Alberto Perassi, el padre de Paula, la mujer sanlorencina desaparecida en 2011 y cuyo cuerpo es buscado por estos días en una cava en las afueras de San Lorenzo, se encadenó nuevamente en el ingreso a los Tribunales locales, pero esta vez para exigir concretamente al juez Juan José Tutau que dé lugar al reciente pedido de la Fiscalía para la detención de 9 personas implicadas en la muerte de su hija, entre ellas cinco policías. Pese a las demandas de una ruidosa manifestación que mantuvo bloqueada la puerta del recinto toda la mañana, el magistrado se negó a recibir al hombre, aunque a través de voceros explicó que si emite un fallo anticipado, corre el riesgo de ser impugnado.
Desde las 7, Alberto y su esposa Alicia se instalaron rodeados de cadenas y pancartas que decían "Juzgado intervenido por el pueblo" frente a las puertas del tribunal de Moreno al 800. Como gesto de acompañamiento, arribó al lugar una caravana de la agencia de taxis local Potolo, cuyos móviles bloquearon la calle, y conforme se iban enterando, llegaron amigos, familiares, vecinos, referentes políticos y de instituciones. Tiznados por el humo del caucho quemado, permanecieron toda la mañana sosteniendo el reclamo al juez, que se negó a salir a la puerta o a dar una conferencia de prensa, aunque accedió a hablar con distintos personajes que se ofrecieron voluntariamente a obrar como intermediarios.
Del juez. Entre los interlocutores estuvo el abogado Sergio Davobe, de la Defensoría del Pueblo en San Lorenzo, quien comunicó a los presentes los pasos que siguió el juez desde que los fiscales Román Moscetta y Donatto Trotta le presentaron el pedido de las detenciones. "Tutau me dio la palabra de que va a resolver, pero me dijo: «Si me adelanto, puedo generar nulidades y tumbo toda la causa porque sí o sí debo cumplir pasos procesales»", reprodujo. Y comentó que de acuerdo a estos parámetros, la decisión debería estar tomada entre el lunes o martes de la semana próxima.
De esa resolución depende la libertad y situación penal de Antonio D. y Gabriel S. (procesados oportunamente y luego desprocesados por el homicidio de Paula), Roxana M. (esposa de éste último), Mirta R. (quien le habría practicado un aborto clandestino y compulsivo a la víctima), y los policías acusados de encubrir el homicidio y desaparición del cuerpo: Aldo G., Ramón G., María G., Jorge K. y Daniel P.
En tanto, Perassi repetía: "Yo me quedo acá. Se piensan que me voy a ir a la cava a ver cómo buscan a mi hija, pero yo allá tengo gente seria trabajando (dijo, en relación al Equipo Argentino de Antropología Forense). Yo me quedo a cuidar acá (por los tribunales), para que no me emboquen de nuevo", enfatizó, y estallaron los aplausos y las arengas: "¡No estás solo Alberto, nos quedamos con vos!". El hombre, emocionado, agradeció el apoyo y pidió: "Váyanse a laburar, yo no me voy. Y si algo me llega a pasar, tendrá que hacerse cargo él", dijo, por Tutau.
Momentos de tensión. Por momentos, se vivieron momentos de tensión, como cuando un abogado forcejeó con los manifestantes al intentar ingresar al juzgado y éstos no se lo permitieron, o cuando un referente político y empresarial de la zona se acercó para dar su apoyo pero terminó envuelto en un fuerte entredicho con algunos presentes y se retiró. Además el aire se enrareció cuando un taxista avivó la fogata de caucho que ardía peligrosamente cerca de vehículos estacionados -entre éstos, el de Tuta-, los cuales debieron ser alejados de las llamas.
Otro momento memorable fue cuando alumnos de 5º año del Nacional Nº 1 se plegaron al reclamo, y elevaron una nota solicitando al magistrado que los recibiera y explicara por qué no ha resuelto las detenciones. Al momento de ingresarla, un policía le preguntó a una alumna si era mayor de 18 años, y ella le respondió: "No, pero tengo 16 y para votar sí tengo edad". Ivo (17), uno de los estudiantes que colgó largos carteles con la leyenda "Justicia", desde las ventanas del edificio escolar, explicó que "desde que desapareció Paula estamos con Alberto. Hoy escuchamos bocinazos, pensamos que era una protesta de taxistas, pero cuando nos asomamos lo vimos encadenado, y a la salida vinimos a acompañarlo".
También se caldearon los ánimos cerca de las 13, hora de salida del personal judicial, por el que intercedió Marcelo Remondinon un referente local de los derehcos humanos. De a uno, los empleados fueron saliendo con custodia policial, y el juez dejó su despacho sólo cuando Perassi desistió de seguir con la protesta, cerca de las 14. Así se disipó la muchedumbre, no sin antes decirle al magistrado: "Salí tranquilo, que nos vamos".