En la Universidad de Buenos Aires (UBA) fueron presentadas las conclusiones de una investigación que llevó adelante María Fernanda Giavedoni, presidenta del Colegio de Cosmetólogos de Santa Fe, que muestran "muy buenos resultados" en el tratamiento del acné con un aceite en base a cannabis, que se produce en Rosario.
Los pacientes que recibieron dos veces al día durante tres meses este producto se lo aplicaron mayormente en su domicilio y cada quince días en el gabinete cosmetológico (donde además se les hacía evaluación y seguimiento).
Quienes accedieron al tratamiento fueron cuatro jóvenes de entre 18 y 25 años con acné tardío (así se denomina por las edades). No tenían antecedentes de este problema en la piel.
Los resultados "alentadores" de la experiencia fueron expuestos en un auditorio repleto en la UBA, lo que demuestra el interés que genera este tema. "Observamos que disminuyó la inflamación en la piel, se logró que se vea más uniforme y que no quedaran cicatrices. El próximo objetivo es ampliar la investigación a un grupo poblacional mucho más numeroso "y tanto en personas con antecedentes como en aquellas sin antecedentes de acné", según adelantó Giavedoni a La Capital.
El producto que se utilizó en las zonas más afectadas del rostro de estos pacientes fue 420 CBD Relax, de la empresa rosarina 420 CBD Premium, una pyme familiar, la primera en el país en especializarse en cosmética cannábica de venta libre.
El acné es una de las infecciones más frecuentes en todo el mundo. Afecta principalmente a los adolescentes y genera un fuerte impacto psicosocial ya que los pacientes "se encuentran atravesando una etapa muy sensible de su vida", señalaron desde la Sociedad Argentina de Dermatología.
Giavedoni agregó: "Se dan muchos cambios hormonales en esa etapa y empiezan a aparecer los denominados comedones, puntos negros, pápulas y pústulas a los que llamamos normalmente granitos".
En los últimos años tanto los cosmetólogos como los dermatólogos están recibiendo una mayor cantidad de personas que superan la adolescencia y que tienen este problema en la piel. "Se lo puede relacionar al abuso de cosméticos de venta masiva, el aumento del estrés e incluso algunas patologías que no siempre son conocidas por el paciente", dijo la presidenta del Colegio.
Giavedoni hizo una diferencia entre los casos de acné más severos, que en muchas ocasiones necesitan tratamientos con fármacos que deben tener una indicación y seguimiento estricto por parte de los médicos y aquellos más leves que no suelen requerir drogas orales y que pueden tratarse con otros productos.
"Si se necesita tratamiento farmacológico no es área de los cosmetólogos porque allí hay otro tipo de compromiso, que puede ser genético, hormonal. Estos pacientes se atienden con el dermatólogo pero acompañan el tratamiento con el cosmetólogo para paliar los comedones, pápulas y pústulas ya que nosotros ayudamos a desinflamar, descongestionar la piel y tratamos de brindar hábitos para que en domicilio el paciente se higienice con productos adecuados".
Cómo actúa el aceite de cannabis
¿Por qué esta profesional decidió probar con el producto en base a cannabis? "Estudié muchísimo sobre lo que es la cosmética natural y me llamó la atención este aceite aprobado por la Anmat que contiene CBD, que es un derivado del cannabis. Analicé las propiedades que tenía y decidí experimentar para ver qué pasaba en pacientes con acné porque el CBD tiene sustancias descongestivas, regula el sebo y cuenta con propiedades reparadoras de la piel".
Giavedoni mencionó que a los resultados los vio desde la primera sesión: "Los pacientes manifestaban que les calmaba el eritema (piel enrojecida) al día siguiente de la aplicación del producto. Al efecto prolongado lo noté claramente a los 90 días. Observé reparación real de la piel, reducción de los signos y síntomas del acné, menos granitos y sin marcas posinflamatorias".
La cosmetóloga adelantó que está preparando una nueva investigación que abarque a un número importante de personas. Un grupo estará integrado por pacientes con antecedentes de acné y el otro no.
Destacó "la conducta de los pacientes que siguieron los protocolos ya que utilizaban rigurosamente este producto durante el día y la noche (no podían agregar ningún otro producto) y cada 15 días venían al gabinete".
"La suma de esos dos protocolos en gabinete y domicilio es lo que nos permitió ver los resultados que presente en la UBA", dijo.