Central vivió un torbellino de sensaciones en la soleada tarde de Arroyito. Porque no le fue nada fácil al Canalla encontrar en el mazo las cartas ganadoras que lo lleven a la victoria ante Patronato, que al final logró con un apretado 2 a 1. Justamente esos naipes valiosos que tenía el equipo del Chacho Coudet estaban en manos de las dos figuras excluyentes del Gigante. Uno, fue el ingresado en el complemento Giovani Lo Celso, que a pura gambeta activó el antes previsible ataque auriazul, incluso en la previa del gol de arremetida de Walter Montoya. Mientras que el segundo estandarte del triunfo fue Washington Camacho, que por haber jugado los 90 minutos con gran ritmo y pimienta se quedó en el primer escalón del podio, con el plus de haber clavado un bombazo notable en el ángulo del arco de Federico Costa. Ganó Central y es lo que cuenta para poder poner en marcha de una vez por todas la ilusión de pelear arriba. Lo quedó más que claro es que Coudet le prestó muchísima atención al partido del martes ante Deportivo Morón por Copa Argentina, el torneo que tiene como premio un boleto a la próxima Copa Libertadores.
Central había quedado golpeado anímica y futbolísticamente por la dura derrota del fin de semana pasado ante Vélez, en especial por el flojísimo funcionamiento defensivo más allá del 0-2. Por eso ayer lo más valioso fue que pudo ponerse de pie. Logró recuperar la vertical, con mucho más carácter que un funcionamiento colectivo aceitado y vistoso. Sí le alcanzó con algunos destellos individuales, como la regularidad de Camacho, que hizo un surco por el andarivel izquierdo, y las trazos de talento de un Gio que además de apilar rivales regaló algunos tacos exquisitos, siempre productivos para el equipo.
El Chacho jugó a las escondidas con el equipo hasta último momento y al final sorprendió con el ingreso de jugadores como Bordagaray, Colman y Camacho, preservando de esta manera a los titulares Lo Celso, Montoya y José Luis Fernández. Es evidente que el DT prefirió llegar con nafta premium a la excursión a Salta, donde en 90 minutos eliminatorios diputará un pasaje a los cuartos de final de la Copa Argentina, el torneo federal que clasifica al campeón directamente a la Copa Libertadores. Y hoy para el Canalla este es un objetivo a corto plazo que tiene una especial atención.
Central jugó un primer tiempo en el que lució demasiado previsible, impreciso y sin poder arrinconar al adversario contra su arco de manera sostenida. Así se fue al descanso con más dudas que certezas, como evidenciando que aún el equipo necesita reconciliarse con la confianza.
Pero en el arranque del complemento el Chacho sí puso toda la carne al asador y Central no tardó en marcar la diferencia en el juego a partir del ingreso del estratega Gio Lo Celso. Y ya con la ventaja de dos goles y pensando en Morón, el DT también suplantó a Teo Gutiérrez, que venía de reponerse de una distensión muscular y aún debe conocer más a sus compañeros para hacer pesar toda su jerarquía.
Lo malo fueron las expulsiones de Walter Montoya, que vio la segunda amarilla de manera infantil por no respetar la distancia de la barrera, y el Loncho Ferrari, por dos infracciones que le valieron sendas amonestaciones.
En el final llegó el descuento de Patronato, vía una tijera de Nicolás Bertochi, que le dio suspenso al epílogo, con un visitante que no claudicó hasta las últimas consecuencias, a pesar de terminar también con nueve jugadores.
En cuanto a la defensa, debutó Hernán Menosse y hay cuestiones para seguir ajustando.
La cita de Central con la victoria era terapéutica. Por ello el valor de no postergarla más.