Trabajosamente y con lo justo, el gobierno de Javier Milei logró sacar del Senado, no sin reducciones significativas que permitieron cimentar avales, la ley Bases y el paquete fiscal. Y capitalizó, por primera vez desde el debut de diciembre pasado, una mayoría clave en la Cámara alta.
Pero, una vez que Diputados haga lo suyo con ambas iniciativas, la gestión libertaria encarará un desafío mayor: con las tan ansiadas herramientas para reformular la matriz económica y social del país en su poder, la población (incluso el núcleo duro que acompaña a Milei en un marco de crisis extrema) exigirá respuestas urgentes a la Casa Rosada.
También por primera vez quedó en evidencia otra búsqueda de consensos, depositada en el nuevo jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Todo un replanteo, a fuerza de múltiples reveses previos, de la estrategia implementada por el oficialismo seis meses atrás.
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En los hechos, la oposición careció de maniobrabilidad durante el reciente debate, mientras que el Ejecutivo logró correrse de una agenda minada, en las últimas semanas, de entuertos: el sacudón político detonado por el escándalo de los alimentos sin distribuir por el Ministerio de Capital Humano, las internas en el gabinete y la tensión causada por la necesidad de sancionar, sí o sí (incluso con el fantasma de prácticas de dudosa ética rondando el Congreso), el megaproyecto presidencial.
Aunque la aprobación de la ley Bases en el Senado tampoco hubiera sido posible sin la intervención de dos actores, de los cuales Milei recela de menor a mayor proporción: la vicepresidenta Victoria Villarruel y Martín Lousteau, jefe de un radicalismo surcado por posiciones antagónicas. Paradójicamente, quien vino a romper el sistema terminó apalancándose en ese sistema tan odiado.
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Francos encabezó negociaciones clave con gobernadores para destrabar la ley Bases y el paquete fiscal.
Foto: Archivo / La Capital.
Entonado por el triunfo parlamentario, Francos adelantó que el postergado Pacto de Mayo finalmente se concretará el 9 de julio próximo, en Tucumán. Pero será determinante la evolución de la muñeca política del gobierno y la administración del Estado. Y, principalmente, el rumbo de una economía que no deja de ralear bolsillos.
En ese sentido, cobra fuerza el llamamiento del gobernador Maximiliano Pullaro (a quien el jefe de la UCR provincial, Felipe Michlig, ya posicionó como presidenciable) a su equipo a trabajar para mejorar las condiciones de igualdad de los santafesinos. Después de seis meses de gestión, nadie duda de la prioridad que marca el GPS.