Lejos quedó la angustia en la familia Biñale, a pesar de ser cauta y pensar "paso a paso". La recuperación de Benjamín, o de Benja, como los rosarinos conocieron al chico de 8 años que en agosto pasado recibió una bala perdida mientras hacía el calentamiento previo a jugar un partido de fútbol en una canchita de la zona sudoeste, avanza sin inconvenientes. El martes fue operado otra vez, todo salió bien y, si sigue así, habrá sido su último paso por el quirófano.
La buena noticia fue confirmada a LaCapital por su papá, Javier Biñale, quien comentó que la operación duró cuatro horas y que se trató de una craneoplastía "para volver a poner el hueso" en la zona donde recibió el impacto.
"Queda en terapia uno o dos días para controlarlo mejor, pero pienso que mañana (por hoy) ya va a pasar a sala común. Sigue con algunos dolores normales de la operación, pero está tranqui", contó Javier, aunque fue cauto y afirmó que todo es "paso a paso".
El hecho conmocionó a toda la ciudad. Sucedió el 17 de agosto pasado, cuando Benjamín recibió una bala perdida en la cabeza mientras precalentaba para entrar a jugar un partido de fútbol. El violento episodio se desencadenó en bulevar Seguí y Garzón, sobre las 16, donde se encuentra la cancha del club Pablo VI. Se estaba jugando uno de los partidos de la Liga Rosarina, donde Pablo VI se medía de local contra el club 7 de Septiembre.
Un grupo de diez chicos del club 7 de Septiembre estaba precalentando para ingresar a la cancha. Durante los ejercicios, se escucharon tiros y uno de los chicos se desplomó y se golpeó la cabeza: era Benjamín. Rápidamente se acercaron los entrenadores y los tíos, que estaban allí para ver el partido del chico y de su primo, quien también jugaba ese día.
Ante la ausencia de una ambulancia que nunca llegó, el tío de Benjamín cargó al chico y lo subió a su auto. Fue a toda velocidad al hospital Vilela acompañado por otra persona que intentaba que Benja no se desvaneciera.
En la guardia se le realizó una tomografía, donde se pudo ver que no se trataba de un vidrio y se constató que Benjamín fue blanco de una bala perdida. Cerca de las 19 el chico entró a cirugía.
La recuperación del pequeño futbolista fue seguida de cerca por toda la ciudad, incluso con una movilización masiva en la puerta del Vilela para acompañar y apoyar a Javier y Soledad, mamá de Benja, cuatro días después del hecho.
Ya en esa concentración, Javier no paró de agradecer en todo momento a la sociedad, que se acercó hasta Italia y Virasoro para hacer un abrazo solidario, y por demás de confiado afirmó: "Yo de acá me lo llevo vivo".
Fue el 23 de agosto, después de casi seis días, que Benja despertó para pasar dos semanas más en el hospital Vilela.
El 7 de septiembre, después de saludar a todo el personal médico, tomó con una mano a Javier, con la otra a Soledad y salió caminando del lugar en el que estuvo 21 días.
Ahora, con esta nueva cirugía, sólo resta saber cómo evolucionará Benja. Al respecto, Javier comentó: "Una vez que suelda el huesito, ya está. Queda la bala adentro, se encapsula y quedaría bien. Es un proceso: ahora es salir de terapia, ir a sala común y después el alta. Y cuidarlo por un tiempito y después, vida normal".
"Tenemos fe de que va a ser la última intervención y ya está. Nos olvidaremos de todo esto", se esperanzó Javier para que, sobre todo, Benja vuelva a su día a día después de plantarse en una pelea que surgió de un hecho por demás de violento, en un lugar y un momento en el que nunca nadie se lo podría esperar.
Por Claudio Berón