El eucalipto de la esquina de Tarragona y Comenius está en Fisherton desde hace más de 150 años y vio llegar a la mayoría de los habitantes del barrio. Forma parte de su identidad y de los recuerdos de muchos de los vecinos que crecieron en la zona. Un grupo se organizó para protegerlo, juntó más de 1.500 firmas y busca que sea incluido en el Registro de Árboles Distinguidos contemplado en la ley del árbol provincial, ya que hubo varios intentos oficiales para extraerlo.
El ejemplar fue plantado aproximadamente en 1870 y calculan que en la zona había un gran monte, del cual quedan contados ejemplares. David Thomas Pontin vive a metros de la tradicional esquina y es uno de los integrantes de la comisión “Protegiendo al eucalipto”. Tiene 69 años y desde hace tiempo lucha por mantenerlo a resguardo, incluso arriesgando su propia vida.
Hace doce años caminaba por el barrio cuando notó que había una cuadrilla del municipio lista para hacerle una escamonda y no dudó en tirarse abajo del frondoso ejemplar para impedirles que lo siguieran cortando. El hombre le hizo frente a las grúas gigantes que estaban preparadas para realizar su trabajo y negoció con el ingeniero agrónomo a cargo del operativo para que lo poden cuatro metros más arriba de lo que estaba previsto. “Pero no empezó ahí la lucha”, contó David a La Capital.
En la década del 60 quisieron cortarlo para bajarle la copa y el dueño de la casa de enfrente se los impidió. “Le redujeron la copa dos tercios pero rápidamente volvió a crecer”, recuerda el vecino. Son varias las generaciones que crecieron a la par del eucalipto y luchan por su defensa.
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Antes de la pandemia se enteraron por contactos en la Dirección General de Parques y Paseos que había planes de extraer el árbol por completo. “El pedido viene siendo reiterado por dos frentistas a los que les molesta el árbol. Argumentan que es peligroso, que se puede caer, que invade la calle y podría producir accidentes. El árbol está en una esquina y si alguna vez cae alguna rama, caería en terrenos aledaños a la vía”, explicó David a La Capital. En ese momento realizaron una movida en conjunto con el Centro Cultural Fisherton y le pidieron ayuda a varios concejales. Finalmente el municipio no avanzó.
Sin embargo, hace un mes la historia se repitió. David divisó un amplio despliegue de grúas mientras paseaba por la zona y, una vez más, no dudó en ponerle el cuerpo a la causa. Apoyó su bicicleta en el tradicional eucalipto, se sentó bajo sus hojas y no les permitió que lo sacaran. Rápidamente los vecinos se fueron acercando a la esquina y se sumaron al reclamo. “Un ingeniero agrónomo del municipio nos dijo que el árbol estaba sano y hasta se puso de nuestro lado”, resaltó. Aunque aclaró: "No nos opondríamos a que le hagan una escamonda bien hecha, cuidada y con personal idóneo".
Ante este escenario, nació “Protegiendo al eucalipto”, una comisión barrial que decidió organizarse para garantizar que el ejemplar siga en su lugar y que esto no dependa solo de la buena voluntad de uno de los vecinos. El objetivo principal es que sea incluido en el Registro de Árboles Distinguidos de la provincia, contemplado en la ley del árbol, por su valor natural, cultural y estético. La norma contempla que hay que tener una especial consideración con estos ejemplares.
Según fundamentan, este eucalipto es parte de la identidad de Fisherton y vio asentarse a sus primeros pobladores. La calle en la que se ubica antes de denominarse Comenius se llamaba Calle 1 y constituía una de las vías que estructuraron la urbanización del barrio.
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Los eucaliptos son árboles y plantas medicinales de porte recto. Pueden llegar a medir más de 60 metros de altura, si bien se habla de ejemplares ya desaparecidos que han alcanzado los 150 metros. La corteza exterior suele ser marrón clara con aspecto de piel y se desprende de a tiras dejando manchas grises o parduscas sobre la corteza interior, más lisa.
Preservar el arbolado
David hace hincapié en la necesidad de que las nuevas generaciones tomen conciencia de la importancia que tienen los árboles. Hace poco, alumnos del Instituto Fisherton de Educación Integral realizaron un abrazo simbólico al tradicional ejemplar de eucalipto y le dejaron un cartel que reza "Te abrazamos y te protegemos". Además, se realizó una lectura de cuentos y poemas bajo su sombra.
La relevancia del arbolado público y los beneficios que aportan a la vida en las ciudades se hace patente cada vez que las temperaturas trepan por encima de los 30 grados, como viene sucediendo. "Estamos viendo que se quitan ejemplares muy valiosos, que no existen más y que son únicos", criticó el vecino.
Por último, aseguró que "hay una desidia y un ataque contra el arbolado por parte del municipio". "No se entiende que es lo único que nos va a salvar del calentamiento global", concluyó David.
Como viene contando La Capital, no es la primera vez que los ambientalistas advierten que "la ciudad carece de políticas concretas para preservar el arbolado" y señalan que con la reactivación de la construcción en la ciudad se han talado especies de gran porte.