El inglés Lewis Hamilton (Mercedes) ganó el Gran Premio de Bélgica, por la duodécima fecha del Mundial de Fórmula Uno, con lo que recortó a siete puntos la ventaja del líder alemán Sebastian Vettel (Ferrari), que fue segundo en el circuito de Spa-Francorchamps.
El británico defendió la pole position lograda ayer e hilvanó su quinta victoria esta temporada como ocurrió en Shanghai (China), Montmeló (España), Montreal (Canadá) y Silverstone (Inglaterra). Además, fue su éxito personal número 58 en doscientos Grandes Premios disputados.
El piloto de Mercedes cubrió las 44 vueltas al trazado belga con un tiempo de 1:24:42.820 y así sumó 25 puntos que se añaden a un global de 213 en el año, siete menos que alemán, ahora obligado a conservar la punta la semana próxima en Monza, Italia, ante los fanáticos de Ferrari.
El podio lo completó el australiano Daniel Ricciardo, quien se ubicó con su Red Bull por delante de la Ferrari del finlandés Kimi Raikkonen.
Su compatriota Valtteri Bottas (Mercedes) concluyó quinto y también en zona de puntuación acabaron el alemán Nico Hulkenberg (Renault), el francés Romain Grosjean (Haas Ferrari), el brasileño Felipe Massa (Williams), el francés Esteban Ocon (Force India) y el español Carlos Sainz (Toro Rosso).
Entre el undécimo y decimosexto lugar llegaron el canadiense Lance Stroll (Williams), el ruso Daniil Kvyat (Toro Rosso), el británico Jolyon Palmer (Renault), el belga Stoffel Vandoorne (McLaren), el danés Kevin Magnussen (Haas Ferrari) y el sueco Marcus Ericsson (Sauber).
No se clasificaron el mexicano Sergio Pérez (Force India), el español Fernando Alonso (McLaren), el holandés Max Verstappen (Red Bull) ni el alemán Pascal Wehrlein (Sauber).
La carrera de hoy en Spa, el circuito más largo de la F1 (7.004 metros), estuvo precedida por una emotiva vuelta que dio el hijo de Michael Schumacher, máximo campeón de la categoría, que permanece con delicado estado de salud por un accidente que sufrió en diciembre de 2013 mientras esquiaba en los Alpes.
A bordo de un Benetton Ford B 194-5, coche con el que el mítico expiloto ganó el título mundial de 1994, Mick Schumacher recorrió el circuito en medio de los aplausos y la emoción de todos los presentes a 25 años de la primera victoria de su padre en la Fórmula 1, lograda precisamente en Spa.