Central vuela, cada vez más alto y quiere que lo dejen volar. Y no hay por qué impedírselo. Que vuele el canalla arriba de esa tremenda ilusión que tiene un destino claro: el título de campeón de la Copa de la Liga. Sí, Central es uno de los finalistas de este torneo que arrancó a los tumbos, pero en el que se acomodó a partir del clásico. Una verdadera fiesta el Mario Alberto Kempes en el 0-0 en los 90 minutos y el escueto 2-0 en los penales por esa enorme actuación de Fatura Broun, con una simbiosis entre plantel, cuerpo técnico e hinchas que claramente hizo recordar aquellas imágenes de hace cinco años en Copa Argentina. Central está a nada de un título, a 90 minutos (ante Platense) de volver a pegar el grito de “campeón”. Y todo por este paso gigantesco que dio en Córdoba, dejando de rodillas al mejor equipo de la temporada como lo fue River, por el que se vio superado, y extendiendo aquella locura e ilusión que se inició en cancha de Arsenal y que, obviamente, se potenció en Salta, cuando el rival fue Racing. Central hoy es esto, uno de los dos mejores equipos de la Copa de la Liga, que irá el sábado a Santiago del Estero a ponerle la frutilla al postre, a pegar ese grito sagrado que no ocurre a menudo, pero con el que todo Arroyito sueña.
Hacía un buen rato que Central se había montado sobre la ilusión de lograr algo este mismo año, que había entendido que algún logro podía sellar en estos primeros meses de un nuevo proceso, en el que muchas cosas cambiaron y uno de esos grandes cambios fue la llegada de Miguel Ángel Russo, para desandar su quinto ciclo en el club. Fue ese andar cada vez más convincente lo que en varias ocasiones se escuchó “es el equipo de Miguel”, sobre todo en el Gigante de Arro-yito donde este equipo echó los grandes cimientos de la campaña, pero que atronó una vez más, ahora en Córdoba, una vez coronado el pase a la final.
Pero vaya paradoja, la clasificación la tuvo que ir a buscar afuera del Gigante (a cancha de Arsenal) y la consiguió y a partir de ahí un derrotero y largo peregrinar lejos de Arroyito. Es cierto, bajo el marco de la neutralidad, pero sin el amparo de ese estadio que por estos días está “en ruinas” para una remodelación que forma parte también de ese reverdecer canalla tras el cambio de gestión, de la que aún no se cumple un año.
Pero en Central se habla todo el día de fútbol porque es un club que respira fútbol. Por eso, hablar de Central hoy es decir que la locura es total, que el sueño se mantiene más vivo que nunca, que a la esperanza no hay con qué frenarla. Ah, y a los hinchas, ¿de qué manera se les quita la ilusión? Imposible. Y está bien que lo sientan de esa manera, más allá de lo que ocurra el sábado en Santiago del Estero, porque no hay nada mejor que vivir el presente y ese presente hoy es verdaderamente encantador en este Central finalista de la Copa de la Liga, que siente que está para campeón.
Que todos en Central piensen que están mucho más cerca del título que Platense no parece ser pedantería, sino un análisis sobre el camino que el equipo tuvo que transitar para llegar a esta final soñada. Porque primero fue el Racing de los grandes nombres propios y de buen funcionamiento al que se este humilde pero convencido Central de Russo se sacó de encima en Salta en cuartos de final; porque ahora fue este River de individualidades increíbles, de un banco de suplentes de lujo, de un plantel súper caro, que no venía jugando del todo bien, pero que cuenta con un potencial futbolístico increíble, al que dejó en el camino pese haber sido inferior a lo largo de los 90 minutos. Cómo no va a ilusionarse el hincha después de estos dos semejantes gritos canallas.
Hay un comandante, Gonzalo Belloso, al frente del navío, pero desde lo futbolístico hay un gran capitán, que logró que su equipo surfeara siempre con la mirada clavada en el horizonte, sin importar qué tan pronunciada pudiera ser la ola que lo golpeara. Y bajo esa sabiduría, pero sobre todo gran experiencia del DT, el canalla fue adquiriendo una fisonomía de equipo. Un equipo con las características que se le quieran adosar, pero con el temple necesario como para jamás claudicar en el intento, incluso frente a los pronósticos más pesimistas. Ah, y ahora un enorme timonel como Fatura Broun, determinante en Salta y también en Córdoba.
Después de tres penales atajados (a Enzo Díaz, Palavecino y el Pity Martínez) y otro desviado (Lanzini) que contrastaron claramente con los aciertos de Lovera y Malcorra (Campaz falló) la locura se desató por completo en el Kempes, con el plantel revoleando las camisetas mientras caminaban primero frente a la platea Gasparini y después de cara a la popular Willington. Fue la imagen más fuerte de una noche en la que Central no las tuvo todas consigo en lo futbolístico, pero que terminó como el pueblo canalla pretendía, con el equipo a un partido del título. Central es finalista y eso es lo que cuenta.
Todo se define en Santiago
Central disputará el cotejo final de la Copa de la Liga, que se jugará el próximo sábado en el estadio Madre de Ciudades de Santiago del Estero, en horario a confirmar. El equipo auriazul se medirá con Platense y de allí saldrá el ganador de este certamen.
Canallas y calamares arribaron a esta instancia determinante a través de la vía de los penales. Ya de madrugada, las manos de Fatu Broun le otorgaron el codiciado boleto al conjunto rosarino. Otra vez el arquero se convirtió en figura trascendental y en una de las principales razones que explican el pase al choque final.
Central y River igualaron sin goles y en la definición desde los 12 pasos, apareció la estirpe ganadora que arrastra este Central de Miguel Russo.
Previamente, Platense había conseguido el pasaje en penales, tras un 1-1 en tiempo reglamentario y una infartante serie de penales en la que se lució nuevamente el arquero Ramiro Macagno (que debe volver a Newell’s).