“Un hermano, un tipo bueno, de esas personas que no podés calificar con una palabra. Nunca te decía que no a nada, vivía para ayudar, un orgullo”. Las frases pertenecen a Omar Debenedetto, tesorero del Centro de Ex Soldados Combatientes de Rosario, y a Micaela Brito, una de las cuatro hijas de Daniel Brito. Este hombre de 58 años que siendo un jovencito peleó en Malvinas murió este 25 de mayo –con diagnóstico positivo de Covid, aunque de muerte natural según los médicos que los revisaron- y era desde hace años el encargado de manejar el camión con el que los veteranos repartían comida y realizaban tareas solidarias.
Justamente hace cuatro días, a raíz de contagios que se produjeron entre quienes preparaban los alimentos, el centro que nuclea a los ex soldados en la ciudad decidió suspender las recorridas hasta fines de mayo. “Salimos hasta el jueves pasado: detectamos que a otros dos muchachos que trabajaban en la cocina les dio Covid y frenamos para que no se contagiara más nadie”, cuenta Debenedetto, aclarando que el vehículo sigue a disposición para que se desarrollen esas tareas sólo que los operativos están a cargo de personal del Ejército. “El sábado fui con él y otros compañeros a Newell’s porque el club se ofreció a hacernos el hisopado y de siete veteranos hubo dos positivos, entre ellos él. Fue el último día que lo vi”, continúa el hombre con entereza, mientras acompaña a la familia de su gran amigo. “Un amigazo”, destaca.
Micaela tiene 27 años y es una de las cuatro hijas de Daniel, quien lo estaba asistiendo en su casa desde el diagnóstico positivo. “Como habíamos estado juntos, me aislé con él. Empezó con fiebre pero estaba tranquilo. Hasta que empezó con tos, tos, se ahogaba, se agitaba”, describe la joven. “Esta mañana a las ocho se levantó y no tenía fiebre, le hice nebulizaciones por la tos y se acostó. Pero tipo diez cuando fui a verlo…”, se interrumpe. “No resistió”, resume.
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Debenedetto abunda que al domicilio asistió un médico del Sies que certificó “muerte natural” como causa del deceso. “Estaba cursando Covid pero sin fiebre; de repente empezó a ahogarse, como si tuviera una bronquitis”, detalló. “Era nuestro chofer, un buenazo. Buen padre de sus cuatro hijas, buen abuelo de sus tres nietos. Bueno en todo, no sé cómo describir a una persona así”, se desespera y admite que le faltan las palabras. “Estábamos todo el tiempo juntos, era un hermano”, alcanza a decir.
“¿Mi papá? Lo más hermoso que había en el mundo, nunca te decía que no a nada”, agrega la hija. “Todo el día estaba pendiente de ayudar, de lo que pasaba en el centro de excombatientes, de ir al galpón (de la calle Acevedo, en el barrio Stella Maris de zona oeste, donde desde el año pasado se preparan las raciones calientes), de darle de comer a la gente”, se emociona Micaela, que trabaja como empleada gastronómica.
“Él estuvo en Malvinas, en la Infantería marina. Le encantaba coleccionar cosas de las Malvinas, ocuparse de los hijos, de los nietos, estar con sus compañeros y con la gente. Vivía para eso”, continúa la chica sobre su papá, que había quedado viudo hace seis años. Lo evoca en el centro de ex combatientes, al que iba permanentemente, dice, y encargándose del mantenimiento del camión, al que cuidaba mucho. “Se fijaba si había que arreglarle el motor, le encantaba, o las luces”, se despide.
Pero da la sensación de que esta luz, en la huella de su ejemplo solidario, sigue encendida.
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Los ex combatientes de Malvinas continúan manteniendo vivo el recuerdo de los héroes que dejaron la vida en la guerra.
Una pesada carga liberada en la ayuda a otros
“No estaba internado sino aislado en la casa desde que le dio positivo (el testeo de Covid). No tenía nada grave, estaba con fiebre que subía y bajaba. Esta mañana se levantó, la hija le preguntó si estaba bien. Dijo que sí, que se volvía a acostar. Ella aprovechó para ir a la farmacia a comprar remedios y cuando volvió estaba muerto”, confirma Julio Mas, uno de los referentes del Centro de Ex Soldados Combatientes de Malvinas de Rosario y quien desde el viernes pasado está manejando el camión.
“Estaba controlado”, insiste Mas sobre Daniel Brito, y detalla que este lunes a la noche fue a verlo un médico de emergencias que lo controló y “le dijo que se siguiera cuidando. No se desatendió en ningún momento”.
A Daniel Brito el final lo alcanzó un 25 de mayo, Día de la Patria. “Todos los veteranos de guerra cargamos con una derrota encima, el tema de sentirte que no podés hacer nada. Ir y dar un plato de comida caliente, manejar un camión con el que sabés que comen 200 personas es algo que nos libera mucho de esa carga”, concluye Julio Mas.