En el que quizá sea el momento futbolístico más crítico del año de Central, uno de los peores rivales para enfrentar: Talleres. Pero claro, detenerse demasiado en las virtudes del rival sería dejar de lado la problemática sobre la que en Central debieran hacer foco. Porque este andar anodino y sin indicios que potencien las expectativas es producto, lisa y llanamente, de lo que el canalla viene haciendo. Es que lo de Atlético Tucumán y Banfield tuvo que ver más con eso que con otra cosa y porque la recordada eliminación de Copa Argentina, que se sumó a ese decaimiento en el tramo final de la Liga Profesional, también fue por impericia propia. De lo que no quedan dudas es que Central tendrá una obligación mayúscula esta tarde frente al sólido Talleres y tiene que ver con la necesidad de al menos sumar para que el tren que carga con las ilusiones canallas no se haga un poco más pequeño, por la lejanía de esos objetivos que todavía siguen en pie. Tras la dura derrota en el Florencio Sola, el equipo de Russo va por la levantada, en el Gigante que aún no lo vio perder en lo que va del año, para mantener las ruedas sobre las vías.
Que el momento de Central se tome como crisis o no depende con el cristal que se analice. Si se tiene en cuenta que de los últimos partidos ganó sólo uno, es evidente que el equipo está transitando un proceso de decadencia. Si la referencia corre solamente para las dos fechas disputadas de la Copa de la Liga, el panorama no pareciera tan oscuro. Pero está claro que el canalla necesita cuanto antes un golpe de timón.
El contexto hace que las sensaciones no sean las mejores, pero no sólo porque aún resuena la eliminación en Copa Argentina, sino porque el nivel del equipo está lejos de aquel buen andar del primer semestre.
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Octavio Bianchi da muestras de dolor tras el penal que le cometieron ante Banfield. Sigue sin poder convertir con la camiseta de Central.
Héctor Rio / La Capital
Lo que ocurrió en cancha de Banfield hace unos pocos días es un elemento insoslayable, amén de que se trató de un eslabón más en esa cadena de desaciertos del equipo en condición de visitante, incluso en el torneo pasado. Y eso es lo que tiene al hincha en alerta.
Si hay algo que todavía le da crédito a Central en esta previa ante Talleres es esa localía fuerte que viene mostrando desde que Russo tomó las riendas del equipo. Ahora, enfrente habrá un rival al que sí o sí deberá hacerle sentir con todas las letras el peso del Gigante.
Hay elementos muy claros sobre la mesa respecto a dónde están las principales falencias del equipo. La más evidente es la falta de gol, un terreno en el que, como es lógico, todo se potencia por la salida de Alejo Veliz. El último grito canalla fue en aquel empate 3-3- frente a River, en el Gigante, por la penúltima fecha del torneo pasado. Después de eso pasaron cuatro partidos (Belgrano, Chaco For Ever, Atlético Tucumán y Banfield) en los que el equipo no pudo marcar.
De todas formas, nada de eso fue producto de una racha adversa ni por problemas exclusivamente en la definición, sino que también le está costando generar situaciones en la magnitud que lo venía haciendo. Esa escasa generación y la mala puntería (en el último partido Carlos Quintana malogró un penal) hoy es un combo letal para el canalla.
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En el debut, Central igualó sin goles frente a Atlético Tucumán. El equipo de Russo vuelve a presentarse en el Gigante.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
Lo de la reacción necesaria e impostergable no es cuento. Central inició este segundo semestre cómodamente ubicado en zona de clasificación a Copa Sudamericana, pero el empate en el debut y la derrota en Banfield le quitaron demasiada fuerza a esa imagen.
Para esa reacción el plantel ya está completo y dependerá de Russo con qué intérpretes la buscará, sabiendo que la aclimatación de los refuerzos puede llevar un tiempo más. Ahora, Central inició este torneo con la base titular del equipo del semestre pasado, a la que sólo le faltaba Veliz, por eso las dudas que se generaron en medio del bajón colectivo.
Central tiene tiempo de sobra todavía para luchar por esos objetivos planteados antes del inicio del torneo, que no son otros que pelear por un lugar entre los cuatro primeros de su zona, lo que lo llevaría, seguramente, a abrazar ese otro de llegar al final de la temporada metido entre los clasificados a alguna copa internacional. Pero tampoco puede darse el lujo de mantenerse en esta medianía. Necesita que la alarma le suene para despertar de una buena vez.