Dada la distancia a la capital federal del país, ésta no suele ser uno de los destinos más comunes en escuelas del interior y, si así lo pueden hacer, los lugares típicos a visitar son los edificios de los poderes Ejecutivo y Legislativo, los estadios de fútbol, el obelisco y el encanto de ciertos barrios porteños entro algún que otro parque o jardín botánico. Sin embargo, la visita a sitios de Memoria no es algo habitual para las escuelas alejadas de sus ubicaciones.
Memorias del horror organizado
Hoy “La Perla” es un Espacio para la Memoria, una institución pública y abierta a toda la sociedad, pero entre 1976 y hasta diciembre de 1978 alrededor de 2.200 a 2.500 personas permanecieron secuestradas allí, la mayoría de ellas siendo asesinadas e inhumadas clandestinamente en los terrenos aledaños y que aún hoy permanecen desaparecidas.
“La Perla” fue, uno de los CCETyE más grandes del interior del país dentro del aparato represivo de la última dictadura cívico militar y junto a los más de 800 centros clandestinos de todo el territorio nacional, fue un engranaje central del plan sistemático de exterminio a la oposición política que llevó adelante el denominado “Proceso de Reorganización Nacional” implementado por la dictadura en el marco del Plan Cóndor que se ejecutó en toda Latinoamérica.
Desde 1979 hasta el traspaso del predio a la Comisión Provincial de la Memoria en 2007, funcionó el Escuadrón de Exploración de Caballería Aerotransportada 4 dependiente del entonces Tercer Cuerpo de Ejército que tuvo al represor condenado por genocidio y otros 1.500 crímenes de lesa humanidad, Luciano Benjamín Menéndez, como una de sus cabezas visibles.
A partir del 24 de marzo de 2009 “La Perla” se convirtió en un espacio para la memoria y promoción de Derechos Humanos. Como institución pública propone un museo de sitio conformado por un recorrido por los lugares que formaron parte del centro clandestino y un conjunto de salas, muestras e intervenciones que abordan la historia de la represión del terrorismo de Estado y los procesos de luchas por Memoria, Verdad y Justicia anteriores y posteriores a la dictadura cívico-militar desde distintas perspectivas.
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El viaje de los estudiantes
El proyecto de las docentes de Sastre fue realizar un viaje educativo con los alumnos de tercer año entendiendo que “conocer la historia reciente de nuestro país es una tarea que la escuela debe facilitar a sus estudiantes desde el marco de la pedagogía de la memoria”. La premisa de las impulsoras fue: “Como docentes no basta con limitarnos a contar los hechos. Queremos acercar a los alumnos a los espacios donde sucedieron, porque es necesario vivenciarlos”.
La Capital también fue parte de la comitiva junto a madres de alumnos, docentes y miembros de la Cooperadora escolar y de la comisión de la Biblioteca Popular San Martín y mantuvo un diálogo con las promotoras de la actividad.
–¿Qué materias abordan ustedes como docentes en el curso de tercer año que visitó La Perla?
Nancy Báez: –La profesora Aracelli dicta “Construcción de la ciudadanía” y esta visita se dio en el marco del trabajo del contenido “Cultura e identidad”. Yo, soy psicóloga y estoy encargada de las “Ruedas de convivencia” .
–¿Qué se entiende como pedagogía de la memoria?
NB: –La pedagogía de la memoria no se limita a reconstruir y preservar hechos significativos, sino que procura constituir los marcos para su interpretación en diálogo con un horizonte político presente. Es precisamente, en ese espacio de construcción de los marcos de interpretación y de diálogo con el pasado, donde estos enfoques edifican su práctica pedagógica.
Araceli Vásquez: –La pedagogía de la memoria, parte del diálogo y pone en juego un concepto de memoria donde el pasado se convierte en principio de acción para pensar las prácticas cotidianas.
NB: –Cada recorrido busca ser un puntapié inicial para la producción de nuevas memorias; memorias locales que nos interpelen, que indaguen sobre la represión, pero también sobre la lucha y la resistencia, la vida cotidiana; porque la historia de nuestro pasado reciente atravesó cada familia, cada barrio, cada escuela.
–¿Cómo piensan ustedes que es una buena manera de ponerse en contacto con ese pasado reciente que para los alumnos no formó parte de su vida?
