Después de un año largo y de innumerables batallas, Central se permite soñar y a esta altura no hay nadie que se lo pueda impedir, que tenga el tupé de pararse enfrente y decirle “no estás para salirte con la tuya”, porque a dos partidos de la definición de la Copa de la Liga eso es algo que lo dirán los propios encuentros, en caso de poder jugar hasta el final por supuesto. De lo que no hay dudas es que este equipo de Miguel Ángel Russo tomó la ruta con mayores dificultades en busca de su destino, pero quizá ello también le sirva como incentivo. Es que sorteado ya Racing, lo que se le viene es nada menos que River Plate, el mejor equipo de la temporada. Es decir, un grado de complejidad bastante alto en lo que tiene que ver con la lógica. ¿Qué tiene Central para ofrecer en medio de un transitar con la ilusión potenciada? La confianza con la que encara cada desafío, con la que juega y la que renueva partido a partido.
Desde el momento en que Central logró el pasaje a cuartos de final de la Copa de la Liga, la confianza se potenció, pero lo dicho, cada estación que se vaya sorteando será un envión extra. Hay muchas formas de entender en qué momento motivacional está un equipo, aunque los mismos resultados son los que van marcando en cierta forma ese pulso. Pero en este Central era fácil comprender la potencia de su semblante.
Haber estado en Salta, con la posibilidad de compartir algunos momentos (por pequeños que hayan sido), con muchos de los actores de esta historia fue un buen ejercicio. Se palpó en la llegada a Salta, en la práctica, en la convivencia en el hotel. Si esto fue así ante de Racing, no es difícil imaginar lo que será ahora, sorteado ese escollo.
Es difícil decirlo de esta forma y hasta puede parecer hasta agresivo, pero en cierta forma Central viene jugando y soñando por algo que se le presentó como posibilidad, casi como un regalo, y a lo que le está sacando el máximo provecho. Ojo, eso que se piensa como regalo (teniendo en cuenta lo que fue la derrota de Independiente a manos de Talleres en la última fecha) tuvo de parte de Central un trabajo de orfebre.
Lo primordial era asegurarse un lugar en la Copa Libertadores y gracias a eso que logró le dio también para ir por el título en el torneo local. Eso que le llegó “de arriba” y lo que está afrontando con la calma necesaria. Es cierto, ya el partido ante River será con muchísima más presión, que la que tuvo en el cruce contra Racing, pero en contrapartida, la confianza también se habrá potenciado.
En realidad, hay un camino ya recorrido y bastante largo, a partir del cual Central viene extendiendo crédito y renovando la esperanza. Ya se hizo mención infinidad de veces, pero nunca estará de más recordar aquel momento de inflexión que vivió el equipo en esta Copa de la Liga que fue el clásico (antes de jugar ese partido Arsenal había ganado, por lo que el canalla arrancó el encuentro último en su zona). Porque con ese triunfo incluido, Central logró 5 triunfos y 3 empates en los ocho encuentros posteriores, que fueron los que le dieron la contención necesaria como para lograr la clasificación a las instancias finales del campeonato. Ahora hay que sumarle Racing, que se cuenta como empate (5 y 4), pero que aplica como victoria.
Lo que se intenta explicar con todo esto es que Central la sabe lunga en esto de ir buscando atajos, obteniendo resultados y, esencialmente, potenciando la confianza. Por eso ese aura de tranquilidad durante toda la estadía en Salta que exhibieron jugadores, cuerpo técnico, dirigencia y hasta acompañantes de la comitiva.
Ya a esta altura Central no está jugando de arriba porque hizo los méritos suficientes como para estar entre los cuatro mejores equipos de la Copa de la Liga y toda esa confianza a la que le fue metiendo aditivos hoy está mejor que nunca. Porque es justo decirlo, futbolísticamente también Central estuvo en una sintonía un poco más fina.
Todo parece ser parte de lo mismo. Porque mientras haya resultados positivos y pasos hacia adelante, no habrá nada que le ponga palos en la rueda al sueño de ser campeón. La rueda aún gira para el canalla y hasta aquí es algo así como una especie de círculo virtuoso: buenos resultados que implican una mayor confianza y viceversa.