Una causa judicial que investiga la actividad de una empresa constructora cuyo titular está imputado por estafar a personas que abonaron departamentos bajo el sistema “desde el pozo”, sumó otro acusado. Se trata de un empleado que captaba a los clientes y cobraba las cuotas a los potenciales propietarios. Uno de ellos, que invirtió hace seis años unos 40.000 dólares por un monoambiente que nunca le entregaron, impulsó la denuncia que tramita la unidad fiscal de Delitos Económicos y Complejos.
Hace pocos días, el Ministerio Público de la Acusación (MPA) cerró el círculo sobre las personas involucradas en una causa penal donde se distingue el ardid de la empresa Urbe Construcciones SA, que concretó al menos tres estafas que consistían en captar inversores para construir departamentos “desde el pozo”.
Mudanza frustrada
En diciembre de 2016, uno de los damnificados, Alejandro E., de 45 años, firmó un contrato y pagó casi 500.000 pesos como adelanto de un monoambiente que se construiría en Cerrito 1194. En ese acto, se comprometió a pagar además cuotas mensuales y consecutivas de entre 7.000 y 8.000 mil pesos hasta mediados de 2018, fecha prevista para la entrega del inmueble. En total pagó unos 40.000 dólares.
Pero pasaron los años con idas, vueltas, excusas, postergaciones y promesas incumplidas, y Alejandro jamás recibió el departamento. Luego de intentar recuperar el dinero a través de negociaciones que no prosperaron, denunció los hechos ante el MPA el 24 de abril de 2021.
El fiscal Miguel Moreno posó la lupa sobre el titular de Urbe Construcciones SA identificado como Eduardo Néstor C., y un empleado, Sebastián A., quien se encargaba de captar clientes, cobrar cuotas y confeccionar recibos. A través de varias medidas, se constató que hubo otras dos personas perjudicadas.
En 2015 un inversor desembolsó 521 mil pesos como anticipo de un departamento de 21 metros cuadrados en Sánchez de Bustamante 1301, y otro que en abril de 2018 aportó 390 mil pesos para adquirir un monoambiente de 32 metros cuadrados en el mismo edificio.
Luego de allanamientos, entrecruzamiento de datos y acopio de evidencia que confirmaban las maniobras fraudulentas, la fiscalía dispuso imputar a Eduardo Néstor C. El trámite se realizó a mediados de noviembre de 2021, donde el fiscal Sebastián Narvaja (en reemplazo de Moreno) le endilgó “tres hechos de estafa en concurso real, en calidad de autor penalmente responsable”.
Además, se dispuso la inhibición sobre todos los bienes del empresario. Si bien afronta el proceso en libertad, se encamina a un juicio oral y público por delitos económicos, lo que habilita a solicitar la prisión preventiva efectiva.
Rol preponderante del negocio
Pero como lo había solicitado el denunciante en virtud de los hechos y los roles, ahora quedó comprometido Sebastián A., un intermediario que tenía trato frecuente con los clientes y potenciales interesados, se encargaba de cobrar las cuotas en un estudio contable y promocionaba los emprendimientos inmobiliarios.
En una audiencia que se celebró la semana pasada, quedó imputado como coautor de las estafas. “El círculo se cerró en las dos personas que señalamos desde un primer momento como los autores de las maniobras. Ahora veremos cómo sigue la causa, que lleva un año y se investigó de forma prolija”, indicó Mariano Savia, abogado del denunciante.
>> Leer más: Un constructor prometía cumplir sueños, pero no entregó departamentos
Sobre la función del empleado, el profesional describió que era “clara la división de roles. A él le correspondía interesar, promover el negocio, captar clientes y rubricar recibos informales de los pagos, todo basado en un contrato a través del cual inspiraba confianza. La continuidad del hecho se mantiene en el tiempo para sostener el engaño. Hay hechos demostrativos de la defraudación”.
Maniobras engañosas
Según la acusación, Sebastián A. fue imputado de realizar junto a Eduardo Néstor C. “una serie de maniobras ardidosas y engañosas destinadas a defraudar Alejandro A. en la suscripción del contrato de compraventa” del 1º de diciembre de 2016, lo cual le permitió suscitar “falsas representaciones acerca de la existencia de empresa dedicada al rubro inmobiliario y de construcción.
En base a ello, determinó a la víctima a suscribir el contrato, donde “Eduardo C. asumió la posición de vendedor de un departamento de un ambiente, contra frente, a estrenar, ubicado en Cerrito 1194 piso 6.
De acuerdo a las evidencias, el denunciante desembolsó 495.766 pesos. Y luego el empleado se encargó de extenderle ocho recibos por cuotas de 7.763 pesos, y otros nueve por 3.882 tendientes a cancelar el monto pactado en el contrato original.
Según estudios y referencias técnicas, tasaciones y valores actualizados del departamento al que Alejandro A. jamás se pudo mudar, la estafa asciende a casi 10 millones de pesos.