora tiene el crédito abierto, a pesar de la floja campaña. Lo que no hay duda es que ambos trabajan día a día para oxigenar sus respectivas gestiones. Necesitan ensanchar sus espaldas.
Por supuesto que los contextos y las urgencias de uno y otro lado de la pasión son diferentes. Central y Newell's transitan escenarios y presiones que están en las antípodas, aunque el fútbol sea uno solo y se gane haciendo más goles que el rival.
Por el lado de Central, Montero ya caminó por el abismo en un par de ocasiones. En total por el torneo doméstico bajo su conducción el canalla hace 11 partidos que no gana. Entonces esta escuálida cosecha de puntos puso al DT charrúa al borde del precipicio, pero Paolo logró recuperar la línea de flotación del equipo en el momento más complicado y con las victorias salvadoras ante Boca y Godoy Cruz por Copa Argentina rescató su pellejo y ubicó al club de Arroyito en las semifinales del certamen federal.
Si bien a lo largo de su gestión los números totales del DT uruguayo son positivos (ver aparte), la realidad es que en las seis fechas que se jugaron de la flamante Superliga aún no logró cantar victoria. El eligió a los refuerzos en el último receso y no tiene excusas. Tampoco el equipo encontró un patrón de juego sostenido. Por eso el propio DT había asegurado que si era eliminado por Boca o Godoy Cruz en la Copa Argentina le pondría punto final a su ciclo. Claro que ahora, salvo alguna catástrofe en la Superliga, el técnico llegará casi seguro a la semifinal copera de mediados de noviembre ante Atlético Tucumán. La urgencia en Central pasa por la sequía de títulos.
En la vereda de enfrente la realidad es diametralmente opuesta en cuanto al origen de las urgencias. Cualquier hincha leproso en su sano juicio sabe que el plantel con que cuenta Newell's, con el enorme recambio que sufrió y con una gran cantidad de juveniles, no está para tirar manteca al techo y que esta temporada será de transición.
Al Chocho no le sobran variantes de nombre y se las arregla con los jugadores que tiene a mano, mechando a pibes de la cantera y buscando que Newell's pueda ir paulatinamente creciendo de atrás hacia adelante como un equipo confiable. Como hombre de fútbol y del riñón leproso nadie tiene que explicarle que necesita cuanto antes una victoria que reanime a la tropa.
Hay que decir que Newell's no tiene la urgencia de conseguir un título, ya que todavía está cerca la vuelta olímpica del inolvidable equipo del Tata Martino en 2013. Hoy la inestabilidad en el Parque viene más desde lo que ocurre a nivel institucional, con un club que no logra estabilizarse en lo económico a pesar del esfuerzo que, con acierto y errores, lleva adelante la dirigencia.
Así están los técnicos de Central y Newell's, buscando generar consenso en sus propuestas de juego para ampliar sus índices de confianza.