“El fútbol argentino no te da tregua”, le dijo Miguel Ángel Russo a Ovación durante la semana y vaya si el entrenador de Central puede dar fe de ello, después de lo que fue la victoria más clara en el torneo y, a posteriori, una semana con unas cuantas complicaciones, que comenzaron a ganar la escena desde el mismo momento en que finalizó el partido contra Platense, en lo que ya era la previa del choque de hoy contra Vélez. Porque a la sabida baja de Alejo Veliz se le sumó la de Kevin Ortiz (cinco amarillas) y encima sobre el fin de la semana se conoció la operación a la que deberá ser sometido el capitán y referente Walter Montoya. Todo para un partido que Central deberá afrontar con inteligencia para lograr que todos esos contratiempos no le resulten lo suficientemente pesados. El alicaído y contrariado Vélez del Tigre Gareca es el escollo que tiene que sortear el canalla en busca de un nuevo pasito que le permita mantenerse en el tercio superior de la tabla.
Pararse frente a esa tabla comparativa, ver de qué forma sacó adelante Central el último partido y observar el flaco presente de Vélez implicaría un análisis que seguramente no se condice con la realidad. Porque pese a todo ello, no fueron días de calma absoluta.
Sí se puede afirmar con todas las letras que desde lo emocional este Central de Russo llega lo suficientemente entonado como para desoír cualquier contratiempo. Porque le resultó demasiado sencillo reponerse del traspié que había sufrido en Córdoba, ante Talleres. Tan sencillo que se despachó con una goleada, permitiéndole romper de manera inmediata con esa pequeña racha de tres partidos sin victorias, manchada además por dos triunfos que se le esfumaron en los minutos finales (contra Atlético Tucumán y Boca).
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Campaz es una de las principales cartas en ofensiva que tiene Central. El colombiano viene de convertir un golazo.
Marcelo Bustamante / La Capital
Un buen resultado en el José Amalfitani le significará a Central acentuar el buen presente que lo acompaña en un torneo que siempre tuvo al equipo canalla entreverado en los puestos de arriba y con presencia activa en la zona de clasificación a copas internacionales. Y de eso se trata la cosa en Arroyito, de no dormirse en los laureles para que la irregularidad le empiece a jugar una mala pasada.
En el medio, el desafío otra vez de hacer pie fuera de Arroyito. Es que después de una seguidilla de buenos resultados y muestras de competitividad llegó aquella derrota en el Mario Alberto Kempes. Encima, en los papeles la chance se presenta mas que apetecible, frente a un Vélez que llega enemistado consigo mismo, no sólo con resultados que no lo acompañan (lleva siete sin ganar, con tres derrotas y cuatro empates), sino también con un clima interno hostil (durante la semana la barra se hizo presente en uno de los entrenamientos para hablar con los referentes del plantel).
Pero Central, pese al envión que logró en el último partido, tiene lo suyo. Porque no tendrá a su goleador (Veliz), con todo lo que ello implica; porque no contará con el jugador que suele marcarle el equilibrio en la mitad de la cancha (Ortiz); y porque además también perdió a su capitán (Montoya). Todo eso hizo que Russo debiera mover demasiadas piezas, que se unirán a otras dos variantes que se darán por los retornos de Damián Martínez y Facundo Mallo, quienes cumplieron una fecha de suspensión.
Claro, la fortaleza de un equipo se logra también cuando ante situaciones adversas la estructura no se resiente. Y está claro que lo que le toca vivir a Central es una instancia de cierta complejidad por estas bajas sustanciales que sufre, pero el presente futbolístico es el mejor contrapeso que tiene para tirar sobre la mesa.
Central se metió solito, y en eso hay un gran mérito propio, es un terreno donde las obligaciones son ni más ni menos que las de mantenerse activo en ese tercio superior de la tabla. Porque frente a un mínimo de expectativa de que los de arriba se caigan, será esencial cumplir con la parte que le toca. Y hoy Central, con bajas sustanciales y complicaciones a cuestas tiene que escribir su propia historia.