AV: –Hay muchas formas de ofrecer a los y las estudiantes acercarse al pasado reciente. Una de ellas es la visita a los espacios por la Memoria que son “territorios conquistados” para el ejercicio colectivo de la reflexión sobre el pasado reciente y particularmente sobre cómo y para qué fueron posibles los Centros Clandestinos de Detención en ese contexto.
–¿Qué objetivos quisieron alcanzar con esta visita a La Perla?
NB: –Nos propusimos cinco objetivos puntuales. El primero es poder reconstruir nuestra identidad desde el respeto y la participación colectiva. En segundo lugar, poder acercar a los y las estudiantes a conocer y recorrer uno de los Espacios de la Memoria de nuestro país que está muy cerca donde gran parte de esos chicos vacacionan, como es la ciudad de Carlos Paz, pero que pocos saben de su existencia, aun siendo uno de los más importantes del interior del país.
En tercer lugar, se busca reflexionar y dialogar sobre esa parte de la historia reciente de Argentina y a través de ello, se llega al cuarto punto que fue lograr incorporar aprendizajes significativos que coloquen a los y las estudiantes como protagonistas. Además, se buscó incentivar a la reflexión crítica y constructiva sobre los episodios ocurridos a partir y durante el golpe de Estado de 1976.
AV: –También quisimos enmarcar esta visita en una fecha cercana al cumplimiento de un nuevo aniversario de la “Noche de los lápices” que fue el 16 de septiembre de 1976 cuando un grupo de tareas del gobierno militar, secuestró a 10 estudiantes secundarios de La Plata y tras torturarlos, asesinó a seis de ellos cuyos cuerpos aún permanecen desaparecidos.
Además, como corolario, nuestro objetivo mayor es que las nuevas generaciones puedan valorar la democracia y la necesidad de defender nuestros derechos humanos como pilares de nuestra dignidad.
–¿Qué preguntas o cuestionamientos surgen dentro de un lugar tan significativo?
AV: –Quizás invita a preguntarnos sobre las tramas del presente que se vinculan a una memoria colectiva, con la identidad, con los procesos políticos de construcción cotidiana de la democracia. La pedagogía de la memoria nos invita a esa construcción colectiva de las memorias desde una perspectiva de diálogo y de circulación de la palabra.
–¿Cuáles fueron las áreas pedagógicas con las que trabajarán la experiencia vivida en La Perla?
AV: –Son varias, en principio el área de “Construcción de la Ciudadanía e Identidad”. Trabajar sobre los conceptos de ¿Qué es ser ciudadano/a? Y de qué se trata el ejercicio de la ciudadanía. También lo que implica ser ciudadanos y ciudadanas responsables.
NB: –También se trabajarán los Derechos Humanos: civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. La ciudadanía activa y pasiva, la dimensión normativa, la Constitución Nacional y el sujeto político. En las próximas semanas se abordarán temas referentes a la ciudadanía en la actualidad y temas más enfocados en el individuo como la identidad y su construcción histórica y social, así como la identidad personal y colectiva.
–Luego de la experiencia ¿Cuál o cuáles fueron los lugares o escenarios que más las impactaron del recorrido?
AV: –Me impactó la sala de los genocidas, ver los condenados y los impunes y también el espacio de las intervenciones de las puertas y las siluetas.
NB: –A mí me emocionó hasta las lágrimas las salas de los objetos y el relato que de ellos hicieron los sobrevivientes y también fue muy fuerte la sala de las mujeres, donde la se realizó la transformación del dolor a través del arte, de la palabra, de los relatos...
Impresiones y sensaciones
El recorrido por las instalaciones de La Perla duró aproximadamente unas tres horas. Allí un guía explicó el contexto y la función de cada lugar durante los dos años que fue utilizada como CCDTyE y a posteriori.
Tras cada pequeña charla, se invitaba a realizar el paseo por las distintas salas, dejando que cada visitante lo haga a su tiempo para que después, pudiera realizar las preguntas a partir de las dudas que le surgieran.
Hubo espacios y momentos que a todos los presentes nos promovieron diferentes emociones que oscilaron desde la angustia atragantada y las ganas de llorar hasta el miedo, desde la incertidumbre, la desazón y el estupor hasta la esperanza.
Más allá de las historias e ideologías personales, a todos nos quedó la firme convicción de la necesidad e importancia de contar con estos lugares de memoria, para que la democracia y el respeto por los Derechos Humanos sean pilares indiscutibles de la sociedad, para que los horrores que allí se perpetraron, no se repitan nunca más.
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