Natalia Oreiro habló de la actualidad del cine argentino y cruzó a Guillermo Francella. En el marco de la premiere de “La mujer de la fila”, su nueva película que se estrena este jueves en cines, la actriz uruguaya sostuvo la importancia de la diversidad de proyectos en la industria. “Creo que todos pueden convivir”, expresó.
“Yo celebro que todas las personas puedan expresarse, que sea respetada su expresión, aunque uno no esté de acuerdo. En lo personal, creo que hay que hacer cine de todo tipo de género. No creo que el éxito de una película radique en la cantidad de espectadores que vayan a verla”, aseguró Oreiro en diálogo con los periodistas presentes en el evento.
Vale recordar que, durante la campaña de promoción de “Homo Argentum”, Francella cuestionó la existencia de un cine argentino “que es muy premiado” pero que “le da la espalda al público”. De esta manera, el actor planteó una dicotomía entre una suerte de cine “arte” (que según sus dichos, sería también el que financiaba el Incaa) que no convoca al público, y un cine popular que representa a la mayoría de los espectadores.
A favor de la diversidad en el cine
Ante esto, Oreiro celebró la existencia de las producciones masivas, pero que consideró que su existencia no debe ir en detrimento de otros tipo de propuestas independientes o de realizadores emergentes. “A mí, siendo una actriz popular, me encanta hacer películas masivas y que la gente vaya al cine y que se identifique, que se ría, pero también creo muy necesario el cine de autor, el cine emergente, las óperas primas”, dijo Natalia.
En este sentido, la actriz destacó el trabajo del director Benjamín Ávila, director de “La mujer de la fila” a quien Oreiro había conocido en “Infancia Clandestina”. Esta película, estrenada en 2012, fue la ópera prima del realizador y ganó múltiples reconocimientos: arrasó en los Premios Sur y los Premios Cóndor de Plata, fue nominada a los Goya y fue la candidata argentina a para los Oscar. “Nuestro cine es nuestra historia”, subrayó la uruguaya.
A su vez, Natalia no rivalizó con Francella, sino que planteó un desacuerdo. “A Guillermo lo quiero mucho porque hice mi primera película con él. Imaginate si no lo voy a recordar con cariño. Es un tanque”, afirmó sobre la recordada “Un argentino en Nueva York”, de 1998.
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“Voy a ver su película y le voy a mandar la invitación para que vea la nuestra. Yo creo que reducir un hecho artístico a una corriente política es muy simple. Yo abogo por la diversidad de proyectos, de opiniones. Creo que pueden convivir”, sumó la actriz.
“Sería egoísta creer que somos los únicos que tenemos un momento complicado. El país está complicado, el mundo está complicado, pero creo que hay que seguir haciendo cosas y creo que, por el contrario, de intentar separar un público del otro, hay que hacer cosas que a la gente le emocionen y la haga conectar. Lo que necesitamos es conectar y el cine nos conecta”, sumó Oreiro.
“Decirle a una persona cómo tiene que ver una película, cómo tiene que pensar para ver determinado cine, me parece que es subestimar al público. Yo jamás le diría al público que tiene que ver una película por su ideología. No. El arte no es eso. El cine no es eso”, destacó, poniendo el acento en la libertad de elección”, cerró la actriz.
De qué trata "La mujer de la fila", la nueva película de Natalia Oreiro
"La mujer de la fila", coescrita y dirigida por Benjamín Ávila, muestra la realidad de las mujeres que tienen familiares privados de su libertad. Está basada en la historia real de Andrea Casamento, referente argentina de la lucha por los derechos de las personas detenidas y fundadora de la Asociación Civil de Familiares de Detenidos (ACiFaD).
En la ficción, Oreiro es Andrea, una mujer de clase media de la Ciudad de Buenos Aires cuya vida se ve sacudida por la detención inesperada de su hijo. En primera persona, descubre los desafíos que enfrentan cotidianamente los familiares de detenidos: las burocracias del sistema penitenciario y judicial, los prejuicios sociales y las visitas a la cárcel. De esta manera, conoce a otras "mujeres de la fila", que al igual que ella esperan para ingresar a visitar a sus seres queridos. Ellas, al principio frías y hostiles, se convertirán en su sostén emocional y red de contención.
Por fuera de la ficción, el hijo de Casamento fue detenido el 4 de abril de 2004, con 18 años, acusado de robar empanadas en el barrio porteño de Palermo. El hecho ocurrió tres días después de una gran marcha contra la inseguridad convocada por Juan Carlos Blumberg, de la que la propia Andrea dijo haber participado.
Su hijo fue trasladado al Complejo Penitenciario de Ezeiza, donde permaneció seis meses en prisión preventiva hasta ser absuelto y liberado.