El sello que dejó Jesús en Central
A los 36 años, ayer anunció su retiro definitivo del fútbol Jesús José David Méndez, Jesús Méndez. En su Mendoza natal, jugando para Independiente Rivadavia, la lepra de allá, justo él que fue tan querido y respetado en Central, donde siempre su aporte fue fundamental.
5 de marzo 2021 · 05:00hs
A los 36 años, ayer anunció su retiro definitivo del fútbol Jesús José David Méndez, Jesús Méndez. En su Mendoza natal, jugando para Independiente Rivadavia, la lepra de allá, justo él que fue tan querido y respetado en Central, donde siempre su aporte fue fundamental. Tanto, que difícilmente con él en cancha hubiera sufrido el revés del descenso y eso lo demostró cada vez que sí estuvo, volviendo además al lugar donde encontró cobijo y afecto para lograr el retorno a primera división.
Jesús rápidamente conmovió por su entrega y su llamativo dribling para desembarazarse de la marca e ir siempre hacia adelante. No era un volante que le gustara iniciar un ataque haciendo circular la pelota hacia atrás, tan típico de estos tiempos, y eso que se destacaba por su marca aguerrida también.
Jesús fue el salvador canalla cuando convirtió el gol del triunfo en Córdoba, golazo, en la promoción 08/09 ante Belgrano.
Y fue clave en el juvenil equipo de Ariel Cuffaro Russo que hizo mágicos 31 puntos en el Apertura 2009. Cuando Boca se lo llevó en el mercado de verano, no hubo quien tomara su posta y pasó lo que pasó.
Pero lo dicho, Méndez regresó en 2011 en una de las peores crisis futbolísticas para integrar el equipo de Pizzi que parecía, en la segunda temporada en el ascenso, poder dar el salto. Y fue tanta su valía, que un castigo inoportuno a tres fechas del final lo dejó en el banco para enfrentar a Patronato en cancha de Colón en un partido clave, fue derrota y ascenso trunco posterior.
Volvió a intentarlo Jesús y, ahora sí, con el conductor que le sacó máximo provecho, Miguel Angel Russo, fue figura del plantel que coronaría la vuelta. Tras el ascenso, regresó a Boca pero aunque le fue muy bien, eligió volver. Hablaba poco, prefería hacerlo en la cancha. Su estilo y entrega lo hicieron acreedor del cariño de la gente que fue recíproco. Jesús Méndez colgó los botines pero dejó su sello eterno en Central.