Las imágenes de las ciudades de Buenos Aires y La Plata inundadas de mosquitos, con ejemplares tomando paredes enteras e interrumpiendo las actividades cotidianas, causaron sorpresa en buena parte del país. Son ejemplares de mosquito charquero que, como su nombre los define, desarrollan sus larvas en charcos o cuerpos de agua temporarios que se inundan con las lluvias. La aparición de la especie se da a nivel regional y Rosario también está expuesta a que una nueva ola de estos mosquitos llegue, como ya ocurrió a principios de enero por efecto de los vientos.
El director del Control de Vectores de la Municipalidad, Carlos Tasinato, explicó a La Capital que el fenómeno en el Amba es igual al que se registró en diciembre, con "precipitaciones recurrentes y temperaturas adecuadas" para que aparezcan nuevamente estos ejemplares, llamados Aedes albifasciatus y que tienen una distribución que cubre todo el país, desde Tierra del Fuego al norte.
"Es un fenómeno regional más que de la Capital Federal. No podemos aseverar que no pase acá, deben darse condiciones propicias", detalló el especialista.
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El mosquito Charquero proliferó en el verano en la ciudad y aún se resiste.
El desarrollo del mosquito charquero se da a partir de que sus hembras ponen huevos en tierra húmeda que es inundable. La sequía que se dio en el país durante los últimos tres años provoca que, con la acumulación de lluvias desde la primavera hasta hoy, salgan ejemplares de huevos que fueron implantados en años anteriores. La eclosión de esos nuevos mosquitos se da masivamente en simultáneo.
Al respecto, Tasinato explicó: "El tipo de lluvia va a incidir. Si una lluvia cayó y escurre pronto, no queda estancada y no van a existir muchos reservorios, pero si el agua escurre lento, persisten charcos, zanjones de cierto tamaño y se mantienen por unos días (una semana o más) permite al mosquito de este tipo que se desarrolle por que es un breve tiempo que necesita, de entre siete y diez días con estas temperaturas veraniegas".
La llegada de mayores lluvias -producto del desarrollo de El Niño- trae a Rosario mayores niveles de humedad y de sensación térmica, dos variables fundamentales para el desarrollo de mosquitos. Este año, los reclamos de vecinos para aumentar la frecuencia de fumigación hicieron que varios espacios públicos se vieran envueltos en nubes blancas destinadas a disminuir la población de estos insectos, que sigue desarrollándose sin mayores problemas en la región.
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De todos modos, no sirve fumigar todo el tiempo ya que afecta a otros insectos que son depredadores naturales de los mosquitos y, simplemente, hay que convivir con un insecto que existe desde hace cientos de años en una zona como el litoral. Los ejemplares tienen mayores probabilidades de desarrollarse en ambientes con dos factores característicos de la zona, como el calor y la humedad, y los tres años de sequía (período en el que, aun con condiciones desfavorables, también hubo en cantidad) colaboran para que el ecosistema se desequilibre.